Amelia Bono forma parte de esa especie única de mujeres que, sin ser princesas, han crecido en un palacio desde pequeñas. La mayor de los cuatro hijos del expolítico José Bono tenía dos años cuando su padre se convirtió en presidente de Castilla-La Mancha, cargo que desempeñó durante veintiún años. La familia eligió como residencia oficial el palacio de Fuensalida, de Toledo: una joya de la arquitectura mudéjar que, en el siglo XVI, fue sede de la corte de la Emperatriz Isabel de Portugal, esposa del Rey Carlos I. Los Bono recibieron la visita de la Familia Real, de grandes personalidades y mandatarios internacionales, como Lady Di y el príncipe Carlos, Bill y Hillary Clinton o Raísa Gorbachova, la que fuera primera dama de la URSS. Cada vez que había un acto de relevancia institucional, la pequeña Amelia asistía ilusionada al momento en el que su madre, Ana Rodríguez Mosquera, abría su armario, lleno de elegantes vestidos, y desenfundaba el maletín del maquillaje. Fue así cómo descubrió su pasión por la moda, un mundo para el que estaba predestinada.
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Hoy, es ella la que despierta la admiración por su estilo : se ha convertido en un referente del buen gusto en las redes sociales. Su perfil en Instagram seduce a casi 400.000 seguidores. Allí no solo comparte consejos de estilismo y de gastronomía, sino que exhibe sin pudor otra de las claves de su éxito: su singular humor. Se encuentra en un momento lleno, de cambios y tiene la capacidad de ponerle una sonrisa a todo. Una alegría que se amplifica cuando muestra su orgullo por sus cuatro hijos. En las redes también demuestra su complicidad con sus padres y sus hermanos: Ana, abogada de profesión; Jose, jinete, y Sofía, la joven estudiante de interiorismo, de veinte años.
“Miro al futuro con ilusión, optimismo, deseando seguir disfrutando de mi familia y amigos y, sobre todo, viendo felices a mis hijos, que son el motor de mi vida”
Como enamorada de los niños desde adolescente, Amelia estudió Magisterio Infantil en la Universidad Complutense de Madrid, pero nunca ejerció. Al terminar la carrera, entró a formar parte del departamento de compras de una compañía de moda y, más tarde, se ocupó, junto a su madre, de la gestión de varias tiendas de joyería. Hasta ahora, cuando Amelia nos anuncia una etapa profesional en la que se ha volcado como prescriptora de moda y estilo de vida. Convertida en modelo de excepción, la influencer da el salto a nuestras páginas para posar con las tendencias de este otoño. Acaba de cumplir cuarenta años y nos cuenta sus próximos proyectos personales y profesionales. Inicia así una nueva andadura en la moda, su universo soñado, con la ilusión intacta de aquella niña que se quedaba fascinada con el ritual de su madre mientras derrochaba elegancia para recibir a la élite en su palacio de Toledo.
—¿Cómo se presenta el arranque de este nuevo curso?
—¡Con mucha ilusión! Después de estos años difíciles de pandemia que hemos vivido todos, tengo varios proyectos profesionales que me encantan y ganas de seguir viendo bien a mi entorno y disfrutar con ellos.
—¿Cuáles son esos nuevos planes laborales?
—De momento no me dejan contarlos, pero estoy bastante enfocada en mis colaboraciones como imagen, apoyando a marcas de las cuales soy embajadora. Después de unos años al frente de varias tiendas de joyería, comienzo una nueva etapa donde mi día a día profesional es mi familia virtual en redes sociales: estoy creando contenido para ellos tratando de ofrecerles ideas, inspiración y compartir con ellos mis mejores momentos.
“Después de unos años al frente de varias tiendas de joyería, comienzo una nueva etapa donde mi día a día profesional es mi familia virtual en redes sociales”
—¿Impone ser un referente de estilo para tanta gente?
—Si es así, para mí es un halago. Me encanta la moda y es una alegría poder inspirar si sirve de referente. Me gusta mezclar looks y, generalmente, son bastante accesibles y prácticos. Creo que eso ayuda a la hora de proponer ideas que no sean imposibles.
—¿Desde cuándo sientes conexión con la moda?
—Siempre me ha gustado. Me encantaba ver a mi madre arreglarse cuando acudía a alguna cena o evento. Ha sido muy presumida y he aprendido mucho de ella.
—Sobre tu faceta de influencer, ¿hacia dónde te gustaría seguir creciendo?
—Me gusta interactuar con mi familia virtual y que ellos disfruten como yo cuando les enseño cosas nuevas. La verdad, es otra parte de mi familia de la que estoy muy agradecida y es increíble el vínculo que se crea a través de las redes sociales. No pienso mucho en cómo crecer en ese sentido. Mi cuenta de Instagram surgió de forma natural y trato de que siga siendo así, sincera. Siempre, por supuesto, intento mejorar el contenido que ofrezco y ser capaz de sorprender para divertirnos juntos.
