Horas después del fallecimiento de doña Ana Martín y después de ser velada en Cantora por algunos de sus familiares más cercanos, la madre de Isabel Pantoja fue trasladada al tanatorio de Jerez de la Frontera para ser incinerada. Los restos mortales de doña Ana abandonaron la finca alrededor de las siete de la tarde en un coche fúnebre seguido por otro vehículo en el que viajaba Agustín Pantoja junto a unos amigos de la familia. Isabel Pantoja, rota de dolor por la pérdida de su madre, no ha podido abandonar su hogar tras sufrir uno de los golpes más duros de su vida. Para la cantante, su madre lo era todo, "lo más grande que tenía en la vida", su apoyo, su confidente y después de darle su último adiós tras los muros de su finca, no tuvo fuerzas y prefirió vivir en la intimidad su dolor y mantenerse alejada del foco mediático.
Agustín, muy afectado, fue quien salió de Cantora en un vehículo blanco siguiendo a la comitiva fúnebre rumbo al tanatorio, donde esperaba la llegada de los restos mortales de su madre, Bernardo, el mayor de los hermanos y padre de Anabel Pantoja, que acudió junto a su esposa, con el semblante embargado por la emoción y sin poder hacer declaraciones. Tres horas más tarde, sobre las diez de la noche, el hermano de Isabel Pantoja regresaba a su hogar con una bolsa en la que previsiblemente irían algunos enseres personales de la fallecida.
Los nietos de doña Ana, Kiko Rivera, Isa y Anabel Pantoja no llegaron a tiempo al tanatorio para asistir a la incineración de su abuela. Llegaron a la Península alrededor de las once de la noche procedentes de La Graciosa, la isla canaria donde contraerá matrimonio Anabel el próximo 1 de octubre con Omar Sánchez, dispuestos a abrazar a Isabel Pantoja en un momento de tanto dolor. Pese a las desavenencias con su madre, su hijo Kiko lo tuvo claro al enterarse del fallecimento de su abuela. "A mí se me ha muerto mi abuela, pero a mi madre, sea de la manera que sea, se le ha muerto su madre… así que yo voy a ir a Cantora. Si me dejan pasar le daré un abrazo a mi madre y me iré. Si no me dejan pasar, me iré igualmente", señaló en un audio emitido en Sálvame. El reencuentro por fin se ha producido después de un año de enfrentamiento entre madre e hijo. Ha sido ineludible, a Isabel Pantoja se le ha muerto una de las personas que más quería en el mundo. La que confió en ella, la que le apoyo en los buenos, pero también en los malos momentos y la que se ha ido dejando sumida a la artista en una profunda tristeza. Kiko dejó a un lado sus problemas y corrió al lado de su madre, que tanto cariño necesita en estos momentos.
Isabel Pantoja ha vivido todo este tiempo por y para la matriarca de los Pantoja, sobre todo en los útimos años que la salud de doña Ana era muy delicada. Hacía cuatro años que a doña Ana no se la veía en público y la última vez que salió fue solo para apoyar a su hija en su reaparición en los escenarios de Madrid tras sus problemas con la justicia y su paso por prisión. Era una mujer discreta, dispuesta a atender las necesidades de su hija, pero siempre a la sombra de la cantante. Así hablaba de ella su hija Isabel: "Siempre ha estado cuatro pasos por detrás. Cuidando de su hija. Nunca ha abierto la boca, nunca ha dicho nada. Doña Ana María Martín Villegas de Pantoja es mi madre, pero también madre de tres hijos más", señaló hace varios años en el programa de Carlos Sobera Volverte a ver. "Lo más importante que ha hecho mi madre por mí es darme la vida. Por mucho que haya hecho por ella, nunca será bastante. La amo", fueron las emocionadas palabras hacia su madre.
-Primeras imágenes de Isa Pantoja y su reacción tras conocerse el fallecimento de su abuela