Mar Flores está disfrutando de un verano con sus hijos que llevaba planeando desde Navidad. Ha sido un año largo, marcado por la pandemia, y había que celebrar estar todos juntos aprovechando los días de relax, de sol y de mar; de planes y diversión en familia, y al aire libre. Mar está radiante, aunque los últimos acontecimientos y cambios en su vida hubieran podido llevar a pensar lo contrario. Tantos puntos de inflexión a lo largo de su existencia han dado como resultado una extraordinaria capacidad de reinventarse. Lo que vale para ella es el aquí y el ahora, mirar hacia delante como la mujer que es, fuerte e independiente, emprendedora, madre de cinco hijos, sin que nadie le diga cómo hacerlo. No es, asegura, un momento con más cambios que en otras ocasiones y renovarse significa estar viva. “Me siento llena de vitalidad, con más ganas de vivir cada día, si cabe, y con una actitud muy positiva que me hace recibir al futuro con mucha ilusión”, nos dice Mar, espectacular tras haber cumplido cincuenta y dos espléndidos años.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
—¿Cómo estás pasando el verano, Mar?
—Estoy pasando el verano que he elegido y que he organizado con mucho esmero desde hace meses: en familia, con amigos, cuidándome y con mucho tiempo de calidad. No hay nada que me guste más que poder tener mis rutinas de alimentación y de deporte. Tener tiempo para pasarlo con los míos y… por qué no, descansar, que el invierno ha sido muy largo… Si, además, es en mi isla bonita y cerca del mar, ¡qué más puedo pedir!
—¿Qué es lo que más disfrutas y qué planes haces cuando estás en Ibiza?
—Hacemos muchas y variadas actividades: salir a navegar, a pescar, de excursión, a bucear, a caminar por la isla, paddle, ping pong, motos, quads y también, algún que otro día, a tirarnos en la hamaca… Pero, vamos, con tanta testosterona en casa es imposible parar. ¡Es la mejor manera de mantenerse en forma!
“La manera de crecer y evolucionar en la vida es avanzar, y eso siempre trae cambios, pero bienvenidos sean, porque significa que estás viva”
—¿Tu casa suele ser punto de reunión de familia y amigos o prefieres algo más íntimo solo con tus hijos?
—Para mí el verano es tiempo de reunión con familia y amigos. Mis recuerdos desde pequeña son veranos en casas grandes donde puedes recibir y disfrutar de la gente. Soy la pequeña de una familia numerosa, mi madre me tuvo ya mayor y me he criado pasando de brazo en brazo. Aprendiendo observando a mis hermanos, a mis abuelos, a mis primos. ¡Éramos una tribu! Ese concepto de tribu me parece muy positivo para educar a los niños. A mí me fue bien y así lo hago con mis hijos también, que están muy apegados a la familia.
—¿Consideras que estás en un momento de renovación para ti?
—Creo que la vida es una renovación constante, es la única forma de crecer. La vida no deja de sorprenderme, pero mi capacidad de adaptación y ajuste a las circunstancias es cada vez mayor también. Lo importante, a día de hoy, es que estoy donde quiero estar, pasando uno de los mejores veranos de mi vida, sin parar de jugar con mis hijos, de hacer deporte, de recibir amigos... y disfrutar de viajes planeados con mucho tiempo.
—Pero sí es un momento de cambios, ¿cómo te encuentras?
—No es esta una etapa con más cambios que en otras que he pasado. Como te digo, creo que la manera de crecer y evolucionar en la vida es avanzar, y eso siempre trae cambios, pero bienvenidos sean, porque significa que estás viva.
—¿Hacia dónde va tu vida ahora?
—En la misma dirección en la que llevo tiempo navegando. En dirección al buen rollo y a huir de dramas, a disfrutar el verano ¡y vivir el presente, con energía de veinteañera! Ojo, que no he dicho treintañera.
—¿Tus prioridades, a día de hoy, siguen siendo las mismas o lo que has vivido en los últimos tiempos las ha cambiado?
—Mi prioridad siempre han sido mis hijos, eso no va a cambiar porque están por encima de cualquier otra cosa. Eso es algo que siempre va estar ahí. Soy madre de cinco hijos y eso es lo que mejor me define como persona.
“Si echara la vista atrás, no volvería sobre mis pasos. Además, no entiendo a quienes dicen que cometerían los mismos errores. Equivocarse en un aprendizaje, sí, pero algunos errores, sin duda, ¡me los podría haber ahorrado!”
—¿Y qué lugar ocupa el amor para ti en estos momentos?
