El pasado sábado 4 de septiembre, la localidad gaditana de Jerez de la Frontera, cuna del arte, los caballos y el vino, fue el escenario de una de las últimas bodas del verano: la de Carlos Cortina Lapique, hijo del fallecido Alfonso Cortina, expresidente de la petrolera Repsol, y Myriam Lapique. El empresario contrajo matrimonio con la abogada Carla Vega-Penichet Domecq, hija de Jorge Vega-Penichet, directivo del grupo constructor Acciona, y Paloma Domecq, nieta del marqués de Domecq. El enlace supuso la unión de dos grandes familias de la élite empresarial española. Por ello, el ‘sí, quiero’ reunió a grandes nombres de la sociedad: políticos, como el exministro Alberto Ruiz-Gallardón; destacados miembros de las finanzas, como Borja Prado, Alberto Cortina, Alberto Alcocer o Anna Gamazo; aristócratas, como Manuel y Álvaro Falcó o Marta Ortega, heredera de Inditex, entre otras personalidades.
Desde primera hora de la mañana, los curiosos se agolpaban en las inmediaciones del convento de Santo Domingo, donde se ofició la ceremonia. Uno de los momentos más esperados fue la llegada de los novios. El primero en hacerlo fue Carlos Cortina, elegantísimo de chaqué. Poco antes de las trece horas, hizo su entrada del brazo de su madre, una increíble madrina de rojo . La hermana de Cari Lapique deslumbró con un diseño de Jorge Vázquez con hombros descubiertos y escote bardot, que complementó con unos pendientes de brillantes y esmeraldas de Suárez y una delicada mantilla que perteneció a su madre, Caritina Fernández de Liencres. Myriam y su hijo llegaron hasta las inmediaciones del convento de Santo Domingo en un imponente carruaje milord tirado por cuatro caballos castaños de la fundación Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Era la segunda vez en el año que Lapique ejercía de madrina, ya que, en julio, también acompañó al altar a su hijo Felipe en su enlace con Amelia Millán. De nuevo, este fue un día muy especial para la familia, después de un año muy triste tras el fallecimiento de Alfonso Cortina a principios de 2020 debido al coronavirus.
La novia lució un vestido de cuello halter y toque andaluz firmado por la diseñadora Sole Alonso y unos espectaculares pendientes de brillantes, regalo de pedida de mano de su marido.
Una novia con estilo
Pocos minutos después, hacía acto de presencia la protagonista indiscutible del día. Carla Vega-Penichet Domecq salió de la casa de su abuela, Paloma Urquijo, acompañada de su padre y padrino, Jorge Vega-Penichet, en un carruaje landó, perteneciente también a la fundación Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, tirado por cuatro caballos y guiado por el mayoral Manuel Márquez. El vestido de Carla era sencillo y elegante , acorde con su personalidad. Se trataba de un diseño con una estructura minimalista, con cuello «halter», espalda al aire y corpiño ceñido bajo con caída y cola. El traje, firmado por Sole Alonso, fue confeccionado con un tejido de gasa en forma de volantes entrecruzados que aportó un toque andaluz al conjunto. La novia lució unos espectaculares pendientes largos con forma de péndulo en oro blanco de Suárez, regalo de pedida. A su vez, llevó un velo sujetado por una joya familiar, propiedad de su abuela. Se trataba de un impresionante broche joya en forma de tres flores en oro amarillo y brillante. El ramo, diseñado por Javier Varela, de Florenea, fue confeccionado solo por nardos, la flor favorita de Carla, y muy poco verde. Era sencillo, elegante y con un profundo olor.
