El pasado 30 de noviembre, sus vidas cambiaron para siempre. Clara Alonso y su marido, Robert Serafin, un prestigioso financiero neoyorquino de Wall Street, daban la bienvenida a su primer hijo, un niño al que han llamado William. La impresionante top model, una de las cinco españolas que llevó las alas de “ángel” de la conocida firma de lencería, está radiante, feliz y más guapa que nunca, en compañía de los dos hombres de su vida. Y, después de asomarse tantas veces a ¡HOLA! como excepcional modelo, protagoniza ahora junto a ellos su posado más especial y nos revela la conmovedora historia de su “bebé arcoíris”, que nació tras perder al bebé que esperaba en su primer embarazo.
—¿Siempre habías querido formar una familia así, Clara?
—No es que fuese mi sueño desde niña, pero, en cuanto conocí a Robert, supe que quería formar una familia con él. Creo que no he podido elegir mejor padre y mejor compañero de vida. Cada día que me levanto y miro a mi alrededor me doy cuenta de lo afortunada que soy.
—El embarazo, sin embargo, puede que no haya sido tan tranquilo como te hubiera gustado, dado que lo has vivido en plena pandemia.
—Sí, la verdad es que fue duro en ese sentido. Me angustiaba no saber qué podría pasarle a mi bebé si yo me contagiaba, así que decidí encerrarme en mi casa prácticamente todo el año, sin ver a nadie. Tenía miedo a coger un virus tan extraño y ese temor se acrecentaba al ver cómo contaban en las noticias que el sistema inmunológico de las mujeres embarazadas era mucho más flojito.
“Cuando me quedé embarazada por primera vez, tuve un aborto. Era un niño muy esperado. Por eso William ha sido y es la luz que siempre brilla detrás de la tormenta”
—Afortunadamente, todo salió bien.
—Sí, pero el primer trimestre de mi embarazo fue horrible, con vómitos diarios y a todas horas. Empecé a ver la luz a partir de la semana diecisiete, que fue cuando empecé a sentirme genial y con mucha energía.
—¿Cómo fue la llegada al mundo de William?
—Ha sido una experiencia increíble. Nació en el hospital Lenox Hill, de Nueva York, el mismo en el que vinieron al mundo los bebés de Beyoncé. El parto con epidural fue estupendo y duró doce horas.
—Nació el pasado treinta de noviembre, ¿cómo recuerdas el momento de tenerlo contigo?
—Al tener a William por primera vez en mis brazos, en el hospital, no podía creer que ese bebé fuese mío. La maternidad es una sensación increíble, lo más bonito que te puede pasar.
“He vivido un embarazo duro por culpa de la pandemia. Me angustiaba no saber qué podría pasarle a mi hijo si yo me contagiaba”, nos dice la modelo, que vive en Nueva York con su familia
—Una curiosidad... ¿por qué le llamas “bebé arcoíris”?
—Cuando me quedé embarazada por primera vez, tuve un aborto esporádico. Era un niño muy esperado. Por eso William ha sido y es la luz que siempre brilla detrás de la tormenta.
—¿Por qué habéis elegido finalmente un nombre inglés?
—En la familia de mi marido ya hay un William, su primo, que es como si fuese su hermano. Es, por tanto, para nosotros, una persona muy cercana y muy importante por ser quien nos casó. Además, es un nombre que nos encantaba a los dos y me gusta que su traducción al español sea Guillermo. De hecho, yo, en casa, le llamo muchas veces Guillermito.
—¿Y cómo es vuestro niño?
—Es muy tranquilo y no llora prácticamente nada. Solo en los momentos típicos de “tengo hambre”, “cámbiame” o “estoy aburrido”. Eso sí, no duerme nada. Yo llevo sin dormir ocho meses, que son los que ha cumplido ahora. Nueve si cuento el último mes de embarazo, que también fue horrible y me hizo pasar muchas noches en vela.
—¿Estás contenta con que tu primer hijo haya sido un niño?
—Me encanta, aunque no niego que me gustaría tener, en un futuro, una niña. William es superespecial para mí, es como si fuera mi mininovio. Me encantará enseñarle cómo debe tratar a las mujeres el día de mañana y a comportarse como un auténtico caballero.
“No he podido elegir mejor padre y mejor compañero de vida. Cada vez que me levanto y miro a mi alrededor, me doy cuenta de lo afortunada que soy”
—¿A quién se parece más de los dos? ¿Qué ha heredado de ti y qué de Robert?
—Cuando nació parecía un clon de mi esposo. Eran como dos gotas de agua, daba hasta cosa verlos. ¡Dios mío, pensaba que había dado a luz a mi marido! (Risas). Tiene, además, su personalidad. Es muy decidido, como él, aunque, al mismo tiempo, es tranquilo, como yo. Ahora creo que físicamente se va pareciendo más a mí. La gente me dice que tiene mis ojos y el pelo rizado como lo teníamos mi hermano y yo cuando éramos pequeños.
—Dicen que los niños son más de las madres, ¿lo ves así?
