Tamara Falcó siente un especial apego por Castilla-La Mancha. Es la tierra donde se cumplieron todos los grandes sueños de su padre, el recordado marqués de Griñón. Allí es donde, después de completar sus estudios en Bélgica y California, el aristócrata decidió comenzar su aventura vinícola, plantando cepas de cabernet savignon —uva tinta— en sus tierras y logrando la Denominación de Origen. A la de sus celebrados vinos se unió otra aventura: el aceite. Además, ‘Quinto de Casa de Vacas y Coronillas’, la finca de Carlos Falcó en Malpica de Tajo (Toledo), fue escenario de algunos de los episodios más felices en la vida del marqués. No hay que olvidar que allí contrajo matrimonio con Isabel Preysler y disfrutó de la infancia de todos sus hijos. Tamara guarda también grandes recuerdos con sus hermanos por parte de madre, incluidos los hijos de Julio Iglesias. La marquesa de Griñón comparte con ¡HOLA! estos momentos tan especiales en Castilla-La Mancha, antes de descubrirnos todos sus tesoros: su incalculable valor cultural, un sinfín de rincones con encanto, los espectáculos que ha levantado la Naturaleza y, por su puesto, sus numerosas ofertas gastronómicas.
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—Si cierras los ojos y piensas en Castilla-La Mancha, ¿qué imágenes te vienen a la cabeza?
—Imágenes de la tierra rojiza, los puentes de Toledo, Cuenca y sus Casas Colgadas… También los olivos, Talavera de la Reina y sus cerámicas, la vendimia, los campos de lavanda en Brihuega, el romero…
—¿Qué recuerdos de tu infancia o con tu familia tienes aquí?
—Los fines de semana en Malpica y los días en el campo con mi padre. Él me enseñó a querer esta tierra. Recuerdo pasar tiempo juntos, su música clásica, cuando salíamos a recoger setas con él, las monterías, desayunar migas con huevo… Momentos con animales, la paz del campo, las noches estrelladas, el sonido de los grillos… Lo recuerdo todo con mucho cariño. Pasábamos todos los fines de semana en familia, era nuestro sitio favorito. Julio y Enrique —sus hermanos por parte de madre— aún se acuerdan.
—¿Cuáles son esos lugares que te enseñó tu padre?
—Mi padre era un pozo de sabiduría. Siempre me enseñaba sitios especiales. Recuerdo que, en el viaje a Madrid, iba contándome la historia de cada pueblo por el que pasábamos. Era un momento muy divertido. También recuerdo con cariño los campos de olivos cultivados por mi padre, en Toledo. En el campo, me hablaba de los animales, me enseñaba las madrigueras y me contaba miles de historias superinteresantes.
“Mi padre era un pozo de sabiduría. Siempre me enseñaba sitios especiales. Él me enseñó a querer esta tierra”
—También será una tierra especial para ti, porque, en ‘Quinto Casa de Vacas’, se casaron tus padres.
—Sí, es muy especial. A mi madre le encanta el campo y lo echa mucho de menos. Yo también quiero vivir alejada del centro de Madrid, para tener un poco de esa tranquilidad.
—¿Qué historias curiosas guarda tu familia de esta tierra?
—Un día, mi abuelo —Manuel Falcó y Escandón, noveno duque de Montellano y, por cierto, otro apasionado de la restauración— le dijo a mi padre: “Te dejo la tierra con mejor suelo para vides y olivos para que puedas realizar tu sueño”. Y así fue.
“El campo siempre es buena opción”
—¿Cuál dirías que es la mejor época para visitar Castilla-La Mancha?
—Cualquier época es buena. Bien es cierto que, al ser un lugar de interior, la gente lo relaciona con el invierno o el otoño. Pero la costa española está tan llena en agosto que encontrar otros sitios para estar tranquilo es un gusto. Por ejemplo, ahora es un momento perfecto para contemplar los campos de lavanda de Brihuega, que son impresionantes. El verano en el campo siempre es buena opción, aunque también es muy apetecible un plan de campo en invierno, con la chimenea. Yo suelo ir durante todo el año. Cada estación tiene su magia. En primavera, encontramos todos los tipos de verdes. En otoño, se invade de colores rojizos y anaranjados. En verano, se convierten en campos amarillos… Cada estación tiene su encanto.
—¿Qué te gusta hacer cuando vas allí?
