Desde su estreno el pasado 28 de diciembre en Antena 3, Mi hija, Kizim en su idioma original, se convirtió en una de las series preferidas por el público que sentía como suyas las historias que vivían Demir (Buğra Gülsoy) y su hija Öykü, papel interpretado de manera magistral por la pequeña Beren Gökyıldız, quien ha conseguido robar el corazón de la audiencia capítulo a capítulo y ha logrado que nadie pueda apartar sus ojos de ella cuando hace su aparición en pantalla. Una ficción que ha conmovido a los espectadores con una historia de amor única entre un padre y su hija y que este domingo ponía su broche de oro con un dulce final para un drama que, no solo nos ha hecho llorar, sino que también ha sabido hacernos sonreír con la peculiar relación y las ocurrencias de los dos protagonistas a los que ya sentimos como parte de la familia.
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Demir comienza con dos buenas noticias: por un lado, va a ver una casa en el barrio y, gracias al dinero que le dio Ömer, es capaz alquilarla. Por otro, cuando llega al restaurante, Semih le enseña la maravillosa reseña que ha publicado el crítico gastronómico por lo que las reservas se han disparado y le comunica que: “A partir de ahora serás nuestro maître. ¡Enhorabuena!”. Por su parte, Ugur logra reunir a Müfide y Hüseyin para cenar en familia, hablan sobre los preparativos del enlace y deciden celebrarlo en el vecindario. “¡Habrá una boda doble!”, concluye Demir. A la mañana siguiente, el protagonista lleva a Candan (Leyla Lydia Tuğutlu), su futura esposa, y a Öykü a conocer la que será su nueva casa. Al verla, la pequeña se muestra muy feliz e ilusionada: “Es perfecta y, además, tiene jardín”.
Todo el vecindario se ha vestido de gala para acoger la boda doble y están preparados para el gran evento, pero entonces Ugur, el otro novio, se da cuenta de que no ha recogido las alianzas. Sus amigos, Cemal y Demir, lo acompañan a la joyería a buscarlas. Una vez allí, se verán envueltos en un serio problema que hará que se retrasen sus planes cuando llegan unos atracadores. Tras vaciar vitrinas y expositores, los ladrones exigen al hijo de Müfide que les dé también la caja que esconde en sus manos. "Ni loco. Antes tendréis que dispararme", afirma encarándose con los atracadores. Sus dos grandes amigos, muy valientes, deciden actuar de manera conjunta y logran desarmar a los delincuentes, haciéndose así con la situación. Llamando después al comisario Hüseyin para que se haga cargo de ellos enviando una patrulla.
Mientras llevan a cabo los preparativos, Candan recuerda con mucha nostalgia cuando conoció a Demir y todas las cosas por las que han tenido que atravesar juntos por el bien de Öykü. Candan le revela a la niña que está muy agradecida por la sorpresa que le ha dado y que consistía en que la pequeña, al enterarse de que la futura mujer de su padre no quería comprarse el vestido de novia con el que soñaba por no gastar dinero, se lo hace saber a su padre y los dos le compran el traje por el que suspiraba y se lo hacen llegar en una caja el día de la boda. Ha recibido el regalo más especial de su vida y solo puede decirle a Öykü: “¡No puedo agradecer más la suerte de tenerte!”.
"Sí, quiero" y felicidad por partida doble
Se trata de una boda doble, pero ninguno de los novios ha llegado, por lo que Sevgi y Candan se encuentran muy nerviosas ya que los invitados no paran de llegar y sus futuros esposos aún no han llegado. Cuando lo hacen, tanto Demir como Ugur se quedan completamente deslumbrados por la belleza de las novias y, por fin, puede dar comienzo la ceremonia.Tras la boda, las parejas comienzan a bailar y se muestran sumamente felices, Hüseyin, Müfide y Öykü son los más disfrutan del momento. Candan está emocionada, aunque le confiesa a Demir que le hubiera gustado tener a sus padres con ella para compartir ese momento tan especial.
De vuelta a sus clases después de la gran celebración, Öykü lee una redacción frente a sus compañeros donde habla de cómo su familia ha sido tan única y de lo mucho que significa para ella, además les confiesa la trasformación que ha sufrido su vida ya que antes estaba muy sola.
Demir, Candan y Oyku ahora son una familia muy unida, esa noche, instalados en su nueva casa la pequeña llama “Mamá” a Candan por primera vez. Cuando Demir acuesta a su pequeña, le cuenta un cuento, que al mismo tiempo es un reflejo de la historia que ha vivido Öykü: “La princesa transformó a ese hombre de corazón de piedra en padre. Vivieron felices por siempre jamás y nunca se separaron”. Le confiesa que sintió mucho miedo con la paternidad y que antes era un “ogro”, pero que ella había transformado su corazón de hierro al convertirlo en padre. Dejando claro que, no hay nada que no pueda lograr el amor verdadero.