boda elena furiase hola 4026© Patricia Salinero

EXCLUSIVA: Descubrimos los cuatro vestidos de novia de Elena Furiase

La actriz sorprendió con varios cambios de look a lo largo de toda la celebración


Actualizado 22 de septiembre de 2021 - 11:28 CEST

El pasado 18 de septiembre, Elena Furiase y Gonzalo Sierra contrajeron matrimonio en la finca Dehesa de Montenmedio, situada en Vejer de la Frontera (Cádiz). Hasta allí se desplazaron un total de 290 personas -entre familiares y amigos- que no quisieron perderse un día tan especial para la pareja; un ‘sí, quiero’ inolvidable en el que no faltaron diversión y buena música. Tampoco las sorpresas. Y no solo nos referimos a los emotivos discursos de Guillermo Furiase o Alba Flores -hermano y prima de la novia- o a la canción que interpretaron, al comienzo del baile, las mujeres de la familia. Elena sorprendió con cuatro vestidos en su gran día.

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Boda Elena Furiase© Fernando Junco
Elena eligió un vestido de estilo camisero de manga larga. Una auténtica obra de Alta Costura, del diseñador Roberto Diz, compuesta de dos piezas: una blusa y una falda toda al bies, con una gran cola.

Pasaban casi veinte minutos de la una del mediodía cuando por fin se desveló el secreto mejor guardado de la boda: el vestido de la novia. Elena caminaba del brazo de su padre mientras lucía un vestido de estilo camisero de manga larga. Una auténtica obra de Alta Costura, del diseñador Roberto Diz, compuesta de dos piezas: una blusa y una falda toda al bies, con una gran cola. Pero quizá, lo más llamativo, es que el traje había sido confeccionado con cinco mantones de Manila bordados a mano, de seda en color crudo y con las flores bordadas en blanco. Los flecos de los mantones adornan toda la cola y culminan las mangas.

“Al tratarse de una boda campera, en esta finca y en un lugar tan espectacular como Vejer, al lado del mar, para Elena he querido hacer algo totalmente casual, pero en este tejido tan riquísimo de los mantones de Manila de seda natural”, explica Roberto, que también se encargó de diseñar el vestido de Lolita. Con este look, la novia también quiso rendir homenaje a su abuela, la gran Lola Flores. “No hay que olvidar de quién es nieta y que pertenece a una dinastía que reina en el arte de este país”, añadía el diseñador. Pero ese no fue el único guiño que le hizo a La Faraona, también lució unos pendientes creados a partir de un collar de su abuela.

© Patricia Salinero
El traje había sido confeccionado con cinco mantones de Manila bordados a mano, de seda en color crudo y con las flores bordadas en blanco.

Elena, al contrario que muchas novias, prefirió prescindir del velo. Adornando su pelo, que llevaba recogido en una coleta alta texturizada elaborada por Vicky Marcos, la actriz lucía un aderezo de flores de cristal prendidas una a una. Un detalle sencillo y elegante, elaborado en el taller de Roberto Diz, que le daba el toque definitivo a su look nupcial. Para completar su estilismo, la novia optó por unas espectaculares sandalias de tacón y plataforma en cuero metalizado de color cobre claro brillante de Aquazzura. Por último, el ramo, con una connotación muy especial. Estaba compuesto por manzanilla, salvia, mimosa, olivo y margaritas, una flor con la que la novia quiso simbolizar la sencillez, la pureza y la inocencia.

Un vestido transformable

Cada vez son más las novias que optan por dos looks distintos para su gran día o se suman a la tendencia de los vestidos transformables que, con pequeños gestos, permite que el vestido evolucione sin tener que cambiase. Eso fue, precisamente, lo que ocurrió con el look nupcial de la actriz. Durante la comida Elena se quitó la camisa de su vestido y lució un favorecedor corsé confeccionado también con mantones de Manila bordados a mano. Un look más relajado y acorde al momento.

© Fernando Junco
Durante la comida Elena se quitó la camisa de su vestido y lució un favorecedor corsé confeccionado también con mantones de Manila bordados a mano.

Pero esa no sería la única evolución de su vestido. En el momento del baile, manteniendo el bustier, la llamativa falda de mantones de Manila, dio paso a un diseño midi en tafeta de seda blanca con vuelo. Una favorecedora silueta al más puro estilo New Look que recordaba a aquella creada por Christian Dior en 1947 durante la presentación de su primera colección de Alta Costura.

© Patricia Salinero
La actriz eligió para la fiesta un favorecedor diseño, estilo años 50, que dejaba sus hombros al descubierto.

La transformación del vestido también necesitaba que el peinado y el maquillaje evolucionaran. Por eso Elena reemplazó la coleta por una melena extralarga texturizada con un hilado de trenzas, muy hippie, recogiendo los mechones delanteros para que los pendientes se siguieran viendo. “Para las mujeres flamencas la melena es un símbolo a la hora de bailar y de moverse. Ella quería hacer ese guiño en el momento de la fiesta”, nos cuenta Vicky Marcos, encargada de crear el maquillaje y el peinado de la actriz.

Por último, durante el baile, Elena reemplazó las maravillosas propuestas de Roberto Diz por un  slip dress   ,  también de color blanco, que ya formaba parte de su armario, y unas sandalias plateadas. Un diseño cómodo y de tendencia con el que puso bailar hasta que terminó la fiesta.

© Fernando Junco
Durante el baile, Elena reemplazó las maravillosas propuestas de Roberto Diz por un ‘slip dress’, también de color blanco, que ya formaba parte de su armario.

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