El verano pasado, durante una de sus intervenciones en el programa Lazos de sangre, Rocío Carrasco sorprendía al mostrar su tatuaje en forma de Ave Fénix, a la altura de su omóplato. Ahora, gracias a las imágenes exclusivas tomadas durante su última escapada a la Costa Brava con su mujer, develamos un dato de Fidel Albiac, desconocido hasta la fecha: el dibujo que decora gran parte de su espalda.
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A pesar de las estética similar de los dos tatuajes, que inducen a pensar erróneamente que son iguales, los tatuajes de Carrasco y su marido no tienen nada que ver. Según hemos podido saber, Fidel lleva grabado un enorme samurái, junto a una pagoda, que es como se conoce a los templos religiosos típicos en Oriente. Por tanto, su significado es completamente distinto al del llamativo Ave Fénix que luce la hija de Rocío Jurado en su dorso, aunque las historias tengan cierta relación.
Tal y como desliza su entorno a ¡HOLA!, Albiac siempre quiso hacerse un tatuaje. Sin embargo, no fue hasta hace aproximadamente tres años cuando se animó a ello. En concreto, después de licenciarse en Derecho, carrera de cuatro años que consiguió terminarla en tres. Pero el fin de sus estudios no fue más que un pretexto para hacerse, ya que el dibujo tiene una historia mucho más profunda.
Como es sabido, el samurái era el guerrero militar del antiguo imperio japonés, con presencia entre los siglos X y finales del XIX. Por tanto, su figura es símbolo de lucha, fuerza y tesón, que son los motivos que han animado a Fidel a grabárselo en la espalda y en grandes dimensiones. No hay que olvidar que tanto él como su mujer han tenido que lidiar numerosas batallas en el plano personal, a lo largo de los más de veinte años de su historia de amor.
Por su parte, Rocío Carrasco luce ahora un Ave Fénix en la misma zona. Se lo hizo “un amigo” suyo, tal y como contó ella en julio de 2020, en el programa Lazos de Sangre , al enseñarlo por primera vez. En la misma zona, llevaba una mariposa tatuada. Por eso, cinco años atrás, después de la hija de Rocío Jurado atravesara su momento más crítico, decidió taparse este dibujo con otro de un Ave Fénix, mucho más grande.
“Para renacer hay que morir, como el ave fénix. Quemar las alas empapadas en la inmundicia y dejar que nuevas alas crezcan. Alas de oro, de luz y rocío”, explicó ella el pasado mes de marzo durante la emisión de su docu reality. De esta forma, Rocío ha querido proyectar su transformación personal de esta forma tan simbólica, al igual que su marido ha hecho con el llamativo samurái que descubrimos ahora en su espalda.