—Estoy rodeada de amor: el de mis hijos, de mi familia, de mis buenos amigos... En cuanto al amor en pareja, si llega, llegará, pero no vivir emparejado no implica ni mucho menos no sentirse amado. Me parece una definición del amor muy limitada.
—Por otro lado, eres una mujer fuerte e independiente, nunca te ha hecho falta tener a nadie a tu lado, cuando has estado sola lo has llevado bien.
—Sí. Desde los dieciséis años soy independiente económicamente hablando. En mi caso, cuando estoy con alguien es porque me hace sentirme mejor y hacemos equipo, si no, no tiene sentido. Las relaciones son para sumar, nunca para restar.
El secreto de su físico
—¿Siempre apuestas por lo que te dicta el corazón o la razón, en tu caso, es tu guía?
—Mi corazón es un órgano que me juega a veces malas pasadas, lo tengo enorme (ja, ja, ja...). Me gusta más amar que ser amada, pero una de las cosas buenas que dan los años es aprender a escuchar a la razón también.
—¿Y qué te dicta el corazón ahora mismo?
—Tengo un buen ritmo cardiaco, producto de que me cuido y de, como te decía antes, quererme más a mí misma. Eso es lo que me dicta, que hay que amar bien.
—Desde luego, si la cara y el cuerpo son el espejo del alma... ¡suponemos que estás viviendo un buen momento!
—Pues sí, me siento estupendamente… Ya sabes que dicen que la cara es el espejo del alma y yo, la verdad, no me veo mal… Así que eso significa que todo está donde tiene que estar, en todos los sentidos, ja, ja, ja...
—¿Cómo consigues estar así de espectacular? Y no me digas que bebiendo agua y durmiendo ocho horas.
—Aparte de eso y de hacer mucho ejercicio, curiosamente, con los años he ganado en vitalidad. Sí es verdad que desde que tuve a los mellizos me cuido bastante con rutinas de cosmética y tratamientos, pero de verdad que el yoga, la alimentación y la disciplina son, al menos para mí, la clave del éxito.
—Ya, pero has tenido cuatro embarazos, uno de ellos doble… ¿Cuánto has trabajado para verte así de estupenda a los cincuenta y dos años?
—Cuando tuve a los mellizos, pensé que nunca recuperaría los abdominales, era mi cuarto embarazo. Y no fue por haber ganado peso, que solo fueron trece kilos, sino porque es evidente que el paso del tiempo hace que perdamos elasticidad y musculatura. Soy muy cabezona y me empeñé en recuperar mi tono muscular y, poco a poco, lo conseguí, pero a base de trabajo y esfuerzo.
—Hay mucho gimnasio, Mar, ¿cuántas horas a la semana entrenas, por poner un ejemplo?
—Entreno cinco o seis días a la semana durante hora y media. La disciplina, la constancia y la fuerza de voluntad son los mejores aliados, pero también comer sano, la meditación y el pensamiento positivo. Todo suma. Somos lo que comemos y lo que pensamos.
“Estoy rodeada de amor: el de mis hijos, de mi familia, de mis buenos amigos... En cuanto al amor en pareja, si llega, llegará, pero no vivir emparejado no implica ni mucho menos no sentirse amado”
—¿Cambiarías alguna parte de tu cuerpo? Y, por otro lado, ¿qué te cuesta trabajar más en el gimnasio?
—A estas alturas de mi vida, más que pensar en cambiar cosas, prefiero trabajar en mejorarlas. Esto lo aplico a todos los órdenes de mi vida. Tengo una buena genética e intento protegerla y ayudarla. Hay días que cuestan más unos ejercicios que otros, pero ahí es donde hay que darlo todo.
—¿Recurrirías a la cirugía?
—Los avances médicos son cada vez más increíbles y la aparatología estética es cada día más eficaz, por lo que para mí esa es la primera solución a los problemas que cada uno tenga, pero, si lo considero necesario, sí recurriría a la cirugía, aunque, como le tengo mucho respeto, antes prefiero agotar otras vías menos invasivas y no provocar cambios muy radicales.
“He vivido un gran amor”
—¿Qué crees que es lo que más llama la atención de tu cuerpo a los hombres?
—Probablemente, mi altura. Mido un metro y ochenta y dos centímetros, algo poco habitual en una mujer.
—Hablando de la edad, a los cincuenta se tienen las cosas claras, al menos debería ser así, ¿qué quiere Mar ahora?
—Sí, la edad es sabia y cada vez me quiero más a mí misma, que es la mejor manera de poder querer también mejor a los demás.
—¿Te gustaría volver a enamorarte?
