Dos familias distintas de la aristocracia europea que se unen en buena sintonía para celebrar la boda de su hijo e hija. Eso es lo que hemos visto este sábado 25 de septiembre a las afueras de la ciudad de Palermo (Italia) con los Borbón-Dos Sicilias y los Lindesay-Bethune durante el enlace de don Jaime y lady Charlotte. Unos y otros no escondían la emoción del momento, saludándose con mucho cariño a las puertas de la imponente catedral del Duomo de Monreale que acogía la ceremonia. Como es lógico, no faltaban los besos y abrazos entre todos ellos con motivo de este evento nupcial tan marcado y especial. La alegría era palpable no solo entre los futuros cónyuges, sino también entre los padres del novio y los de la novia. Felicidad absoluta para los duques de Calabria, Pedro de Borbón-Dos Sicilias y Sofía Landaluce, así como para los condes de Lindsay, James Randolph y Diana Mary.
Así fueron las últimas horas de Jaime de la pareja antes de darse el 'sí, quiero'
Flotaba en el ambiente la confianza que se tienen puesto que, desde el principio, entraban juntos al templo el padre del novio y la madre de la novia. Una complicidad que no es de extrañar ya que se trata de dos familias con un linaje importante, una de ellas descendiente de la realeza. En otra de las imágenes, podíamos apreciar también cómo Sofía Landaluce hacía un gesto cómplice con la mirada a su nuera, antes de dirigirse todos ellos en gran armonía al interior de la catedral. Escenas que, sin lugar a dudas, son una muestra evidente de lo bien que se ha acogido en el seno de los dos clanes la boda de Jaime de Borbón-Dos Sicilias y Lady Charlotte Lindesay-Bethune.
Belén Corsini se viste con su dos firmas de confianza en la boda de Jaime de Borbón Dos-Sicilias
La novia llegaba al que es conocido como el "templo más bonito del mundo" a bordo de un precioso carruaje, recibida al son de una banda de gaitas en claro homenaje a sus orígenes escoceses. Allí le esperaba un exultante duque de Noto, que hizo su entrada del brazo de su madre y justo detrás de su progenitor. Acompañándoles en la liturgia, oficiada por el cardenal Gerhard Ludwig Müller, estaban representantes de diferentes casas reales y de la aristocracia del viejo continente, entre ellos los duques de Huéscar, Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo, y los condes de Osorno, Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini, puesto que el linaje de ambos entronca con diferentes dinastías. También acudía Carla de Bulgaria acompañada de su hijo Mirko. El vestido de la novia se componía de un espectacular velo y una tiara familiar, look con el que apostaba por una diseñadora británica de alta costura. También el conde de Lindsay dejaba clara su procedencia con un chaleco de cuadros en su traje.
Los escenarios de la boda italiana de Jaime de Borbón-Dos Sicilias y Charlotte Lindesay-Bethune
Entre los invitados se encontraba también el alcalde de Monreale, Alberto Arcidiacono, quien subrayaba ante los medios el "gran honor" que suponía esta cita que "quedará en la historia” de la ciudad, decía. "Nuestras bellezas arquitectónicas se han visto realzadas por la atmósfera de cuento de hadas que ha creado la boda real, en un escenario que esperamos que permanezca en el corazón de los novios, a quienes les reservo los mejores deseos de una larga y feliz vida juntos para todos", apostillaba. Tras la ceremonia, tenía lugar una recepción en honor a los duques de Noto en el Palacio Real de Palermo, excepcionalmente puesto a su disposición "gracias a la sensibilidad del presidente de la Asamblea Regional Siciliana, Gianfranco Miccichè". El lugar elegido no era como cualquier otro, puesto que está cargado de significado ya que sirvió como sede de los reyes de Sicilia.