Quien tuvo la oportunidad de escuchar a Amy Winehouse, en directo o en uno de sus discos, no puede negar que la artista fue, a pesar de la vida de excesos que apagaba su brillo, una de las cantantes más carismáticas del siglo XXI. Por desgracia su nombre quedó incluido aquel 23 de julio de 2011 en el fatídico club de los 27 que tiene en su lista a Kurt Cobain o Jim Morrison, un ingreso prematuro en el olimpo de los mitos que dejan una huella difícil de borrar. La británica que, con su estética pin-up y su característico (y exagerado) delineado, dio la vuelta al mundo, se hizo un hueco en los primeros puestos de las listas gracias a un peculiar “voz negra” y su talento para componer unas letras repletas de polémicas reivindicaciones. ¿Quién no ha coreado alguna vez aquel Rehab que reflejaba la preocupante situación que precipitó el final de su vida? Le resultó imposible superar unas adicciones que no se esforzaba en ocultar y que tristemente acabaron convirtiéndola en uno de los juguetes rotos de la música.
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Su leyenda había comenzado solo cinco años antes de su prematura muerte, en 2006, cuando lanzó precisamente aquel Rehab en el que defendía su derecho a rechazar ayuda, tras varios intentos en diferentes centros de rehabilitación, para enderezar su camino. La canción alcanzó el primer puesto de las listas de éxitos de radios de todo el mundo y la llevó de gira por media Europa. El público experimentaba sentimientos encontrados, debatiéndose entre la pasión por unas melodías llenas de personalidad y la constatación, con cierta lástima, de que la artista atravesaba una situación de salud preocupante de la que no sabía salir. Incluso llegó a tambalearse, perder la voz y olvidar las letras durante los shows, unos lapsus que eran subsanados por sus músicos o directamente llevaban a la suspension.
Su ascenso meteórico a la fama
La ganadora de cinco premios Grammy se fue con 27 años y apenas dos discos en el mercado: Frank (su álbum debut en 2003 del que vendió un millón y medio de copias) y Back to black (vendió quince millones de copias). El primero fue nombrado en honor al crooner Frank Sinatra, una de las voces míticas de la historia musical, un ídolo al que homenajeó con unas melodías que le granjearon sus primeros premios. Un disco de platino, su nominación a los galardones Mercury Music y su triunfo con un Ivor Novello Award en 2004 gracias al single Stronger than me. Las ganancias que obtuvo permitieron a la jovencísima artista, entonces tenía solo 20 años, comprar una casa en uno de los barrios más bohemios de Londres, Camden, donde el ambiente en cada rincón invita a entregarse a la inspiración y el arte.
Back to black supuso su consagración definitiva. Triple disco de platino en pocas semanas, puso la crítica a sus pies. Títulos como Rehab, You know I'm no good o Me and Mr. Jones reflejaban su visión del amor y su cuestionado modo de vida, marcado por la adicción al alcohol y otras sustancias. "Ellos tratan de que vaya a rehab (rehabilitación) / pero yo digo ‘no, no, no’". Tenía pendientes muchas cosas que contar y por eso esas canciones que se quedaron en el tintero vieron la luz tras su muerte. El mito se perpetuó con Amy Winehouse Lioness: Hidden Treasures, un tercer trabajo que esconde precisamente eso, varios tesoros que con su personalísimo estilo crearon una enorme expectación entre sus seguidores. Canciones no editadas con anterioridad, versiones personales de clásicos de otros artistas y nuevas composiciones configuran esta lista de doce temas, algunos de los cuales se grabaron ya en 2002 (antes de la salida al mercado de su álbum debut Frank).
Los beneficios obtenidos de este último álbum, “difícil de escuchar” según el padre de Amy, Mitch Winehouse, por el dolor que suponía saber que su hija no podía hacerlo junto a él, se destinaron a la fundación creada en su memoria. Su progenitor, rostro visible de la tristeza de la familia junto a su mujer, puso en marcha una organización que a lo largo de los años ha ayudado a inspirar a los jóvenes, ayudándoles a crecer y desarrollar su autoestima y resiliencia para que utilicen todo su potencial. Como señala la fundación su trabajo está inspirado por “el amor de Amy a los niños y las dificultades a las que tuvo que hacer frente”.
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Su problemática relación
Una vida azarosa también en lo sentimental, plano marcado por su relación con el problemático Blake Fielder-Civil. Estar con él arrastraba más a Amy hacia el abismo en el que se hundía peligrosamente. Se casaron en 2007 y él ingresó en prisión ese mismo año, acusado de agresión y desacato a la autoridad, uno más de los escándalos que protagonizaron. Amy presentó la demanda de divorcio en 2009, pero no fue este el final de los problemas pues seguía atrapada en una espiral destructiva. Agresiones a los fans y apariciones públicas en las que su estado reflejaba una visible embriaguez la convertían en blanco de las miradas. Ni siquiera la relación que mantuvo en los útlimos meses de su vida con el director de cine Reg Traviss, que era lo opuesto a Blake, logró alejarla del mal camino. Un mes antes de su fallecimiento, se presentó en muy mal estado en un concierto en Belgrado, un bochornoso show que obligó a cancelar el resto de la gira prevista.
Su legado a través de su ahijada
Tres días antes de morir unía su voz a la de su ahijada, Dionne Bromfield, en el iTunes Festival de Londres. “Me gustaría continuar el legado de Amy, pero es una gran presión que haya gente que piense que realmente puedo hacerlo” explicaba entonces la jovencísima artista, que recogía el testigo de alguien inimitable. Es ella quien ahora, una década después, pone voz, ojos y corazón al recuerdo de Amy Winehouse en Amy Winehouse & Me: Dionne's Story. El documental, que verá la luz el próximo 29 de agosto, reunirá los detalles más personales de la diva del soul, vista a través del prisma de Dionne, que detalla la repercusión que tuvo en su vida la muerte de la artista. Dionne repasa los mejores y peores momentos de la vida de la cantante, con material inédito de aquellas historias que vivieron juntas y la marcaron para siempre. Una intensa complicidad que se presenta ahora como una especie de terapia para su protagonista: "No puedo expresar lo terapéutico que ha sido este viaje para mí. Por fin puedo avanzar hacia el siguiente capítulo de mi carrera sabiendo que he afrontado emociones que han estado reprimidas durante años".
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“Espero que este documental muestre a Amy como algo más que una persona que luchó contra la adicción y, además, muestre a la increíble persona que era mi madrina". Un legado que Dionne quiere compartir con quienes amaron su música y la quisieron pese a las tormentas que enturbiaron su camino.