Ana Rosa Quintana ha vuelto este lunes al trabajo tras casi dos meses de vacaciones. La periodista se ha puesto al frente de la nueva temporada de su programa, la número 18, desde una torre eólica y recordando una de las obras más emblemáticas de nuestro país, Don Quijote de la Mancha. "Cervantes escribió la historia de un hidalgo que luchaba contra gigantes, los molinos de viento. Quería cambiar el mundo. Se rindió porque hay cosas que es difícil cambiar, pero nosotros lo vamos a intentar. Por eso nos hemos venido a estos gigantes, a estos molinos del siglo XXI. Estos molinos que nos dan energía limpia", ha comenzado diciendo la presentadora. "Por cierto, de energía vamos a hablar mucho, como se pueden imaginar ustedes, con la subida de la luz, que nos va a traer un montón de subidas más... pero eso ya se lo contaré más adelante", ha continuado, para finalizar con esta promesa a la audiencia. "Nuestros reporteros recorrerán el país de punta a punta, con pluralidad y libertad".
El regreso de Ana Rosa ha sido de lo más espectacular. Ha vuelto por todo lo alto y más combativa que nunca. En su primer programa de la temporada, la periodista ha entrevistado a Margarita Robles, ministra de Defensa. Con ella ha abordado la repatriación de soldados españoles de Afganistán y la crisis de este país, la colaboración con Europa y su apuesta por la modernización de las Fuerzas Armadas, entre otros asuntos. Asimismo, el programa ha realizado conexiones en directo con enviados especiales en Kabul para conocer la última hora en territorio afgano.
La nueva temporada arranca con la incorporación de tres colaboradores a la mesa política del programa, los periodistas Juanma Lamet (El Mundo) y Pilar Santos (El Periódico), y el experto en energías, Jorge Carmelo Morales. Además, El programa de Ana Rosa cuenta, a partir de hoy, con otras tres secciones más: una de ellas sobre los barrios españoles más conflictivos, otra que mostrará el trabajo de las fuerzas de seguridad y un consultorio psicológico con diferentes expertos. El objetivo, según ha declarado la propia presentadora, es estar "cerca de la gente de la calle, en las zonas de conflicto, cerca de los expertos que nos dan las claves, lejos del ruido de los políticos y escuchando lo que realmente nos importa: a los ciudadanos".
El programa de Ana Rosa finalizó el pasado 25 de junio su temporada número 17 con su cuota de pantalla más alta de los últimos seis años (19,7 por ciento). Aquel día, la presentadora se despidió así de los espectadores: "Hemos intentado ejercer nuestros trabajo, en estos momentos difíciles, duros, informando con rigor, poniendo toda nuestra fuerza y corazón en todo lo que hacemos... un trabajo que no hubiera sido posible sin todos mis compañeros. Una vez más, millones de gracias. Voy a tomarme un descanso, me voy contenta, satisfecha, cansada, no les puedo ocultar que este temporada ha sido especialmente intensa, pero muy agradecida".
Como todos los años, la periodista ha disfrutado del verano en la residencia que tiene en Sotogrande, Cádiz, junto a su marido, Juan Muñoz, y sus gemelos, Juan y Jaime, de 16 años. A principios de agosto, compartió una foto desde su paraíso particular con un colorido kaftan, gafas de sol y un favorecedor sombrero. "Lo que viene siendo el verano… Cádiz, descanso, mar", publicó.