El próximo nueve de noviembre, en el hotel Four Seasons des Bergues, en Ginebra, tendrá lugar una subasta histórica. Christie’s pondrá a la venta dos brazaletes que pertenecieron a la reina María Antonieta , testigos únicos del Antiguo Régimen. Las dos piezas, de 112 diamantes en total, están valoradas entre dos y cuatro millones de euros. El evento supondrá una cumbre para los coleccionistas más relevantes del mundo. Una subasta doblemente especial si se tiene en cuenta que sus propietarios actuales son españoles. Concretamente, los descendientes de la infanta Alicia de Borbón, tía del rey Juan Carlos.
Pero, ¿cómo llegaron esas joyas hasta nuestro país? La esposa de Luis XVI de Francia adquirió ambos brazaletes en 1776, dos años antes de convertirse en reina consorte de Francia. Según la casa de subastas, los compró al prestigioso joyero Charles-Auguste Boehmer y pagó 250,000 libras (casi 300,000 euros), una gran suma para ese momento. Desde entonces, la reina y su corte hicieron un gusto ostentoso por el lujo y despilfarraron grandes cantidades de dinero. Una de las razones que, tras el triunfo de la Revolución, provocaron que, a sus solos treinta y seis años, fuera guillotinada en la Plaza de la Concordia de París.
Sin embargo, dos años antes de morir, María Antonieta fue precavida y mandó a Viena algunas de sus joyas más especiales al conde de Mercy-Argenteau, su confidente. Tras su muerte, las piezas fueron entregadas a su única hija y superviviente, María Teresa de Francia, conocida como Madame Royale, quien, tras una infancia privilegiada en el Palacio de Versalles, se tuvo que enfrentar a una inesperada tragedia. Pasó tres años encarcelada en la prisión del Temple y la guillotina no solo sesgó la vida de sus padres sino también la de su tía, Isabel, uno de sus grandes apoyos.
Madame Royale se casó con su primo, Luis Antonio de Artois, duque de Angulema. El matrimonio no tuvo hijos, pero adoptó a su sobrina Luisa de Artois, quien se casaría con Carlos III de Parma. Así fue como las joyas fueron pasando de generación en generación hasta llegar a manos de Elías de Borbón-Parma, nieto de Luisa de Artois. Este, duque de Parma, tuvo ocho hijos con la Archiduquesa María Ana de Austria. Siete de ellos murieron solteros y sin sucesión. Solo una de ellas, la princesa Alicia de Borbón-Parma, se casó y tuvo descendencia. Lo hizo con el infante Alfonso de Borbón-Dos Sicilias y Borbón, sobrino de Alfonso XIII y hermano de doña Mercedes, condesa de Barcelona y madre del rey Juan Carlos.
El matrimonio tuvo tres hijos: Teresa, Carlos e Inés de Borbón-Dos Sicilias. Hoy solo viven dos de ellas quienes, junto a los hijos de Carlos, duque de Calabria fallecido en 2015, están a punto de desprenderse del tesoro de la reina María Antonieta que han atesorado durante los últimos años en España.
No es la primera vez que esta familia subasta joyas de la icónica reina francesa. Ya en 2018 se vendieron, entre algunas lujosas piezas, un colgante de perla natural de gran tamaño llamada ‘la perla de María Antonieta‘. Aunque inicialmente estaba valorada entre 860.000 y 1.700.000 euros, finalmente fue subastada por la friolera de 32 millones de euros. La multimillonaria austríaca Heidi Goëss-Horten, la cuarta fortuna del país alpino y viuda del empresario alemán Helmut Horten, propietario de la famosa cadena de almacenes Horten AG, se hizo con ella. El próximo nueve de noviembre habrá de nuevo una oportunidad para hacerse con un pedazo de la Historia.