El Rey don Juan Carlos ha roto su silencio. Su biógrafa y amiga franco-venezolana, Laurence Debray, historiadora y escritora, habla de sus sentimientos y de su vida y examina e investiga a la figura histórica en un libro inesperado, Mon roi déchu (Mi Rey caído), de la Editorial Stock. El ensayo ha salido esta semana a la venta en Francia, se publicará en España en abril de 2022 (Editorial Debate) y ¡HOLA! ha tenido acceso a las 272 páginas.
“Escribo un libro sobre usted”.
“Me parece una muy buena idea”.
“Su vida es una novela; Juan Carlos se convirtió en mi novela”… “He vuelto a encontrar a mi Rey expatriado . Liberado de su imagen y de su reino… Sentado en la mesa, está curvado mirando una tableta… Se da la vuelta. Abre los brazos… Con él, hay que vivir como antes. Siempre le gustó el riesgo. ¿Habrá conocido el miedo algún día en su vida? Conserva este aplomo que desprende una fuerza indomable”.
“El Rey no va vestido de Rey. Lleva un polo, pantalón de tela y deportivas. Se le podría confundir con un turista”… “No sé si su polo es demasiado grande o si ha perdido peso. ‘He perdido doce kilos’, se jacta”.
A pesar de sus problemas físicos —sigue caminando con la ayuda de un bastón—, la autora cuenta que don Juan Carlos ya no tiene la cara hinchada por los medicamentos, que está en forma y que su aspecto es saludable.
Ha perdido doce kilos, habla con cierto pudor de los amigos que le dieron la espalda, pero no se queja de nada y en sus palabras no hay rencor ni amargura
La infanta Doña Pilar tenía razón
Aun así, a Debray le asombra verlo en la situación en la que se encuentra. Lo retrata triste, herido, decepcionado por los que le abandonaron — “los amigos que le dieron la espalda. Incluso los que le deben riqueza y fama”—, pero recalcando siempre que nunca se queja de nada —la infanta doña Pilar tenía razón, “en esta familia, uno nunca se queja”— y que en sus palabras no hay amargura ni rencor... “No se da por vencido. Sigue siendo indomable, a pesar de todo”.
En Abu Dhabi, pasa los días entre llamadas de teléfono a su familia y amigos. Le gusta estar al tanto de todo lo que sucede y sigue la actualidad con enorme interés. “España permanece, obviamente, en el corazón de sus preocupaciones. El porvenir de la monarquía, la primera de sus inquietudes”.
El Rey Juan Carlos está convencido de que ‘Doña Letizia es una madre ejemplar para sus dos adorables herederas’
Laurence Debray cuenta que no evita las preguntas —no hay evasivas—, que sigue siendo igual de sincero y que habla abiertamente de la situación delicada en la que se encuentra… Y de la relación con su familia.
Ni una sola palabra negativa sobre Felipe VI
Aunque no de la manera en la que se ha publicado estos días. La información que acompaña al contenido del libro, adelantada por la revista francesa Paris Match, es más una interpretación del autor que los hechos que aparecen descritos en Mi Rey caído. Especialmente lo que atañe a la relación con su hijo, Felipe VI, reproducidos estos días por la mayoría de la prensa española.
“El porvenir de la monarquía es la primera de sus inquietudes”. Cuando habla del Rey, “su orgullo no tiene límite. Su cara rebosa ternura”...y “se muestra lleno de satisfacción”
No solo no hay mención a que no recibió una llamada de su hijo el día de su ochenta y tres cumpleaños , sino que en ningún momento la autora o el propio don Juan Carlos hacen referencia alguna a que la relación entre ambos esté rota.
Más bien, y por lo que respecta al anterior Jefe de Estado, todo lo contrario, y la autora es clara. A lo largo de las páginas, Laurence Debray destaca que don Juan Carlos no tiene una sola palabra negativa ni agria sobre Felipe VI . Le profesa un inmenso respeto y cariño y se refiere siempre a “el Rey” o “mi hijo”. “Cuando don Juan Carlos habla de su heredero, su orgullo no tiene límite. Su cara rebosa ternura… Y se muestra lleno de satisfacción… Es un Rey preparado y sereno”. Y en cuanto a la Reina, don Juan Carlos está convencido de que “Letizia es una madre ejemplar para sus dos adorables herederas”.
No se siente solo
Don Juan Carlos explica en el ensayo que no se siente solo en Abu Dabi porque “tengo buenos amigos aquí”, y cuando la autora intenta ponerle una fecha a su regreso a España, dice que “no tengo ni idea. ¡Algunos están muy contentos de que me haya ido!”. Pero, eso sí, reconoce que su sueño es volver a Madrid… “¡Solo tengo que coger un avión!”.
A diferencia de lo publicado, en el libro no se hace referencia alguna a que la relación entre Don Juan Carlos y Felipe VI esté rota ni tampoco a que no recibiera una llamada de su hijo el día de su ochenta y tres cumpleaños
El monarca añade que “hacía frente a muchas presiones”… Y que no se instaló en Galicia con sus amigos y compañeros de regatas porque “me habrían perseguido a todas partes los periodistas. Desde aquí, no molesto a la Corona”.
La autora señala entonces: “Me confiesa como un secreto que un cómplice le manda jamón serrano”. Es un capricho que compensa la distancia, la nostalgia de su gente, su casa.
De la tristeza a las risas
Es un libro muy personal. Laurence Debray y don Juan Carlos conversan siempre en francés, el idioma de su juventud y de su intimidad… Cabe todo, de hablar de la muerte de su primo, el marido de la Reina Isabel II, a la anécdota.
El entierro “fue magnífico, muy conmovedor y elegante”, dice el padre de Felipe VI. Y añade la autora: “En España también se entierra bien”. “El entierro de mi padre fue muy bonito. Ahora, me toca pensar en el mío”, concluye el monarca.
Del funeral de su primo, el duque de Edimburgo, dice que “fue magnífico, muy conmovedor, y elegante... También el entierro de mi padre fue muy bonito. Ahora, me toca pensar en el mío”
Y de la tristeza a las risas, muchas… Cuando don Juan Carlos le cuenta que en sus primeras “verdaderas vacaciones”, después de su abdicación, paseaba por Hawái. Estaba en un café y oyó cómo unos españoles decían en voz baja: “Se parece a Juan Carlos, pero cómo va a ser él”. Finalmente, acabó sentándose con ellos para tomar algo.
Laurence Debray también reconoce que la capacidad de adaptación de don Juan Carlos la sigue sorprendiendo. Y esto incluye el manejo de las nuevas tecnologías: WhatsApp, Zoom... ¡Hasta sigue por Internet la Misa en la Zarzuela! Es un Rey a la última. “Tiene la fuerza de los supervivientes”.