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Medalla de oro en Tokio

Sandra Sánchez, oro para la karateka que renunció a todo para apoyar a su madre en su lucha contra el cáncer

Cuando quiso regresar a la alta competición, una vez que su madre superó la enfermedad, le dijeron que ya era demasiado mayor y la hoy campeona olímpica abandonó el kárate durante una temporada


Actualizado 5 de agosto de 2021 - 17:01 CEST

Sandra Sánchez, de 39 años, lleva toda la vida luchando por su sueño de dedicarse profesionalmente al kárate. Comenzó a hacer sus pinitos nada menos que a los cuatro años, fascinada por las patadas que su hermano, Paquito, daba en el gimnasio. Insistió a sus padres para que sustituyeran las clases particulares de baile en las que estaba apuntada por este deporte y, aunque ellos lo vieron como un capricho motivado únicamente por imitación al hermano mayor y creyeron que pronto se acabaría aburriendo, ella les demostró que se equivocaban: Sandra acababa de dar los primeros pasos de lo que iba a ser una trayectoria brillante. Este jueves se ha colgado la medalla de oro en kata en los Juegos Olímpicos de Tokio, sumando el premio más ansiado de un palmarés que ya era envidiable (es número 1 del ranking mundial y campeona del mundo). Sin embargo, las piedras que se ha ido encontrando en su camino han sido tales que a punto estuvo de renunciar.

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© Getty Images

Sandra Sánchez ha ganado la medalla de oro en kata frente a la japonesa Kiyou Shimizu

-Jordi Xammar y Nico Rodríguez, el administrativo y el odontólogo que han ganado la décima medalla olímpica para España

Con una gran madurez desde muy joven, no dudó en marcharse del Centro de Alto Rendimiento de Madrid a los 20 años porque a su madre le habían detectado cáncer y quería estar a su lado. Cuando esta superó la enfermedad y Sandra quiso regresar, le dijeron que ya no tenía edad para la alta competición. A pesar del rechazo de la Federación, ella lo tenía claro: "“Fue la decisión más correcta de mi vida", dice en un minidocumental de El País.

Después de aquello se fue a Australia con una beca para aprender inglés. Allí se ganaba un dinero extra dando clases de kárate, pero ya se había olvidado de competir. Cuando regresó a España, le animaban a que retomara su carrera como karateka, si bien necesitaba recuperar tono físico y seguir un entrenamiento específico. Y ahí entra en juego Jesús del Moral, quien sería no solo su entrenador, sino también su pareja. "Cuando Jesús cree en mí, me crecen alas", dice ella.

© Getty Images

Tras alzarse con el oro, Sandra posa junto a su entrenador, Jesús del Moral, que es también su pareja

-Teresa Portela, la admirable constancia de una madre para ganar su primera medalla olímpica a los 39 años

Con esas alas se ha subido a lo más alto del podio en Tokio tras vencer a la japonesa Kiyou Shimizu en el estreno de la modalidad de kata en unos Juegos Olímpicos. La karateka española ha logrado así la undécima medalla para España, la segunda de oro.