María José Suárez se ha convertido en la mujer del momento desde que ¡HOLA! publicara, hace un mes, su separación de su marido, el empresario catalán Jordi Nieto, tras seis años de relación y tres de matrimonio. La diseñadora, de cuarenta y seis años, ha copado numerosos titulares durante las últimas semanas, ya que a su ruptura se han sumado unas fotografías junto al jinete Álvaro Muñoz Escassi, con el que ha sido vista en actitud cariñosa. Una relación que ha generado una tormenta mediática y que ha sido la gran atracción para la prensa.
Tras unos meses en Miami y dos años en República Dominicana, debido a los compromisos profesionales de su marido al otro lado del Atlántico, la empresaria ha iniciado una nueva etapa en España. Se ha instalado en su casa de Coria del Río (Sevilla) junto a su hijo, Elías, de tres años. Aquí se recompone emocional y profesionalmente. Su firma de ropa, María José Suárez Collections, duramente afectada por la pandemia, también ha resurgido y sus diseños triunfan fuera y dentro de nuestras fronteras. Renovada y mirando ilusionada al horizonte, la modelo nos invita a acompañarla en la travesía del primer verano de su nueva vida.
—Hace un mes, trascendió tu separación de tu marido, ¿cómo te encuentras?
—Estoy bien. Cuando estas cosas se anuncian, ya ha pasado un tiempo de duelo y has podido asimilarlo. Actualmente, me encuentro fuerte y tranquila.
—La noticia ha sorprendido. Pensábamos que allí, en el paraíso de Punta Cana, tenías una vida de ensueño...
—Sí, por supuesto que estaba en el paraíso. ¡Ha sido una experiencia maravillosa vivir entre Punta Cana y Sevilla! República Dominicana es un país que me ha dado buenos momentos y en el que he hecho un grupo de amigos que voy a echar de menos, aunque voy a seguir vinculada y viajando a menudo.
—La separación se ha hecho pública recientemente, pero ¿cuándo se produjo?
—Fue el verano pasado cuando hablamos por primera vez de separarnos. Nos dimos un tiempo, me vine a España un mes sola con el niño y, al final, decidimos darnos una nueva oportunidad. Funcionó hasta Semana Santa, que volvimos a estar en crisis y decidimos que lo mejor era separarnos.
—¿Cuáles han sido los motivos de la ruptura?
—Los motivos, obviamente, se quedan entre nosotros dos, pero no ha habido terceras personas y hemos llegado a un acuerdo amistoso que, creo, nos favorece a todos, sobre todo a Elías.
—¿En qué consiste ese acuerdo?
—Es un acuerdo que hemos firmado para el primer año, en el que establecemos un régimen de visitas para que el niño pase tiempo conmigo y también con su padre, con lo cual, como te decía, tendremos que seguir viajando a República Dominicana. Su padre vendrá a España una semana durante un mes y nosotros iremos otra semana al siguiente.
—¿Ya habéis firmado el divorcio?
—No, lo primero es un acuerdo amistoso con demanda de separación. Lleva unos meses hasta que se presenta.
—¿En qué términos se presenta esa demanda?
—Es amistosa, de mutuo acuerdo. No hay ningún problema.
—¿Cuáles son las cosas buenas con las que te quedas de tu exmarido?
—Me quedo con muchos momentos buenos. ¡Hemos sido muy felices! Tanto el tiempo que estuvimos en Miami con Elías, que apenas tenía cuatros meses, como en estos últimos años entre Punta Cana y España.
—¿Te reprochas algo? ¿Y a él?
—Con el tiempo, he aprendido que cuando las cosas se rompen y no tienen solución no valen los reproches. Los dos hemos hecho todo lo posible y lo que estaba en nuestra mano para que esto funcionara. ¿No ha podido ser? ¡Pues hay que seguir adelante! Los reproches no te dejan avanzar. Hay que perdonar o perdonarse... y soltar.
—¿Cuál es la relación con Jordi hoy en día?
—Es muy buena, hablamos a diario y, en estos momentos, nos estamos organizando para volver unos días con Elías en agosto, tal y como hemos acordado en el convenio. No vamos a perder el vínculo con Punta Cana. Mientras su padre viva allí, iremos regularmente.
—¿Existe la posibilidad de que haya una reconciliación?
—Nadie puede decir nunca que no, pero estamos en un momento en el que nuestra relación será de buenos amigos y de padres de un niño que deben hablar de su hijo. Nuestras vidas seguirán su camino.
“Cuando las cosas se rompen y no tienen solución no valen los reproches. Los dos hemos hecho todo lo posible para que esto funcionara... pero no ha podido ser”
—Supongo que esta situación te ha afectado anímicamente, ¿has sufrido mucho?
—Lo pasé mal el verano pasado, cuando no podía ni sabía controlar la situación. Ahora estoy bien y con muchas ganas de vivir.
—¿Qué es lo que más te ha dolido de todo lo que se ha dicho de ti estos días?
—Sin duda, ha sido que se diera a entender que había terceras personas en la ruptura. Esto me ha dolido porque es hablar por hablar y sin conocer la realidad de lo que Jordi y yo hemos vivido.
—Pero has sido fotografiada con Álvaro Muñoz Escassi, ¿qué tipo de relación tienes con él?
—No es la primera vez que me relacionan con Álvaro, ni, posiblemente, la última. Él no ha tenido absolutamente nada que ver con mi separación. Los motivos los sabemos Jordi y yo. No ha habido terceras personas ni por su parte ni por la mía.