—Castilla-La Mancha es una tierra con infinidad de posibilidades, paisajes, contrastes… Siempre suelo ir a descansar y desconectar en familia, disfrutando de la rica gastronomía y conociendo nuevos productos para experimentar en mi nueva faceta como chef. La despensa es enorme y de una gran variedad y calidad, dependiendo del territorio. Mi plan ideal es descubrir algún pueblo con encanto y empaparme de su cultura, historia y tradiciones.
—¿Qué lugares recomendarías para visitar este verano?
—Las ciudades de Cuenca y Toledo son impresionantes. Ambas están declaradas Patrimonio de la Humanidad. En cuanto a monumentos, son únicas, de lo más potente que hay en España. No me canso de volver y no termino nunca de conocerlas por completo. A pesar de que la gente lo asocia a una tierra calurosa, hay muchísimos pueblos y espacios naturales donde hacer turismo rural, actividades deportivas, ecoturismo o, incluso, darte un chapuzón en parajes tan espectaculares como las Lagunas de Ruidera. El Parque Nacional de Cabañeros, para disfrutar de la berrea —sonidos que emiten los ciervos y venados— en otoño, es una experiencia única. También el descubrir pueblos medievales con imponentes castillos, como Molina de Aragón, Belmonte, Oropesa o Atienza, muy cerquita de Madrid. Un lugar que me sorprendió por su belleza fue Alcalá del Júcar, al igual que los pueblos de la sierra del Segura, en Albacete. Allí podéis disfrutar de la Naturaleza, pero también de un rico patrimonio.
“Pasábamos todos los fines de semana en familia, era nuestro sitio favorito. Julio y Enrique —sus hermanos Iglesias— aún se acuerdan”
—¿Cuáles son esos rincones que consideras que son los grandes desconocidos de esta tierra?
–Siempre identificamos Castilla-La Mancha con la tierra del Quijote, de los molinos de viento… Y así es. Recomiendo los de Campo de Criptana, Alcázar de San Juan, Consuegra… Cuando viajo por esta región, también siempre descubro lugares nuevos impresionantes e inolvidables, como el parque arqueológico de Segóbriga. Lo visité no hace mucho y me quedé impresionada con que hubiera una ciudad romana, con su teatro y su anfiteatro, en mitad de La Mancha.
Volcanes en Ciudad Real
—¿Y para disfrutar de la Naturaleza?
—En la provincia de Ciudad Real no sabía que había volcanes y que se pueden visitar, como el del Cerro Gordo. Muy cerquita, en el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, se puede disfrutar de su privilegiado entorno natural. O visitar las minas de mercurio de Almadén, que son también Patrimonio Mundial, y, sin duda, es una experiencia adentrarse en las profundidades de la Tierra.
—¿Algún lugar para dormir, por sus vistas o su enclave?
—Los Paradores de Toledo y Cuenca. Cuando abres la ventana y ves la panorámica de Toledo o las Casas Colgadas… Es fantástico. Además, hay una red de hospederías.
Miguelitos y berenjenas
—Ahora que estás estudiando cocina, ¿qué destacarías de la gastronomía?
—Es muy auténtica y utiliza productos de calidad. Además, es el origen de muchas técnicas que hoy siguen utilizándose en la alta cocina, como el escabechado. Eso poca gente lo sabe. También me gusta el hecho de que puedas ir a restaurantes en los que se sirven platos de toda la vida, como los que preparaban antaño las abuelas, pero también a restaurantes de alto nivel gastronómico con platos de vanguardia. La gastronomía de Castilla-La Mancha me gusta por eso mismo, por los contrastes y, sobre todo, por la calidad del producto que se usa. Hay mucho más que queso manchego, que, por cierto, me encanta.
—¿Qué platos típicamente manchegos son los que más te gustan?
—Me muero por un miguelito de La Roda, por unas gachas bien hechas… ¡y por una berenjena de Almagro! (Ríe). Recientemente, he descubierto el pan de cruz, que es un pan artesano de Ciudad Real, ideal para mojar en un pisto. También he conocido los gazpachos manchegos, que nada tienen que ver con los de Andalucía. Os invito a descubrirlos. Eso sí, con menos calor, porque es un plato de invierno. Por otro lado, la trufa y las setas de otoño son una sorpresa. Son espectaculares para usar en los platos de alta cocina. Y del mazapán toledano… ¡qué decirte!
“Espero volver con Íñigo a Sigüenza (Guadalajara). He estado recientemente y me quedé enamorada, es una ciudad medieval preciosa”, nos desvela la marquesa de Griñón
—¿Y para beber y refrescarse?
