Lady Kitty Spencer, la mayor de los cuatro hijos del conde Charles Spencer y su primera mujer, Victoria Lockwood, y, por lo tanto, sobrina de la recordada Diana de Gales, se casó, el pasado sábado 24 de julio, con el multimillonario sudafricano Michael Lewis, después de tres años de discreta relación. La boda de ensueño, digna de una princesa, tuvo lugar en Roma, hasta donde viajaron los invitados, que se alojaron en los hoteles más exclusivos de la capital italiana. Fueron tres días de turismo, paseos y cenas que culminaron en la romántica ceremonia nupcial, celebrada en Villa Aldobrandini, un majestuoso palazzo renacentista construido, en el siglo XVI, sobre una colina a las afueras, rodeado de espectaculares jardines y con unas impresionantes vistas de la Ciudad Eterna (de ahí que el lugar también reciba el nombre de Belvedere, es decir, “bellas vistas”).
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Aunque la privacidad ha envuelto el enlace, han trascendido algunos detalles, como, por ejemplo, que entre los asistentes se encontraban la vizcondesa Emma Weymouth, la cantante Pixie Lott, la estilista Becky Bowyer y las modelos Sabrina Dhowre Elba —casada con el actor Idris Elba— y Erin Borini.
Sí quedaba desvelado con detalle el secreto mejor guardado de toda boda, el vestido de la novia, realizado a mano para la ocasión por Dolce & Gabbana, firma de la que Lady Kitty es embajadora global desde el pasado febrero. El magnífico diseño con el que se convirtió en la nueva señora Lewis, realizado exclusivamente para ella, está inspirado en los modelos de la época victoriana y recuerda al que llevó Grace Kelly en su boda con el príncipe Raniero de Mónaco. Tiene un corpiño, cuello alto, las mangas largas y abullonadas y una falda princesa con una imponente cola, todo ello de encaje hecho a mano, que va cubierto con una hilera de botones blancos tanto en la parte delantera (igual que el que llevó su madre en su boda con el entonces vizconde de Althorp, en 1989) como en la posterior.
Convertida en una princesa, llevó un espectacular vestido de alta costura, inspirado en la época victoriana, de encaje hecho a mano
Completaba el look nupcial con el cabello recogido hacia atrás y un larguísimo velo, y aunque se esperaba que la aristócrata llevara la pieza más preciada del joyero de la familia, la tiara Spencer, que actualmente pertenece a su padre, finalmente no fue así. Muchas novias de la dinastía han lucido la diadema de oro, plata y diamantes, pero fue Diana de Gales quien dio celebridad al tesoro familiar el día de su boda con el príncipe Carlos de Inglaterra, el 29 de julio de 1981. Cuando la tiara ya había adquirido fama mundial, Victoria Lockwood la usó en su enlace con Charles Spencer. La princesa Diana la utilizó en otras ocasiones, pero desde su trágica muerte, en agosto de 1997, solo la ha llevado su sobrina Celia McCorquodale, hija de Lady Sarah McCorquodale, el día de su enlace con George Woodhouse, en 2018.
La novia llegó al altar acompañada por sus dos hermanos. Su padre, el conde Spencer, que sufre una dolorosa lesión en el hombro, según reveló, no habría asistido
Lady Kitty no llevó finalmente la tiara Spencer, con la que se casó la princesa Diana y que, desde su muerte, solo ha usado su sobrina Celia McCorquodale en su boda, en 2018
Para que Lady Kitty se sintiera como una auténtica princesa, Dolce & Gabbana elaboró para ella otros cuatro vestidos , que podemos ver a través del vídeo que los diseñadores han compartido, junto a un mensaje agradeciendo a la modelo haber apostado por ellos en “el día más importante de su vida”, remarcando que para este evento único han creado “una serie de vestidos hechos a mano, cada uno celebrando la belleza de la novia, la pasión por la alta costura y la plena felicidad del momento”.
La ceremonia comenzó a las seis de la tarde y la novia no hizo el tradicional paseíllo al altar del brazo de su padre, sino acompañada por sus hermanos, Louis Spencer, actual vizconde de Althorp, y Samuel Aitken, nacido del segundo matrimonio de su madre con Jonathan Aitken. Estaban también las gemelas Amelia —la próxima en casarse en la familia— y Eliza Spencer, a quienes veíamos, la pasada semana, en un excepcional reportaje en ¡HOLA!, y Lara, nacida de la unión de Charles con Caroline Freud. Sin embargo, muchos se preguntan si el IX conde de Spencer asistió finalmente a la boda de su hija mayor.
A juzgar por su actividad en Twitter, parece que el padre de la novia se encontraba aún en su propiedad de Althorp el viernes por la noche, lo que supondría, de ser así, que no habría podido asistir a las nupcias, ya que Italia exige un aislamiento de cinco días para quienes lleguen al país. Recientemente, el conde reveló que sufre una dolorosa dolencia en un hombro, lo que podría haber motivado su ausencia. Y aunque hasta el último instante se especuló sobre la posible presencia de los duques de Cambridge y los duques de Sussex, finalmente, los primos de Lady Kitty no presenciaron el enlace, que finalizó con un impresionante castillo de fuegos artificiales. Una explosión pirotécnica de luz y color iluminando Roma para celebrar la felicidad del nuevo matrimonio.
Los recién casados y sus invitados disfrutaron de los fuegos artificiales desde la gran balconada de Villa Aldobrandini, con espectaculares vistas a la Ciudad Eterna
Lady Kitty y Michael Lewis se han convertido en marido y mujer tras un año y medio de compromiso y tres de noviazgo. El empresario nació en Sudáfrica, país donde la novia se crio, tras mudarse la familia en 1995 (Charles Spencer regresó a Inglaterra en 1997, tras separarse de Victoria). La diferencia de edad entre ambos —treinta y dos años— parecía un escollo en su relación, aunque finalmente han demostrado que no ha sido así. Él, cinco años mayor que su suegro, es un magnate del mundo de la moda, director de la empresa textil Foschini Ltd., y es cofundador de una compañía de biotecnología en Israel, con una fortuna estimada en noventa y cuatro millones de euros, una propiedad de veintidós en Londres y otra en su país de origen. Sus diferentes religiones —ella anglicana y él judío— podrían haberse convertido en otro escollo, pero no fue así, ya que, según informó en su día el diario «The Times», la novia tomó la decisión de convertirse al judaísmo.