Con toda la ilusión y la emoción, Elsa Pataky y su marido, Chris Hemsworth, se mudaron a finales de 2019 a su nueva casa en Byron Bay, localidad donde residen desde que se trasladaron desde Los Ángeles, hace casi siete años. Este rincón de la costa este australiana reúne todo lo que buscaban para su vida en familia: el océano, tranquilidad fuera del foco mediático, y ver crecer a sus tres hijos, India, y los mellizos Tristan y Sasha, en plena Naturaleza. Tener su propio hogar después de años alquilando casas –en Malibú llegaron a comprar, pero poco después decidieron marcharse– ha sido para ellos un sueño hecho realidad. Durante dos años Elsa y Chris se implicaron al cien por cien en todos los detalles de la construcción y de la decoración para que el resultado fuera exactamente el que habían imaginado.
Por eso, la noticia publicada por el Daily Mail el pasado viernes 30 de julio asegurando que la pareja la ha puesto en venta, ha sorprendido a muchos. Nada más lejos de la realidad. Elsa y Chris no siempre logran la tranquilidad deseada y de manera recurrente los rumores y especulaciones suelen irrumpir en su paraíso. El pasado marzo fue una supuesta crisis que la actriz desmintió en nuestras páginas, y ahora la información sobre su residencia. Su mejor receta es tomárselo con humor y seguir adelante con sus vidas.
Según ha podido saber ¡HOLA! no es cierto, de hecho, que la casa esté en venta, ni tampoco tienen intención de deshacerse de ella, ni ahora ni nunca, si es posible. Como decimos, han estado trabajando mucho para levantar el hogar que deseaban para ellos y sus hijos, es el lugar donde más felices están y donde se ven envejecer rodeados de nietos.
“Me gusta ir a España, pasar temporadas y disfrutar de todo lo que me ofrece, la cultura, mis amigos, la comida y que mis hijos hablen español, eso nunca lo voy a abandonar, por supuesto, pero este es nuestro hogar, es donde mis hijos han crecido desde pequeñitos y todos lo disfrutamos. Estar cerca del mar también es muy importante para nosotros” nos decía la actriz hace unas semanas con motivo de la presentación de la nueva colección de calzado de Gioseppo, firma de la que es imagen. Ajena a los nuevos malintencionados comentarios, estos días, Elsa está rodando una nueva película en Sidney, dirigida y protagonizada por Russell Crowe, y en la que comparte cartel con su cuñado, Liam Hemsworth.
Elsa está rodando estos días, en Sidney, su nueva película, dirigida y protagonizada por Russell Crowe, y en la que comparte cartel con su cuñado, Liam Hemsworth
“Nos hace mucha ilusión, porque nos hemos implicado en cada detalle, lo hemos hecho todo entre los dos. Ha quedado muy bonita” nos contaba la actriz en vísperas de la mudanza a finales de 2019. Y sonriente nos comentó que su marido estaba entusiasmado: “¡Por fin tengo mi propia casa!”, dice. Le hace muchísima ilusión. “Fue una pena, en Los Ángeles, según compramos la casa y la decoramos, decidimos irnos. Así que llevábamos mucho tiempo con las maletas de un lado a otro alquilando”. En cuanto a las características nos desvelaba: “Es muy serena y muy mediterránea, he plantado mis olivos... Me recuerda mucho a las casas de Ibiza, grandes, blancas y de esquinas redondeadas”. Las imágenes que habían llegado a las redacciones, de vistas aéreas provocaron un sin fin de comentarios, tanto por las dimensiones que se apreciaban como por el hormigón de la estructura. Muchos dijeron entonces que parecía un centro comercial. “Viéndola desde arriba, no se puede saber cómo es. Hay muchas terrazas, porque allí pasas mucho tiempo fuera. No voy a decir que es una casa pequeña, pero tampoco enorme; es más o menos como la de Los Ángeles. De hecho, aquella tenía bastantes más habitaciones” nos aclaraba la actriz.
La casa está preparada para disfrutar de la vida en el exterior, como la misma Elsa nos contaba, con grandes superficies al aire libre y una gran piscina. Ese es el mayor lujo. Tiene cuatro dormitorios, para ellos y sus tres hijos, un cuarto de invitados, la cocina, el salón comedor y el gimnasio. La antigua casa, que se tiró entera, estaba repartida en una construcción principal y varias adyacentes y ahora todo el espacio lo ocupa una sola estructura. Y su construcción siguió la estricta normativa de Byron Bay en cuanto a preservación del medioambiente. Cumpliendo dichas leyes, no se cortó ni un solo árbol ni se ha utilizó ninguna estructura de madera, con el fin de evitar posibles incendios que pongan en peligro el paradisíaco enclave.