Le apasiona la vida y el ambiente que se respira en la ciudad de Nueva York, donde nació, pero, cuando llega el verano, a Nicky Hilton siempre le gusta poner rumbo a la costa oeste y desconectar en familia en las playas de Malibú. Ella vivía en Los Ángeles antes de casarse y comenzar una nueva vida de casada en la ciudad de los rascacielos, por eso procura volver a menudo. Junto a su marido, el financiero James Rothschild, y sus dos hijas —Lily Grace, de cinco años, y Teddy, de tres—, ha disfrutado del sol, el mar y de divertidos juegos en la arena apurando los últimos días de agosto.
La bisnieta del magnate hotelero Conrad Hilton y su marido, que también desciende de una poderosa dinastía —en su caso, de banqueros—, aprovechan su tiempo libre para estar con sus pequeñas antes de que estas empiecen sus clases y ellos retomen su rutina de trabajo. Nicky está centrada en el diseño de los zapatos que hace para la firma French Sole y, en su última colección, ha apostado por la sostenibilidad, ya que dejar un mundo mejor a los más pequeños es algo que le preocupa mucho desde que es madre. Además, contaba recientemente que también está volcada en los preparativos de la boda de su hermana, a la que ayudará con sus estilismos.