—Las cervezas artesanas que se están haciendo ahora son espectaculares. Pero a mí me gusta mucho tomar un buen vinito de la tierra cuando viajo. Siempre que veo vinos de Castilla-La Mancha en la carta de los restaurantes me alegro mucho.
—Recomiéndanos algún sitio en especial para cenar.
—Cualquiera de los ubicados en los cigarrales de Toledo —fincas señoriales situadas a las afueras de la ciudad—. Cenar en ellos, disfrutando de las vistas del casco histórico, es una experiencia única.
Encajes y artículos de piel
—¿Y lugares para realizar compras?
—Me encanta la cerámica de Talavera de la Reina. Y no solo la tradicional, sino también la que se hace con diseños innovadores y supermodernos. Además, comparte declaración, junto a la de Puente del Arzobispo, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Los bordados de Lagartera y los encajes de bolillos de Almagro son también una compra con la que acertar si tienes que llevar un recuerdo o quieres tener un detalle con un ser querido. Los artículos trabajados en piel son también espectaculares.
—Durante los meses de verano, siempre tienen lugar fiestas populares en distintas ciudades y pueblos, ¿cuáles son las que más te llaman la atención?
—Por ejemplo, la fiesta de los Gancheros del Alto Tajo, a finales de agosto, en la provincia de Guadalajara. Han recuperado el recuerdo de este oficio, el de los gancheros, que bajaban por las aguas del Tajo con los troncos talados de los árboles. También la floración de la lavanda en Brihuega, otro precioso pueblo de Guadalajara. En julio, se decora entero de color lavanda con motivo de la floración de los campos de este cultivo, que se usa, por cierto, para la industria cosmética.
—Si tuvieras que elegir un rincón para disfrutar de una romántica escapada con Íñigo, ¿a dónde lo llevarías?
—Recientemente, he estado en Sigüenza (Guadalajara). Me quedé enamorada, es una ciudad medieval preciosa, así que espero volver con él.
—¿Qué planes tienes para este verano? ¿Vas a poder hacer alguna escapada?
—Tengo que seguir estudiando en Le Cordon Bleu —el curso de cocina que ha decidido continuar estos meses de verano—, pero estoy segura de que podré realizar alguna escapada. Castilla-La Mancha es un lugar para hacerlo porque está muy cerquita de Madrid y tiene miles de opciones.
Para disfrutar de Toledo
• Dónde dormir
Tamara se queda con el Parador, que tiene unas maravillosas vistas al Alcázar y su catedral gótica. “Cuando ves la panorámica… Es fantástica”.
• Un plan divertido
Visitar el parque temático Puy du Fou, un viaje al pasado a través de sus espectáculos de día y nocturnos. “Está basado en recreaciones históricas. Es un buen plan para hacer en familia o con amigos. Sorprende muchísimo”, nos dice.
• Para amantes de la naturaleza
La marquesa de Griñón recomienda el Parque Nacional de Cabañeros, que se extiende hasta la provincia de Ciudad Real y se puede recorrer en todoterreno o a caballo. Entre sus más de cuarenta mil hectáreas, habitan especies únicas, como el lince ibérico, el buitre negro y el águila imperial ibérica, además de zorros, nutrias, garduñas y ciervos. “Es una experiencia única disfrutar de la berrea en otoño”, dice Tamara.
• De compras
“Me encanta la cerámica de Talavera de la Reina. Y no solo la tradicional, sino también la de diseños innovadores y supermodernos. Junto a la de Puente del Arzobispo, es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO”, dice Tamara, que también nos aconseja los magníficos bordados artesanales de Lagartera.
Para disfrutar de Ciudad Real
• Los molinos de don Quijote
Tamara nos recomienda los de Campo de Criptana y Alcázar de San Juan.
• Un plan cultural
La marquesa de Griñón considera imprescindible el Festival de Teatro Clásico de Almagro. “En julio, este pueblo se llena de vida y de teatro para todos los públicos”.
• Tienes que visitar
El Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, de incalculable valor forestal, geológico y arqueológico —incluso, hay pinturas rupestres—. Tamara nos invita a visitar también las minas de mercurio de Almadén y el volcán de Cerro Gordo, entre Almagro y Granátula de Calatrava
• Para refrescarse
“Un chapuzón en parajes tan espectaculares como las Lagunas de Ruidera”.
Planazos por Guadalajara, Cuenca y Albacete