Marta Ortega, buena amiga de los novios; las ‘Mercedes’ (Peralta y Valdenebro), y Amelia Millán, cuñada de la pareja, fueron algunas de las invitadas más elegantes
El cortejo nupcial estaba formado por los hijos de las primas de los contrayentes. Entre ellos estaban Mini Cari, la segunda hija de Caritina Goyanes; Carlos y Santiago, dos de los tres hijos de Carla Goyanes, e Isabel, hija de Rosario Domecq, esposa de Julián López, el Juli. El torero y su mujer se casaron en el mismo templo, una iglesia con mucha tradición para la familia, en 2007. La indumentaria de los niños fue diseñada por Paloma Domecq Urquijo, madre de la novia. Los pajes iban con pantalón y camisa cruzada color crema con grandes botones y un fajín salmón. Las damitas llevaban un vestido rosa nude con volante de tul y una original corona floral adornando el pelo.
La ceremonia religiosa corrió a cargo del sacerdote Carlos María López Lozano, amigo de los contrayentes, quien ofició una ceremonia muy emotiva con grandes recuerdos al padre fallecido del novio. Durante la misma se interpretó la Salve Rociera, que hizo emocionar a más de un invitado.
Los novios regalaron un ramo de nardos a sus buenos amigos Álvaro Falcó e Isabelle Junot, protagonistas de la próxima gran boda de la aristocracia
Cumbre de elegancia
Entre los asistentes destacó la presencia de Alberto Cortina, tío del novio, que acudió con su esposa, Elena Cué, y su hija Alejandra, de quince años. La esposa del financiero escogió para esta ocasión un elegante conjunto verde que complementó con un tocado de la firma Mimoki, que la posicionó entre las más elegantes de este día. También estaba Alberto Alcocer, tío segundo del novio, quien asistió junto a su esposa, Margarita Hernández, otra de las mejor vestidas. El enlace fue un desfile de la mejor moda. Marta Ortega , heredera de Inditex, volvió a llamar la atención con un look fucsia de inspiración batín que combinó con unas originales sandalias de tacón transparente y un gran collar. Carla Goyanes, prima del novio, se decantó por un elegante vestido rosa de Pertegaz con una espectacular pamela, también de Mimoki, mientras que su madre, Cari Lapique, puso la nota de color con un diseño de Jorge Vázquez.
La actriz Amaia Salamanca, acompañada por su marido, el empresario Rosauro Varo, eligió para la ocasión una blusa de organza en color naranja y falda lápiz color rojo, de Redondo Brand. Isabelle Junot, prometida de Álvaro Falcó, marqués de Cubas, acertó con un vestido de The IQ Collection, la firma de Inés Domecq. A modo de detalle, Carlos Cortina y Carla Vega-Penichet les regalaron un ramo de nardos, ya que Álvaro e Isabelle serán los protagonistas de la próxima gran boda de la aristocracia el próximo año. Anna Gamazo Hohenlohe, esposa del empresario Juan Abelló, lució un vestido con estampado geométrico y pamela negra, y Amparo Corsini, que acudió con su esposo, el banquero Manuel Falcó, marqués de Castel-Moncayo, también deslumbró con su estilismo. Nuria González iba muy elegante, con un vestido drapeado color verde.
Cena con sabor andaluz
Finalizada la ceremonia religiosa, Carlos y Carla se trasladaron, junto a sus invitados, hasta la casa palacio, propiedad de Paloma Urquijo, abuela de la novia, donde el catering Miguel Ángel ofreció un exquisito menú que consistió en langostinos de Sanlúcar, timbal de aguacate y crema de salmorejo, solomillo de ternera y tarta árabe con dulce de leche de postre. La cena estuvo regada con un vino tinto de Vega Sicilia y viognier, un blanco de Pago de Vallegarcía, la bodega que Alfonso Cortina, padre del novio, fundó en 1999 y que hoy en día dirige el propio Carlos Cortina junto a su hermano, Felipe. La música fue, como en todas las bodas, un elemento fundamental. Tras el baile de los novios, llegó el turno del DJ Juan Trullenque, conocido como Juantru, quien pinchó sus célebres composiciones hasta altas horas de la noche. Así, Carlos y Carla sellaron su bonita historia de amor.