Parecía que el destino tenía planeado para el hijo de Isabella Rossellini, Roberto, un camino diferente al de su familia, alejado de los flashes y del foco mediático. Sin embargo, como ha quedado demostrado hace unos días en el marco de la semana de la moda de Nueva York, el joven va a seguir sus pasos... al menos, en el mundo de la moda.
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Roberto se ha convertido en un modelo de impacto, y toma el testigo de Isabella (y el de su hermana Elettra) subiéndose a las pasarelas, aunque, en realidad, su verdadera pasión era estar detrás de las cámaras.
Un modelo apasionado de la fotografía marina
Dos años después de su divorcio de su tercer marido, el aclamado director de cine David Lynch (con quien formó, durante cinco años, la pareja más solicitada de Hollywood); Isabella Rossellini cumplió uno de sus mayores deseos. La actriz ansiaba ser madre de nuevo. Ya tenía a la pequeña Elettra (nacida en 1983 fruto de su relación con Jon Wiedemann), así que adoptó un niño, al que llamó Roberto, en 1993.
“He querido dar un hermano a mi hija Elettra, de 10 años”, explicó entonces la actriz a los medios de comunicación. Ahora, ese pequeño ha crecido y se ha convertido en un apuesto joven de 28 años que acapara todas las miradas allá donde va. Prueba de ello fue su asistencia a un evento organizado por Bvlgari la semana pasada, en plena semana de la moda neoyorquina, y al que también acudieron otras celebrities como Irina Shayk.
Roberto triunfa sobre las pasarelas (ha posado para firmas como Michael Kors o Dolce&Gabbana), pero su sueño inicial estaba detrás de las cámaras.
Tras dos años como estudiante de Biología marina en la Stony Brook de Nueva York, dio un giro a su carrera. Lo que le gustaba era la fotografía submarina, y decidió finalizar su grado en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York.
Ya graduado, logró un trabajo como editor y fotógrafo de la agencia BFA que le llevó a explorar el mundo de la moda, y también el de la música (es amigo del rapero sueco Yung Lean). Tal y como él mismo explicó a W Magazine, “siempre tuvo algo con la moda”, así que, por el momento, se plantea su profesión de modelo como “una forma de aprender más sobre ello”.
No ha podido tener mejores mentoras. Su hermana Elettra también es modelo, mientras que su madre, Isabella, es todo un icono para la industria. De hecho, la artista se inició, primero, en este sector, y fue después cuando dio el salto al cine, de la mano, además, de su madre, la inolvidable Ingrid Bergman, en la película Nina (que protagonizó con Liza Minelli).
Roberto ha confesado en más de una ocasión que su progenitora le da muy buenos consejos antes de posar frente al objetivo, entre ellos, caminar erguido y ser lo más cool posible, como reconocía para XL Semanal.
Descendiente de dos leyendas del séptimo arte
Roberto debe su nombre a su abuelo, el director de cine Roberto Rossellini. El padre de Isabella Rossellini y su madre, Ingrid Bergman, son dos leyendas del séptimo arte. Ella fue la actriz que fascinó a Hitchcock y a un Hollywood que, al principio, se mostró algo reticente ante su voz grave y su altura, un tanto excesiva para el gusto de la época (medía unos 1,75 metros). Él uno de los mayores exponentes del neorrealismo italiano, un cineasta revolucionario para su tiempo. Y juntos protagonizaron un amor de película, que, como es bien conocido, comenzó con una carta de Bergman dirigida a Rossellini: “Solo se decir una cosa en italiano: Ti amo”.
Su romance estuvo marcado por el escándalo desde el principio. Cuando se enamoraron, en una época en la que el código Hays imponía la moral y censura en el cine, ambos estaban casados, y tenían hijos con sus respectivas parejas. No importó. Bergman abandonó a su marido y se fugó a Italia con Roberto.
Tras superar todos los obstáculos, se casaron y tuvieron tres hijos: Isabella, Roberto Ingmar e Isotta Ingrid. Y a ellos les sigue ahora una nueva generación de la que forma parte Roberto Rossellini.