—No creo que uno se enamore porque lo decida o no… La vida nos lleva y nos sorprende a cada rato. Veremos qué nos depara la mía. Prisa, desde luego, no tengo.
“Si echara la vista atrás, no volvería sobre mis pasos. Además, no entiendo a quienes dicen que cometerían los mismos errores. Equivocarse en un aprendizaje, sí, pero algunos errores, sin duda, ¡me los podría haber ahorrado!”
—¿Qué es lo que más admiras en un hombre?
—Admiro, tanto en hombres como en mujeres, la integridad, el compromiso y la capacidad de hacer que los que estén a tu lado se sientan bien.
—Las más románticas siempre pensamos en un gran amor... ¿tú lo has vivido?
—Sí, sin duda lo he vivido con el padre de mis hijos y fue tan bonito como lo son nuestros cuatro maravillosos hijos.
—¿Y crees que la vida da varias oportunidades en esto de encontrar el alma gemela?
—Soy más de mellizos que de gemelos, ja, ja, ja...
—Valiente, independiente y con un físico espectacular, eso suele imponer e, incluso, asustar a muchos.
—Creo que impone más la valentía y la independencia que el físico. Y, claro, solo me interesan los hombres que sepan poner en valor estas dos cualidades.
—A estas alturas, no parece que te preocupe mucho lo que piensen de ti.
—No me preocupa absolutamente nada lo que la gente piense de mí a estas alturas de mi vida. Se han dicho tantas barbaridades que, si les diera importancia, estaría amargada. No soy de amargarme, prefiero disfrutar la vida, que es corta y maravillosa.
—”En la vida, si quieres algo, debes ir a por ello” y “ser valiente es la mejor recompensa”, has dicho.
—Ese es mi lema. No hay nada gratis, si quieres algo, hay que luchar y pelear por ello. Y solo el camino por conseguir alcanzar esas metas ya habrá hecho que merezca la pena intentarlo.
“Mis hijos me cuidan mucho”
—Los hijos crecen muy rápido, ¿sientes nostalgia de cuando eran más pequeños?
—Demasiado rápido, sí… Tengo unos hijos maravillosos, así que preveo que me va a costar llenar el tiempo cuando no estén y sean independientes. Pero hay que aprender a criar hijos fuertes e independientes y ser capaces de ir soltando las riendas para que puedan volar solos.
—Ahora te cuidarán ellos a ti, seguro que tendrás hasta algún consejo.
—Me cuidan mucho y se preocupan por mí. Los he educado para que sean recíprocos en el amor y en la generosidad.
—Carlo acaba de rodar la segunda temporada de Toy Boy, ¿cómo estás viviendo el boom de su carrera no solo en la interpretación, también en la música?
—Carlo es un luchador nato y se merece todo lo bueno que le está pasando y lo que está por venir. Sigo muy de cerca su carrera y soy su primera fan. Es un hombre con muchos talentos y espero que pueda demostrarlo en todos los retos que acometa.
“Tengo unos hijos maravillosos, así que preveo que me va a costar llenar el tiempo cuando no estén. Pero hay que aprender a criar hijos fuertes e independientes”
—¿Qué te parece su estética urbana? Supongo que, como madre, se los das, pero ¿escucha algún consejo tuyo?
—La única estética que me interesa es la de su corazón y su pensamiento. Va de ‘chico malo’, imagino que es lo que se lleva o lo que le gusta. Es su forma de expresar al mundo sus sentimientos y lo hace así y a través de la canción y la interpretación. Yo lo respeto y lo quiero.
—Fuiste madre muy joven, ¿cómo llevarías convertirte en abuela joven?
—Preferiría que tardara en ser padre no por no hacerme abuela, sino porque creo que ahora su prioridad es su trabajo y tiene una profesión muy demandante, por lo que compaginarla con la crianza de hijos es complicado.
—Tu segundo hijo, Mauro, cumple dieciocho años en octubre, ¿cómo vais a celebrar su mayoría de edad?
—El día que se graduó en el colegio me di cuenta de que empezaba a volar solo y ahora, en septiembre, comienza sus estudios universitarios. No sabemos aún cómo querrá celebrar su mayoría de edad.
—¿Y qué le gustaría hacer, hacia dónde encamina sus pasos?
—Parece que le atrae la economía, es realmente un crack y estoy segura de que logrará todo lo que se proponga porque es muy perseverante.
—Si tuvieras que destacar una cualidad de cada uno de tus hijos, ¿qué dirías de ellos, Mar?
—Diría que son muy buenas personas, son niños empáticos y con un gran corazón. Esas son cualidades comunes a los cinco.
