Han pasado algo más de dos años desde que Cristina Rodríguez dio a conocer sus planes de boda con su pareja, Raúl García. Un anuncio que hizo frente a las cámaras, en el plató de Sálvame Deluxe, durante un programa en el que se comentaba el que había sido uno de los grandes enlaces del 2019, el de Pilar Rubio y Sergio Ramos. La estilista aprovechó la ocasión para contar la noticia que tanto tiempo llevaba esperando dar.
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Sin embargo, el ‘sí, quiero’, que estaba previsto, en un principio, para el verano de 2020, no pudo celebrarse. Al igual que sucedió a tantas otras parejas, la pandemia trastocó sus planes. Y es que, como ella misma explicó, quería celebrar su boda soñada, sin mascarillas, algo que la situación sanitaria no permitía. Cristina se vio entonces obligada a retrasar la fecha de la cita hasta en tres ocasiones. Pero, por fin, el gran día ha llegado.
Tras celebrar una fiesta previa en su ciudad, Benidorm, la también diseñadora (es una de las artífices de los trajes que han lucido algunos concursantes en el espacio televisivo Mask Singer ) se ha casado con su prometido en Altea, en una finca que se llama Marqués de Montemolar. Y ¡HOLA! tiene, en exclusiva, las primeras imágenes de la flamante novia.
Aunque Cristina había dado alguna pista sobre su vestido -se conocía el nombre del diseñador Emilio Salinas y que sería más clásico que el que lució en su primer enlace-, no ha sido hasta hoy cuando se han conocido todos los detalles.
Efectivamente se trata de un vestido de novia creado por el diseñador toledano que recuerda a los looks nupciales más clásicos. Eso sí, adaptado a la personalidad de Cristina. La estilista optó por un diseño confeccionado con capas superpuestas de tul. Una técnica que permite dotar a las faldas de mucho volumen sin aumentar el peso de la prenda y que deja a la novia moverse mejor. El tul es uno de los tejidos que más gusta a las novias, algo que hemos podido comprobar tanto en propuestas de firmas nupciales de renombre, como en las elecciones de celebrities como Chiara Ferragni.
Fiel a su estilo, Cristina optó por una prenda con pronunciadísimo escote tipo deep plunge y un vistoso fajín bordado. Pero quizá, lo más sorprendente era la parte interior de la falta, de color dorado. El mismo tono elegido para el maravilloso tocado creado por el sombrerero Betto García que adornaba su moño de bailarina.
Cristina no sólo está viviendo un gran momento personal, sino también profesional. Aunque para el gran público es conocida por sus intervenciones en la pequeña pantalla, como en el programa Supermodelo o Cámbiame, ha trabajado como estilista de cine. En reconocimiento a esta labor en la industria cinematográfica ha logrado nada menos que seis nominaciones a los premios Goya por películas como El cónsul de Sodoma, Tres bodas de más, Por un puñado de besos, Tarde para la ira, No culpes al karma, y, la última, por el musical Explota, explota.