—En televisión se ha comentado que tu exmarido pagó a un detective para investigar esta relación con Álvaro, ¿es cierto?
—Eso, más que molestarme, me ha hecho gracia, aunque a Jordi no le hizo tanta cuando se enteró. Quería salir a desmentirlo... y le quité las ganas. Inventar una noticia es gratis y hay colaboradores que tienen que recurrir a esto para asegurarse su permanencia en este tipo de programas. Yo no tengo ni tiempo ni ganas de estar desmintiendo este tipo de informaciones.
—¿Estás preparada para rehacer tu vida?
—Mi vida está rehecha tanto estando en pareja como estando sola. He tenido etapas de mi vida en las que he estado sola y he sido más feliz que estando en pareja. No me gusta el término “rehacer tu vida” asociado a tener una pareja.
—¿Te arrepientes de haberte instalado en República Dominicana?
—No, para nada. Lo volvería a hacer una y mil veces.
—Pero dejaste casi todo lo que tenías aquí...
—No dejé mi trabajo. Mis visitas a España eran frecuentes. De hecho, la empresa —la marca de ropa María José Suárez— creció en dos mil diecinueve. Ese año abrimos tienda en Madrid y llegamos a más de sesenta puntos de venta, pero sí había perdido el control. A mí me gusta estar en el día a día y trabajar en la distancia se me hacía complicado. Venía a España cada dos o tres meses, por cuatro o cinco días, y dejaba allí a Elías. Siempre regresaba a República Dominicana con la sensación de no haber terminado de rematar cosas, pero tampoco quería estar más días separada de mi hijo. Es complicado conciliar con tantos kilómetros de distancia y en otro horario.
—Luego llegó el coronavirus y tambaleó de nuevo tu negocio, ¿en qué medida te afectó?
—Mi firma está enfocada a la ceremonia y, con todo cancelado en dos mil veinte y parte de dos mil veintiuno, nos vimos obligados a cerrar las dos tiendas físicas. La de Madrid apenas llevaba un año y la inversión había supuesto un gran esfuerzo. Con toda la plantilla en ERTE, nos quedamos solo tres personas y, poco a poco, nos hemos ido levantando. Hemos apostado por la tienda «online», aunque tengo un atelier donde trabajamos con cita previa. Y luego también hay puntos de venta en Italia, China, Arabia Saudí... En estos momentos, mi negocio requería mi presencia aquí porque hemos tenido que reestructurar todo, pero estoy contenta porque hemos resurgido después de este varapalo, que nos ha paralizado a todos y que, obviamente, ha afectado a unos sectores más que a otros.
—¿Cómo has vivido la pandemia a nivel personal?
—A nivel personal no me voy a quejar, porque sé cómo la habéis vivido en España y nosotros hemos sido unos privilegiados. Teníamos restricciones y toque de queda, pero, dentro de nuestra urbanización en Cap Cana —al sur de Punta Cana—, podíamos pasear durante el día, ir a la playa... ¡Ha sido un sueño haberlo podido pasar así! Se ha gestionado muy bien la pandemia allí y, en el mes de marzo, ya estaba vacunada con mis dos dosis.
—¿Qué es lo que más has echado de menos de tu país?
—Lo que más echaba de menos es a la familia. Somos cuatro hermanas y estamos muy unidas. Somos una piña con nuestra madre desde que murió mi padre, hace dos años. ¡Nos la rifamos de casa en casa! Por supuesto, también a los amigos. Todo eso va pesando y un día dices: “El paraíso está muy bien, pero para pasar temporadas, no para vivir todo el año”. Entonces, te planteas cosas y decides hacer lo que te hace feliz. En mi caso, es vivir aquí y pasar temporadas allí. ¡Para mí eso es perfecto!
—¿Tienes más proyectos aparte de tu marca?
—Me centraré en mi trabajo al frente de mi firma y estamos valorando una colaboración en un programa de televisión para septiembre.
—¿Te gustaría relanzar tu carrera televisiva?
—Sí, ¡me encanta la televisión!
—Has trabajado en muchos programas con José Luis Moreno, ¿qué te ha parecido su detención?
—José Luis me ha tratado siempre de manera excepcional. Me apena su situación y le deseo lo mejor, que todo esto sea un enorme malentendido y siga su vida como siempre. No puedo opinar más porque desconozco todo sobre sus actividades profesionales o empresariales, pero soy una persona leal y agradecida.
—El pasado marzo se cumplieron veinticinco años desde que fuiste coronada Miss España, ¿cuál es el balance cuando echas la vista atrás?
—Para mí supuso un antes y un después en mi vida. Gracias a ese concurso, que entonces era una referencia, empecé a trabajar en televisión y me sirvió de plataforma para desarrollar mi carrera.
—¿Cómo inicias esta nueva vida en España?
—Estoy muy ilusionada. Mi hijo, Elías, está feliz con sus primos. Una de mis hermanas y yo somos vecinas en Coria del Río (Sevilla) y la parte delantera de las casas se comunica. Cuando Elías se levanta, va en pijama, sin salir a la calle, a casa de sus primos y ahí se pasan la mañana, jugando o en la piscina, y yo me voy a mi taller.
—¿Cuál es el lema de esta nueva etapa?
—Mi lema de vida no ha cambiado porque me haya separado. Siempre será el mismo: vive y deja vivir... ¡y que nadie te quite el privilegio de ser dueña de ti misma! Aspiro a ser una buena madre para mi hijo, una buena amiga para el padre de mi hijo y que se vea a la persona que hay debajo de mi imagen pública.