—Los mellizos, Bruno y Darío, tienen diez años, al menos aún son más niños. Hicieron la Comunión hace unos meses, ¿por qué decidiste hacer dos celebraciones distintas?
—Por darles a cada uno su protagonismo y para que pudieran hacerlo con los amigos de sus respectivas clases, así me lo pidieron y entendimos que era lo mejor, aunque supusiese doble celebración. Son mellizos, pero son dos personitas completamente distintas. La individualidad es importante.
“Preferiría que Carlo tardará en ser padre no por no hacerme abuela, sino porque creo que ahora su prioridad es su trabajo y tiene una profesión muy demandante”
—¿Cómo viven los cuatro el éxito de su hermano mayor?
—Observan desde fuera y alucinan. Saben que ser famoso conlleva responsabilidades para con la sociedad e implica también algunos riesgos. Ellos prefieren el anonimato y yo lo agradezco.
—Con cuatro en casa, ¿cómo fue pasar el confinamiento? Parece complicado…
—Se portaron muy bien, se adaptaron a las circunstancias sin quejarse y teniendo mucho cuidado, y por eso, en Navidad, decidí que estas vacaciones de verano serían una buena forma de compensarles.
Una vida muy completa
—¿Has pasado el coronavirus?
—Sí, lo he pasado, pero, gracias a Dios, sin secuelas importantes. Tristemente algunos amigos se han ido.
—Ser empresaria en tiempos tan conflictivos no estará siendo fácil.
—Pues, como todos los que tenemos empresas, nos hemos visto afectados en el desarrollo normal de nuestros negocios y hemos tenido que adaptarnos a las circunstancias, que no están siendo fáciles.
—De todas formas, dicen que en los momentos de crisis se agudiza el ingenio.
—El ingenio se agudiza porque no te queda otra, pura supervivencia, pero hay realidades que son difíciles de solventar y los hábitos de consumo están cambiando muy rápido, lo que afecta a los negocios tradicionales.
—¿Sigues implicada en proyectos solidarios?
—Sí, en la medida en que el mundo actual lo permite, procuro dedicar tiempo a los demás y echar una mano donde se puede.
—¿Te gustaría volver a la televisión o la interpretación?
—Eso siempre se lleva dentro y es como montar en bici, no se olvida, pero ahora estoy más focalizada en otros temas.
—¿Hay algo que eches de menos en estos momentos de tu vida?
—No, no hay nada que eche de menos porque tengo una vida muy completa y porque no soy de regodearme en los momentos bajos. No hay que ‘rumiar’ las cosas malas, sino generar positivismo alrededor. Y, además, de qué me puedo quejar yo, sería una ingrata con la cantidad de cosas buenas que me ha dado la vida.
“¿Hacia donde va mi vida ahora? En dirección al buen rollo, a huir de dramas… ¡y vivir el presente con energía de veinteañera! Ojo, que no he dicho treintañera”
—¿Dónde y en qué te has demostrado a ti misma que eres más fuerte de lo que pensabas?
—En muchas ocasiones. Hoy ya sé que sí soy más fuerte de lo que yo pensaba y eso me da mucha seguridad para afrontar lo que esté por venir.
—¿Lloras con facilidad o es más fácil sacarte una sonrisa?
—Soy muy sensible, así que soy tanto de risa como de llanto, en función de las emociones que sienta en ese momento. Pero, últimamente, lo que más hago es reírme, que es supersano. Lo recomiendo como ejercicio diario.
—Si echaras la vista atrás, ¿volverías sobre tus pasos?
—No, y además no entiendo a la gente que dice que volvería a cometer los mismos errores. Equivocarse es un aprendizaje, sí, pero algunos errores, sin duda, ¡me los podía haber ahorrado! Ja, ja, ja...
—¿Qué le dirías hoy a tu yo de hace veinticinco años?
—¡Hola, pequeñaja ! Con tu timidez, nunca pensaste que serías capaz de alcanzar tus sueños, pero lo lograste. ¡Bien hecho!
—Si tuvieras que describir este momento…
—Aprendiendo cada día.
—¿Más planes antes de volver a la rutina?
—He disfrutado del mes de julio al completo con mis hijos y en agosto me los he ido repartiendo por semanas y de uno en uno o de dos en dos, en el caso de los mellizos. Han estado también con su padre, pero nos hemos organizado para poder vernos en distintos viajes. Está siendo un verano muy especial.
—Tus planes de futuro.
—Mi futuro más inmediato es mi presente. Así que vivir cada día a tope.