En la boda de Elena Furiase y Gonzalo Sierra, celebrada el pasado 18 de septiembre en la localidad gaditana de Vejer de la Frontera, hubo reencuentros, emoción, sorpresas, homenajes... y una esperada reaparición: la de Carmen Flores . Retirada desde 2019 (durante una gira por Argentina se despidió en plena actuación), no ha vuelto a subirse a un escenario ni a cantar y apenas se deja ver en público.
Todos los asistentes a la boda la saludaban con cariño, respeto y veneración. Y la mayoría resaltaba el gran parecido entre la artista jerezana y su hermana Lola, no sólo en el físico sino también en su voz. Cuando la tía de Lolita y Rosario tomó el micrófono para dedicarle unas palabras a Elena: “Te adoro. Me gustaría que pensaras que, al no estar tu abuela, estoy yo en su representación”, muchos de los allí presentes destacaban que era como oír hablar a La Faraona.
Subida a sus tacones, a pesar de haber cumplido ya los 85 años, con sus piernas delgadas y tonificadas, y su pelo negro -hace años que decidió volver a su color y abandonar el rubio- recogido en una coleta, Carmen era la viva imagen de su hermana. Hasta Lolita señaló que siempre que la ve, se emociona, “porque es como si estuviera viendo a mi madre”.
Carmen también quiso dejar un pellizco de su arte durante la fiesta flamenca que se improvisó en la boda de Elena. Aunque ya no canta ni en la ducha, como ella misma ha reconocido en alguna ocasión, esta vez hizo una excepción y acompañó a Lolita por bulerías, además de marcarse unos pasos de baile que de nuevo trajeron a la memoria de todos a su hermana.
Artista de raza, desde que debutó a los catorce años cantando junto a Lola, ha tenido una sólida carrera, sobre todo en Latinoamérica y en especial en Argentina, donde es una institución. Carmen admitía hace unos meses que “nunca, nunca imité a mi hermana y mucho menos después de muerta”. Así se lo confesó a Toñi Moreno en su espacio de Canal Sur, donde la madre del ex futbolista y entrenador Quique Sánchez Flores también recordó con humor: “Mi hermana me decía: ‘Si yo tuviera tu voz…’ Y yo le decía: ‘¿También quieres mi voz con todo lo que tienes? ¿Qué me vas a dejar a mí entonces?’”.