Horas antes de la final de Supervivientes, donde Olga Moreno se convirtió en ganadora de la última edición, Rocío Carrasco abandonó Madrid para realizar una escapada romántica con su marido, Fidel Albiac . El viernes 23, ambos tomaron un tren rumbo a Barcelona. Sin embargo, éste no fue su destino final, ya que continuaron su viaje otros cien kilómetros más. Concretamente, hasta la bella localidad de Sant Feliu de Guíxols (Gerona), en la Costa Brava –muy conocida por la baronesa Thyssen, que tiene allí una residencia de vacaciones–.
A lo largo del fin de semana, Rocío y Fidel disfrutaron del buen tiempo de la zona. Lo hicieron en la playa de Sant Feliu, donde el matrimonio se mostró como nunca antes le habíamos visto. No hay más que ver las imágenes para ver lo enamorados y lo cariñosos que estuvieron la hija de Rocío Jurado y su marido en todo momento, tanto mientras tomaban el sol como cuando pasearon por la arena, por la tarde.
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© AgenciasYa el domingo 25, Rocío Carrasco y Fidel Albiac regresaron a Madrid. Antes hicieron parada en Barcelona, para ver a Jorge Javier Vázquez en la función de su último espectáculo, Desmontando a Séneca, que ocupa estos días el Teatro Tívoli de la Ciudad Condal. De esta forma, el matrimonio sorprendió al presentador, que cumplía cincuenta y un años ese mismo día. Todos ellos han forjado una amistad desde que Jorge Javier participó en las galas del docu-reality de Rocío Carrasco. Además, la relación se ha estrechado estas últimas semanas, ya que la hija de Rocío Jurado ha empezado a colaborar semanalmente en Sálvame, con una sección propia llamada ‘Hable con ella’.
© AgenciasA la salida del teatro, Carrasco pudo sentir el calor del gran público, puesto que muchos asistentes la aplaudieron mientras le dedicaban vítores. De hecho, se pudo escuchar cómo la llamaban “valiente” y la animaban, dicéndole “muy bien, Rocío”. Sin duda, las mejores palabras para olvidar la victoria de Olga Moreno en Supervivientes, al comienzo del fin de semana. En la tarde de ese mismo domingo, la colaboradora regresó a su casa, situada a las afueras de la capital, con las pilas bien cargadas y sabiendo el cariño que se le profesa.