—¿En qué medida te afectan las críticas en las redes sociales?
—Trabajando de esta forma sabemos a lo que nos exponemos. Intento que no me afecte cuando no son muy respetuosas, pero siempre que las críticas sean con respeto son bienvenidas. Es una plataforma abierta y parte de su éxito creo que es esa cercanía. Yo atiendo a los comentarios y aprendo con muchos de ellos.
“Acabo de cumplir cuarenta años y, aunque reconozco que echo poco la vista atrás, estoy superorgullosa de trabajar en lo que me gusta y de haber formado la familia más maravillosa, que es mi motor y mi mayor satisfacción”
—¿Googleas tu nombre para ver lo que escriben sobre ti?
—No, no me gusta… Reconozco que, alguna vez, por querer ver qué decían, lo he hecho, pero no es algo que, en especial, me preocupe.
—Habrás notado también el cariño de la gente… ¿Qué es lo más curioso que te ha sucedido en este sentido?
—Sí, la mayoría de la gente es cariñosa y amable conmigo y con mi familia. ¡Estoy superagradecida a todos ellos por acompañarme y compartir ese tiempo conmigo!
—¿Qué es lo que nunca exhibirías en las redes?
—¡Hay muchas cosas que no enseño! Instagram es solo una parcela de mi vida. Creo que es importante mantener ese equilibrio y parte de la privacidad.
—Te animas con todo, has llegado a bailar en TVE... ¿Qué sueño profesional te queda por cumplir? ¿Te animarías con la política?
—Me temo que no me veréis en política… La televisión, la verdad, fue una experiencia maravillosa y que siempre recordaré. Conocí a gente estupenda y me lo pasé genial. Con respecto a los sueños, me encanta todo lo que tenga que ver con la moda. Quizá, poder sacar una colección propia es algo que he pensado, pero, siendo los niños pequeños, es más complicado aprender todo lo necesario para ello. Así que esa puerta sí la dejo abierta a que pueda ser una realidad algún día. De momento no tengo nada previsto, pero nunca se sabe… ¡Ojalá pronto pueda contaros nuevas noticias en ese área!
—Este año has cumplido cuarenta años, ¿cómo lo has celebrado?
—Como siempre, con mi familia y amigos. Fue un cumpleaños muy especial. ¡Me siento afortunada!
“Reconozco que alguna vez he googleado mi nombre por querer ver qué decían, pero no es algo que, en especial, me preocupe”
—¿Te preocupa el paso de los años?
—No, creo que hay que celebrar el cumplir años y disfrutar evolucionando y aprendiendo…
—Cuando echas la vista atrás, ¿estás satisfecha con lo que has conseguido?
—Siempre pienso en lo que vendrá y reconozco que debería disfrutar más el presente. Soy igual que mi padre y ya no creo que cambie, aunque, como dice él, la vida te tranquiliza un poco… ¡aunque lo dudo! (Risas). Acabo de cumplir cuarenta años y, aunque reconozco que echo poco la vista atrás, estoy superorgullosa de trabajar en lo que me gusta y de haber formado la familia más maravillosa, que es mi motor y mi mayor satisfacción.
—¿Y hay algo que cambiarías?
—No, no cambiaría nada, la verdad. Estoy feliz con todo lo que me ha regalado la vida.
—Creciste en un palacio, ¿te has sentido diferente por esto en alguna ocasión?
—No, porque desde pequeña era así y lo tenía normalizado, para mí era, simplemente, mi casa. También debo mucho a mis padres por la educación que nos han inculcado. Nos hicieron vivir todo con normalidad y eso, al final, creo que es lo más importante.
—¿En qué medida te ha afectado nacer en una familia conocida?
—No he conocido otra cosa, es mi normalidad, por lo que me cuesta saber qué hubiera sido diferente. Creo que he sido muy afortunada con mi familia, pero también lo sería si no fuese conocida. ¡Soy inmensamente feliz con ellos!
—¿Echas de menos el anonimato?
—Sí, en algunos momentos. (Risas).
“¿Sueños que me queden por cumplir? Me temo que no me veréis en política… Quizá, poder sacar una colección propia es algo que he pensado. Dejo abierta esa puerta para que pueda ser una realidad algún día”
—Todo el mundo que te siga en las redes sociales puede llegar a la conclusión de que eres una mujer con un gran sentido del humor. ¿También eres así en los momentos complicados? ¿Te consideras una mujer fuerte?
—En momentos complicados o difíciles, me he dado cuenta de que sí que lo soy. Creo que ayuda el ser optimista e intentar casi siempre ver el lado positivo de las cosas.
—¿Cómo miras al futuro?
—Con ilusión, optimismo, deseando seguir disfrutando de mi familia y amigos y, sobre todo, viendo felices a mis hijos, que son el motor de mi vida.