“Es muy importante dar a conocer una enfermedad como el asma grave, que se hable mucho de ella y que quienes la sufren sepan que no están solos”, afirma Teresa Perales , la legendaria nadadora paralímpica, que ha sido distinguida con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021 y amadrinó, hace unos días, la inauguración del Instituto Nacional de Asma Grave (INAG), un proyecto impulsado por Gsk con el objetivo de contribuir a la mejora en el abordaje de los pacientes que sufren dicha enfermedad.
En forma de mesa redonda, el acto de presentación fue moderado en la Casa de América por la periodista Esther Vaquero y en el participaron neumólogos y alergólogos de las principales unidades de Asma Grave de España, así como especialistas del Servicio de Atención al Paciente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
- Teresa, supongo que, en vísperas de los Juegos Paralímpicos de Tokio, tendrás múltiples compromisos que atender, ¿qué te llevó a amadrinar esta iniciativa?
- Sobre todo, el poder aportar mi granito de arena para dar a conocer el asma grave. Mucha gente padece la enfermedad y es muy importante que se hable mucho de ella
- ¿Continuarás implicada de alguna manera?
- Sí, claro, me encantaría. Me parece que estamos en un momento muy importante. En España hacía falta un plan estratégico para que todo el mundo vaya en la misma línea, con todo coordinado y que todos los pacientes puedan tener acceso a los mismos tratamientos y a las mismas pruebas médicas. La inauguración del Instituto Nacional del Asma Grave hace que se hable de ello y permite que los profesionales se puedan unir y naveguen en el mismo barco.
- ¿Tú tienes o conoces algún caso cercano de asma grave?
- En mi familia, hemos tenido muchos casos de asmáticos. Yo lo sufro desde los cuatro años, un asma leve que no me ha condicionado a la hora de hacer deporte pero que sí me ha impedido competir por culpa de alguna crisis. Lo que se desconoce es que muchos deportistas sufrimos asma de manera más o menos severa y, curiosamente, más nadadores de los que la gente piensa. Sin embargo, la lectura que se puede sacar es que se puede tener asma y ser deportista de alta competición sin ningún problema.
- ¿El hecho de que sea una enfermedad muy asociada también a los niños te sensibiliza especialmente siendo madre?
- Muchísimo, claro. Una madre no quiere que su hijo sufra dificultades en la vida.
- Teresa, los Juegos Paralímpicos de Tokio están a la vuelta de la esquina. ¿Cómo estás viviendo la cuenta atrás?
- Obviamente con la tensión propia de saber que se acerca un momento muy bonito que ya he tenido la oportunidad de vivir en cinco ocasiones. Esta vez, sin embargo, será diferente, porque nos encontramos en plena pandemia y eso genera todavía más estrés.
- ¿El Premio Princesa de Asturias será un aliciente para ti en esta ocasión, verdad?
- Claro que sí. Ya me llevo una medalla puesta a Tokio. Sólo lo han recibido siete mujeres y, entre ellas, no había ninguna deportista paralímpica. Ha sido como romper una barrera.
- ¿Qué sentiste cuando te dio la noticia Abel Antón?
- La verdad es que primero me llamaron de la Fundación para decirme que me iba a llamar Abel para comunicármelo oficialmente. La emoción me embargaba, el corazón me salía por la boca y empecé a llorar. Es lo más emocionante del mundo.
- ¿Dirías que ha sido el momento más feliz de tu vida?
- ¡A una madre no le puedes preguntar eso! (risas) Pero lo que no puedo negar es que fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida.
- ¿Qué te dice tu hijo, que ya tiene once años?
- Está muy orgulloso. Mi hijo es, además, muy expresivo y dice las cosas como las piensa, cosas bonitas que me dan aliento y fuerza, y me suben en una nube. Ahora, al verme con la lesión del brazo, me dice que soy una campeona y una mujer muy valiente.
- ¿Ha heredado tu talento para la natación?
Nadar le gusta, pero tiene más talento para el baloncesto y a mí me encanta.
- ¿Te podrá acompañar a Japón?
- No. Lo teníamos todo organizado, pero al final no puede haber público extranjero
- 26 medallas olímpicas en los cinco últimos Juegos Paralímpicos, 20 en Mundiales, 37 en los campeonatos europeos y numerosas medallas en los campeonatos nacionales, ¿cómo se logra todo eso y, sobre todo, durante tantos años seguidos?
- No rindiéndose y siendo muy cabezota. La forma de poner en valor la vida es aprovechar las oportunidades por muy incómodas y difíciles que puedan ser a veces. Los retos al final no dejan de ser retos y, a veces, son cambios que te pone la vida en forma de lesión, discapacidad o enfermedad.
- ¿Ya pensabas así cuando a los diecinueve años sufriste la neuropatía y te quedaste en silla de ruedas?
- Mi padre murió cuando yo tenía quince años y él tenía cuarenta y cinco. En ese momento aprendí que la vida continúa incluso sin ti y que tienes que hacer que la tuya merezca la pena. Mi padre no pudo elegir si se moría o no, tuvo una enfermedad y perdió la batalla, pero yo elijo lo que hago cada segundo. Doy las gracias cada día cuando me levanto y cuando me acuesto, y sonrío siempre. Tengo muchos motivos para sonreír.
- La sonrisa será mayor si consigues igualar en Tokio las veintiocho medallas olímpicas de otro nadador, el legendario Michael Phelps,
- Va a ser muy complicado, porque sufrí una luxación aguda en el hombro en el Campeonato de Europa y no me da tiempo a someterme a una cirugía. Todo apunta a que tendré que nadar con un brazo en lugar de con los dos.
- ¿Qué piensas dentro del agua, al competir?
Antes de lanzarme al agua, sonrío. Y compitiendo me sale la versión más animal que tengo, todo lo que he entrenado física y mentalmente se convierte en un acto reflejo. Me empodero yo sola cuando compito, soy una competidora nata.
- ¿Y cómo te preparas mentalmente para la derrota?
La derrota no es un fracaso, es una ley natural y viene aunque no la quieras. Pero yo para lo que me preparo siempre es para ganar, aún sabiendo que hay otro escenario posible que es el de no conseguirlo. Para mí, sin embargo, no es un escenario dramático. ¡Los demás tienen también derecho a ganarme!