Rosario Flores estaba “muy contenta y muy ilusionada” ante la boda de Elena Furiase y Gonzalo Sierra. Y, por fin, ese día “de mucha alegría, mucho baile y mucho cante”, que ella misma anticipó hace un mes, ha llegado. La tía de la actriz no ha querido perderse el enlace de su querida sobrina. De hecho, ella ha sido uno de los testigos de su emotiva boda.
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Para Elena, la familia es muy importante. Nos confiesa que es su “campamento”, su “tribu”, su “hogar”. Un pilar fundamental. Y, por ello, en esta ocasión tan importante para los Flores, no podía faltar Rosario.
En un guiño a sus raíces flamencas, la cantante ha sorprendido con un vestido de lunares negros sobre fondo rojo del diseñador granadino Tomás García
En un guiño a sus raíces flamencas, la cantante ha sorprendido a su llegada a la finca Montenmedio en Vejer de la Frontera (Cádiz), lugar del enlace, con un vestido de lunares negros sobre fondo rojo, del diseñador granadino Tomás García, modisto de confianza de su madre, Lola Flores, de quien fue el vestido. Este modisto también fue el encargado de crear el vestido de novia de Lolita para su boda con Guillermo Furiase hace más de tres décadas.
Se trata de un diseño muy femenino, con escote en ‘V’, falda midi y volantes, al que ha añadido un pequeño bolso con estampado floral; y unos zapatos de color de ante. Como accesorios, lleva un llamativo collar y unos pendientes que, al igual que el vestido, pertenecieron a su madre, Lola Flores, y que resaltan su tez morena.
La Faraona tenía uno de los joyeros más impresionantes de toda España. Siempre llamó la atención por sus grandes pendientes y sus looks en cada una de sus actuaciones. Ahora, son sus hijas quienes toman su testigo, y más en un día tan especial como hoy, en el que, a través de estos pequeños detalles, vuelve a estar muy presente.
El estampado de lunares, un acierto seguro
Rosario ha apostado sobre seguro. Son muchas las invitadas que confían en los lunares para conseguir el look perfecto. Ejemplo de ello dieron Ana Boyer y Sandra Gago, que, en verano de 2019, deslumbraron, en la misma boda (la del cuñado de Sandra Gago), con diferentes vestidos, pero con algo en común: los lunares.
Mientras que Sandra optó por un vestido largo de Carolina Herrera confeccionado en un tejido de lunares blancos sobre fondo azul marino; Ana Boyer lo hacía con una entallada pieza de escote halter en tono blanco y negro de Vanderwilde que agregaba tiras cruzadas en la espalda.
No cabe duda de que, en esta cita tan especial, Rosario ha vuelto a lucir un look acorde a su personalidad. Y es que si algo ha caracterizado siempre a la hija de la recordada Lola Flores es un estilo muy propio, que ha consolidado con el paso de los años (y que también se plasma en su propia música).
Desde sus inicios en el mundo del espectáculo, la artista luce una melena rizada, de color castaño, que apenas ha variado a lo largo del tiempo, y que, sin lugar a dudas, ha convertido en todo un sello de identidad. Por ello, no es extraño que hoy, una vez más, haya querido mantenerse fiel a su estilo, optando por dejar su cabello suelto.
El rosa, su color para las grandes ocasiones
Es habitual ver a Rosario luciendo prendas de diversos colores, jugando con los estampados (desde los más hippies hasta los más bohemios) y con los accesorios (los grandes pendientes no suelen faltar). Sin embargo, aunque hoy ha preferido el rojo, para las grandes ocasiones, la cantante suele confiar en un color en especial: el rosa.
Ya lo demostró en uno de los acontecimientos más importantes de su familia (y que pasó a la historia de la crónica social española): la boda de su hermana mayor, Lolita, con Guillermo Furiase (padres de Elena Furiase, la gran protagonista de este día) el 25 de agosto de 1983. Por aquel entonces, ‘Rosarillo’ era una joven de 20 años con un gran talento, y que con tan sólo seis años, había debutado en el cine junto a su madre, Lola Flores, en la película El taxi de los conflictos.
Tal y como muestran las fotografías que ¡HOLA! tomó durante el enlace, en los momentos previos a la ceremonia, compartió confidencias con Lolita, quien la ayudó a preparar su look hasta el último detalle.
Rosario se decantó por un precioso vestido en rosa empolvado (con drapeado a la altura de la cadera), que tenía unos enganches brillantes, al más puro estilo años 20, que caían sobre el mismo. El cabello, de nuevo, al viento, pero con un pequeño detalle: una rosa a juego con el vestido.
Para otro evento especial, el bautizo del hijo de Elena Furiase y Gonzalo Sierra, Noah, en marzo de 2019, la artista volvió a apostar por un vestido rosa claro, que, en esta ocasión, contaba con detalles bordados en blanco, y un cinturón fino del mismo tono que marcaba su cintura. Un truco al que suelen recurrir las estilistas para estilizar la silueta.
Para protegerse de las bajas temperaturas, Rosario optó por un abrigo de pelo que combinaba a la perfección con sus zapatos de corte salón.