Fue en marzo de 2020, mientras el mundo se paralizaba a causa de la pandemia y la incertidumbre llegaba a todas las casas, cuando a Mabel Lozano le detectaron un cáncer de mama y poco después se sometía a una cirugía de urgencia y a un tratamiento de radioterapia. Todo ocurrió después de hablar con su amiga Paka Díaz, quien acababa de pasar por la enfermedad. Sus palabras sobre la importancia de la autoexploración y las revisiones la llevaron a descubrir que tenía un nódulo. Aquella conversación, como ella misma explica, le salvó la vida porque si lo hubiera descubierto más adelante, el diagnóstico habría sido, seguramente, mucho peor. Ahora, las dos han decidido relatar su experiencia, con un punto de humor –que es la mejor medicina para todo- en el libro Te invito a un mojito, con el que quieren acompañar a las mujeres que se enfrentan a esta enfermedad y que sus vivencias y consejos les sirvan de ayuda.
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Este libro, que sale a la calle el 24 de septiembre, es el cuarto que escribe Mabel –después de El Proxeneta, Pecadoras Capitales y PornoXplotacion-, pero el primero en el que se ha “desnudado” al hablar de ella. Ahora se encuentra muy bien, sigue con un tratamiento hormonal que durará cinco años –como nos decía el pasado mes de febrero- y ha aprendido a ver la vida de otra forma: “Ahora distingo lo importante de lo urgente”, confiesa con la energía positiva que ha tenido siempre y que no perdió ni en los momentos más difíciles. Hablamos con ella y con la periodista Paka Díaz sobre su libro, un relato muy personal en el que han puesto mucho corazón y dosis de humor.
-Mabel, ¿cómo surgió la idea de escribir este libro, Te invito a un mojito?
-Te invito a un mojito nace con una única finalidad: acompañar a otras mujeres a transitar por el camino del cáncer de mama. Para que no se sientan solas, para que tengan menos miedo.
-¿Qué vamos a encontrar en él?
-Dos historias reales, la de Paka y la mía. Contadas con humor, con frescura y sinceridad. Mucha información que nadie te cuenta; consejos muy prácticos, sonoridad, denuncia e incluso recetas de cocina sanas y deliciosas.
-Dices que contáis vuestra experiencia con sentido del humor, ¿te fue difícil encontrar ese punto de humor?
-El cáncer no es inspirador, es una mierda que te toca y te marca de por vida, pero la actitud, aunque no cura, sí ayuda, y en mi caso -sin banalizar la enfermedad-, mi humor está a prueba incluso de tumores malotes.
“Yo me creía inmortal, no pensé que esto me sucedería, ahora, me cuido más, soy más consciente de que nuestro cuerpo es nuestro castillo y hay que cuidarlo y escucharlo”
-Es sano y ayuda mucho intentar tener esa actitud ante los momentos malos, ¿a ti qué te ha ayudado?
-Una red de personas que me han arropado; mi familia, mis amigos...
-Tu marido y tus hijos, ¿cómo vivieron el proceso? Porque al final, la enfermedad la padece uno, pero la viven todos en una familia
-Eduardo, mis niños y mi madre han sido fundamentales, ten en cuenta que me operaron de cáncer durante el confinamiento. Todos encerrados en casa, me cuidaron y mimaron, fuimos una piña.
-¿Te ha costado abrirte en el libro y contar tu experiencia?
-Ha sido un ejercicio muy distinto de mis otros libros, hablar de mí. Al principio sientes mucho pudor, es como desnudarte, después, por el contrario, sientes como si lo estuvieras hablando con una amiga, con muchas amigas, con las que ríes, lloras...
¿Habrías agradecido encontrar un libro parecido cuando te diagnosticaron cáncer’?
Me hubiera encantado, Paka y yo hemos escrito el libro que a ambas nos hubiera gustado devorar, entre otras cosas, ambas nos hubiéramos ahorrado muchas de las secuelas de las que nadie te habla, de las que nadie te previene.
-También cuenta con testimonios de muchas mujeres valientes, ¿quiénes participan?
-Mujeres valientes y resilientes, muchas de ellas, con cáncer de mamá metastásico. El cáncer invisible, del que nadie habla y del que mueren muchas mujeres jóvenes al año.
-¿Crees que a día de hoy todavía hay muchos tabúes, estigmas y desinformación en torno a la enfermedad?
-Desde luego, y es debido a ese vacío por lo que también hemos escrito nuestro libro.
-Lo más importante, ¿cómo te encuentras ahora?
Muy bien, para mí, vivir es un éxito, soy una auténtica disfrutona de la vida.
-¿El cáncer ha cambiado tu forma de ver la vida?
-Yo me creía inmortal, no pensé que esto me sucedería, ahora, me cuido más, soy más consciente de que nuestro cuerpo es nuestro castillo y hay que cuidarlo y escucharlo, cuando grita que pares, hay que parar, respirar y volver a empezar. También ahora, distingo lo importante de lo urgente.
-Llevas años poniendo voz al gran problema de la trata de mujeres y niñas, ¿cuáles son tus próximos proyectos en este terreno?
-Estoy a punto de empezar el rodaje de una docuserie sobre la pornografía.
Hablamos con Paka Díaz
-¿Cómo te “aliaste” con Mabel Lozano para dar vida a este libro?
