José Sacristán recibió este lunes el Premio Nacional de Cinematografía 2021 en la 69ª edición del Festival de San Sebastián por su magnífica trayectoria profesional. A una semana de cumplir 84 años, el actor de Chinchón pronunció un impecable discurso en el que recordó sus más de seis décadas de trabajo en cine, televisión y teatro. “Yo le quitaba unas cuantas plumas a las gallinas, me las ponía en la cabeza, y me plantaba desafiante ante mi abuela. ‘Virgen santa, un indio’, decía ella. ‘Se lo ha creído’, pensaba yo. Cuando recibí la noticia de este premio, pensé lo mismo: ‘Se lo han creído’. Se han creído que era el estudiante, el pregonero, el de los globos, el recluta, el emigrante, el abogado, el médico, el asesino. Vaya suerte, más de 60 años sin dejar de jugar”, dijo.
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Sacristán dio las gracias a todos los que le habían ayudado en el camino, pidió perdón a sus tres hijos "por el tiempo que el peliculero le ha podido robar al padre" y dedicó unas palabras a su mujer, la actriz y académica Amparo Pascual, que estaba sentada en primera fila. "Gracias por estar ahí. Hago lo posible por estar ahí también".
Pese a conocerlo todo sobre su vida profesional, Sacristán siempre se ha mantenido discreto en el terreno personal. Nació durante la Guerra Civil (1937) y su infancia estuvo marcada por el encarcelamiento de su padre durante la dictadura franquista y la ausencia de su madre, que tenía que viajar de un lado a otro para buscar ayuda. Por ello, él se crio junto a su abuela y a su tío. "Mi madre era mi cómplice, mi alegría, cuando ella aparecía era todo celebración. No había un sitio en el que se estuviera mejor", confesó en el programa Palo y Astilla, de Mamen Mendizábal.
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Sacristán comenzó trabajando como tornero fresador en un taller de un amigo de su padre, pero muy pronto se dio cuenta de que lo suyo era la interpretación. Según ha confesado en alguna ocasión, cuando hizo el servicio militar en Melilla se preparó para actor leyendo todos los libros que había en la biblioteca del cuartel.
El ganador de dos premios Goya se casó con la actriz Isabel Medel, con la que tuvo dos hijos, José Antonio e Isabel. "Pasé hambre en el año 64 del siglo pasado, cuando nació mi hijo. Trabajaba en la Compañía Lope de Vega, pero ganaba 80 pesetas y me salvó el Círculo de Lectores", contó el actor en laSexta.
Tras separarse de Isabel Medel, Sacristán se enamoró de la actriz francesa Liliane Méric mientras rodaba Loverde empieza en los Pirineos. Con ella tuvo a su hija Arnelle en 1978. Sin embargo, esta relación tampoco llegó a buen puerto y el actor tardaría varios años en encontrar al verdadero amor de su vida.
Fue a a mediados de los 90 cuando Sacristán se enamoró de Amparo Pascual, actriz y académica natural de Yunquera de Henares, Guadalajara. El 5 de mayo de 2008, la pareja se casó en la Embajada española de Buenos Aires, aprovechando que el actor estaba en la capital argentina interpretando la obra teatral Dos menos, de Samuel Benchetrit, donde compartía cartel con Héctor Alterio.
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Amparo Pascual ha participado en diversos espectáculos para el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y ha sido dirigida, entre otros, por Pilar Miró, Guillermo Heras y José Carlos Plaza. Además, ha trabajado como ayudante de dirección para numerosos montajes teatrales para la Compañía Nacional de Teatro Clásico y en Óperas y Zarzuela.
Sacristán está muy orgulloso de la familia que ha formado. "Tengo a mi mujer, tengo a mis hijos, tengo a mis nietos", le dijo a Mamen Mendizábal. En otra entrevista, al preguntarle por la jubilación, aseguró: "Es posible que pueda dedicarme a ver películas, oír música y estar con mi mujer, mis amigos y mis hijos". Pero por ahora sigue al pie del cañón, interpretando de manera extraordinaria por los teatros de toda España Señora de rojo sobre fondo gris, de Miguel Delibes, y recogiendo premios por llevar más de 60 años "sin dejar de jugar".