—Sí. Mi hijo tiene “mamitis” total y yo tengo “Guillermitis” aguda.
—¿Cómo ves a tu marido con su niño?
—Es un padrazo. Supe que iba a serlo desde el primer momento. Le encantan los niños y se puede pasar horas y horas jugando con ellos. Se lo pasa superbién y no se cansa. Y con su hijo es increíble. Está superinvolucrado y no le tienes ni que decir nada. Si se despierta el niño por la noche, me dice: “Ya me levanto yo”. Siempre quiere cogerlo, jugar con él y darle el biberón. Es un superpapá.
—Eres modelo, ¿también eres una esposa y madre modelo?
—Bueno, eso no te lo puedo contestar yo. La verdad es que intento hacerlo lo mejor que puedo y lo hago con todo mi amor y cariño.
“Quiero una familia numerosa. Es más, si mi cuerpo y mis finanzas me lo permitieran, tendría diez hijos. No sé por qué he esperado tanto tiempo para tener uno. Me lo pregunto todos los días y también se lo digo a mi marido”
—¿Sois partidarios de que se críe y eduque en Nueva York u os gustaría instalaros algún día en España?
—La verdad es que a mí me encantaría volver a España. Es uno de mis sueños, porque me encanta mi país y me siento muy española. Pero, realmente, hoy por hoy, lo veo muy complicado. Más que nada por el trabajo de mi esposo, en Wall Street, que no se lo va a permitir. Lo que sí me gustaría, en el futuro, es pasar largas temporadas aquí para que el niño pueda disfrutar de nuestra cultura y pueda conocer sus raíces maternas. En lo que respecta a dónde criarlo, la verdad es que no tengo mejor o peor opinión sobre un país u otro. Me gustan muchísimo los dos y creo que en cualquiera de ellos va a ser un niño supereducado, superbueno y que, en cualquiera de ellos, va a tener las mejores oportunidades que podamos ofrecerle.
—Querrás que tu bebé hable español en casa.
—Es que yo le hablo en español y su padre, en inglés. No sé si será verdad, porque soy una supernovata en el mundo niños, pero dicen que los niños que crecen escuchando dos idiomas en su casa tardan más en hablar. La verdad es que todavía no le hemos escuchado decir ni “papá” ni “mamá”. Es como si estuviera confundido (más risas).
—Cambiando de tema, Robert y tú acabáis de celebrar cuatro años de casados, ¿el balance de este tiempo junto a él?
—Se me ha pasado volando. Parece que fue ayer cuando estábamos aquí, en Madrid, planeando el fin de semana de nuestra boda. Fue uno de los días más bonitos de nuestra vida.
—¿Te imaginas qué habría sido de tu vida si Robert no hubiera aparecido?
—No lo quiero ni pensar, la verdad, porque no sé qué haría. Robert es el hombre de mi vida, sin ninguna duda.
“Al tener a William por primera vez en mis brazos, en el hospital, no podía creer que ese bebé fuese mío. La maternidad es una sensación increíble, lo más bonito que te puede pasar”
—Para amar hay que admirar, ¿qué admiras de él?
—¡Tantas cosas! La lista es interminable. Me encanta lo cariñoso y lo cercano que es. También que es muy leal y que está a mi lado siempre que lo necesito. Es como mi roca. Yo soy una persona que me obsesiono muchas veces y que, cuando tengo un problema, le doy vueltas y vueltas y vueltas. Es él quien me tranquiliza y me dice: “No, mira, esta es la solución. Y si esto no sale, es por aquí”. Esa calma que me da la valoro también muchísimo.
—Dicen que la llegada del primer hijo supone un cambio en la relación de pareja, ¿vosotros lo habéis sentido?
—¡Claro que sí! Antes éramos dos y hacíamos lo que queríamos. Y ahora tenemos un bebé que requiere una rutina y que es nuestra prioridad. Sin embargo, teníamos tantas ganas de tener un hijo en común y experimentar lo que es ser padres juntos, que no nos importa. Disfrutamos más estando con William y haciendo cosas con él que otras que podríamos haber hecho solos y con más libertad. Yo creo que el niño ha hecho que nos sintamos muchísimo más unidos.
—¿Pensáis tener más hijos? ¿Os gustaría formar una familia numerosa?
—Yo quiero familia numerosa. Es más, si mi cuerpo y mis finanzas me lo permitieran, tendría diez hijos No sé por qué he esperado tanto tiempo para tener uno. Me lo pregunto todos los días y también se lo digo a mi marido.
—¿Qué proyectos tienes para los próximos meses?
—La verdad es que la pandemia y el embarazo me han permitido tomarme un año supertranquilo para disfrutar este momento tan bonito de la maternidad. Además, el mundo de la moda ha estado bastante parado, sobre todo en el tema de viajes, por la COVID. Dentro de lo malo, todo ha salido perfecto para que pudiera tomarme mi tiempo y estar con mi pequeño. Eso sí, ya han pasado ocho meses y me siento superrecuperada, así que me apetece un montón retomar mi carrera.