-Al acabar la radioterapia, escribí un post en mis redes sociales para dar las gracias por el apoyo, pero también para concienciar sobre la importancia de la prevención y alertar sobre que mi carcinoma no se veía en la mamografía, solo en la ecografía. Mabel lo leyó y me llamó. Hacía una semana que la había entrevistado por su documental ‘Biografía del cadáver de una mujer’. Me preguntó cómo estaba, nos pusimos a hablar y la animé a hacerse una revisión. Cuando colgamos, se palpó y notó algo raro. Le pasó como a mí, biopsia y a esperar una semana. Solo que, en el caso de Mabel, todo ocurría en plena pandemia. Desde entonces, no dejamos de hablar. Yo le contaba lo que pensaba que le podía ayudar, lo que había aprendido y lo que me había enseñado Gema, mi hermana pequeña, que tuvo cáncer de mama un par de años antes que yo. Creamos una red de sonoridad, cuidados, información… Mabel me propuso convertirlo en un libro y aquí estamos. Hemos escrito el libro que a nosotras nos hubiera gustado tener cuando nos diagnosticaron. En el libro contamos nuestra intimidad porque nos parece necesario hablar del cáncer sin tapujos, pero también, con algo de humor e ironía para que no te de bajonazo, que bastante duro es ya. Os vais a reír y quizá a llorar con nuestras aventuras, pero también vais a encontrar mucha información útil en plan, ‘compra este sujetador para el postoperatorio que es el mejor y más barato’, o ‘qué hacer si te duele la cicatriz de la operación de mama’.
-¿Qué mensaje queréis transmitir a través de estas páginas?
-Para nosotras lo más importante es que ayude a otras mujeres, y a sus familiares y amistades. Yo acompañé a mi hermana pequeña, Gema, cuando le diagnosticaron cáncer de mama y lo afronté sin saber muy bien qué hacer. Luego lo viví en primera persona y mi hermana me tomó de la mano y me ayudó un montón, como hice yo luego con Mabel. El objetivo de Te invito a un mojito es tomar de la mano a quien lo necesite. Y también hemos investigado mucho para denunciar algunos temas. Por ejemplo, lo mucho que te cuesta conseguir que te hagan una revisión. Con la Covid-19, además, hay un gran atasco en la sanidad que está causando problemas muy graves. Como el caso de la fotoperiodista Olatz Vázquez, que ha muerto hace poco. No se la escuchó adecuadamente, ni se le hicieron las pruebas necesarias a tiempo. Hay que evitar que esto ocurra. Necesitamos una medicina con perspectiva de género y que se invierta más en los centros sanitarios y en contratar a más profesionales. La salud y la sanidad tienen que ser lo primero.
-Te diagnosticaron el cáncer en 2019, ¿cómo ha sido tu experiencia y cómo estás ahora?
-Ahora estoy bien, con los efectos secundarios de los tratamientos y las ‘ITVs’ cada seis meses. Nuestros carcinomas eran hormonodependientes, así que nos toca un tratamiento que dura unos cinco años. Ese tratamiento salva vidas, pero conlleva efectos secundarios de los que se habla poco: cambios de humor, pérdidas de concentración y memoria, desgaste de los huesos y dolores articulares, aumento de peso… incluso te puede causar un tumor en el útero. Cuando se lo cuentas a tu oncólogo, a veces la respuesta es que si quieres un ansiolítico. Algo que nos ha enseñado este camino es que a las mujeres muchas veces no se nos escucha con atención en las consultas, hace falta una mayor perspectiva de género en la medicina. En el libro hablamos de todo ello, para que las mujeres no piensen que están locas, ni se sientan solas y para que sepan que se puede mejorar con deporte, nutrición y otros cuidados.
-Dices que hay momentos de la enfermedad en los que te encuentras sola, aunque cuentes con el amor y el apoyo de los tuyos, ¿cómo lo afrontaste?
-Los pacientes oncológicos nos sentimos solos en muchos momentos, casi es inevitable. El cáncer tiene sus particularidades. Por un lado, es una enfermedad de largo recorrido, con mucha incertidumbre. Por otro, tú intentas ser esa persona fuerte y heroica que se espera que seas. Pero es difícil porque sientes miedo. Igual hay que presionar menos a los enfermos para que sean positivos y más animarles a llorar cuando lo necesiten. Simplemente, darles un abrazo y que suelten lo que llevan dentro. Como decía Pau Donés, llorar es de valientes.
-¿Crees que hoy en día hace falta dar más visibilidad y tener más información sobre la enfermedad?
-Totalmente. Nosotras hacemos lo que podemos por conseguirlo. Hace un año, Mabel y yo participamos –como directora y guionista, respectivamente–, en la campaña ‘Ni Vencedoras, Ni Vencidas’, de Novartis, para concienciar del Cáncer de Mama Metastásico, que no tiene cura y es la cara menos conocida de esta enfermedad. Las mujeres que la padecen nos enseñaron mucho, por eso les dedicamos un capítulo en el libro y repetimos siempre que es fundamental que se invierta en investigación para salvar vidas. Hace unas décadas, el índice de mortalidad del cáncer de mama era altísimo. Hoy, casi 9 de cada 10 mujeres superan la enfermedad gracias a los avances médicos y científicos, pero no podemos olvidar que cada año mueren más de 6.000 mujeres de cáncer de mama solo en nuestro país.