Kerem Bürsin se ha convertido, a sus 34 años, en el galán turco del momento que tiene revolucionados a los espectadores de medio mundo gracias su papel como Serkan Bolat en Love is in the air. El actor es feliz en su vida profesional y también en la sentimental junto a su pareja, dentro y fuera de esta comedia romántica, Hande Erçel. A día de hoy es un hombre de éxito a nivel internacional, ya que su vida y cada paso que da levantan gran expectación e interés entre sus fans. Lo cierto es que la historia personal que está detrás de su triunfo, que no fue algo sencillo, daría también para una película. Muchas veces, la realidad supera a la ficción y este es un buen ejemplo.
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La familia Bürsin lleva a sus espaldas un relato de vida muy nómada: Por motivos laborales de su padre, Pamir, que trabajaba en una empresa petrolífera internacional, tenían que mudarse de país constantemente. Primero fueron a Estambul y Ankara (Turquía). Cuando el actor contaba con solo once meses, se establecerían en Medan y Yakarta (Indonesia), pero pronto llegarían otros destinos como Edimburgo (Reino Unido), Dubái y Abu Dabi (Emiratos Árabes), Kuala Lumpur (Malasia), Sugar Land, Boston y Los Ángeles (Estados Unidos), este último lugar ya de manera independiente para desarrollar su carrera profesional. Nada menos que once ciudades, repartidas en seis países diferentes, son en las que ha vivido Kerem. Una experiencia que ha contribuido de manera positiva a su vida ya que le ha ayudado a adaptarse, comprender otras culturas y ser más abierto, lo que le ha hecho mejorar en muchas cosas. Pero el intérprete también confiesa que era duro crear vínculos de amistad y tener que separarte de ellos a una edad tan temprana.
A los doce años llegaba a los Estados Unidos y fue en Texas donde, finalmente, la familia Bürsin se acabaría estableciendo de manera definitiva. En Bostón se graduó en el Emerson College en Comunicaciones y Marketing, llegando incluso a trabajar en una agencia de publicidad, y comenzó sus estudios Arte Dramático. De hecho, en esa época ya destacaba por sus dotes interpretativas y fue elegido como “Mejor actor” en una competición entre institutos. Su camino y sus sueños le llevaron hasta Los Ángeles, la ciudad de las oportunidades donde, mientras seguía formándose y probando suerte como actor, trabajó como chófer de famosos, entrenador personal, camarero… Allí hizo sus pinitos en el mundo de la interpretación en algunas películas de televisión estadounidenses, entre las que destaca Sharktopus, en 2010. Parecía que su carrera comenzaba a despegar en el país americano, pero un día coincidió en un evento laboral con un productor turco de renombre que cambiaría su vida por completo.
Su vuelta a Turquía y el motivo por el quiso abandonar
Este empresario convenció a Kerem para volver a Turquía, su país natal, y triunfar en las series locales de proyección internacional. El actor aceptó y voló a Estambul, donde no había vuelto desde su tierna infancia salvo en contadas ocasiones para visitar a sus familiares. Y nada más llegar se topó con el gran problema que le traería de cabeza durante largos meses: el idioma. Pese a que es de origen turco, debido a esa intensa vida viajando y a su etapa más importante en Estados Unidos, el inglés se convirtió prácticamente en su lengua principal y apenas podía mantener una conversación básica en su lengua madre.
En 2013, con 26 años, logró su primer papel en la serie Günesi Beklerken, fue la producción que catapultó su carrera en la industria televisiva y cinematográfica de Turquía, pero en el momento que recibió el guion Kerem no sabía nada de eso. Lo único que veía era que no era capaz de hablar de forma fluida el idioma local y que esto le traería grandes problemas. Sufrió durante mucho tiempo, tomó clases particulares, muchas horas de estudio, pero todo se le hizo tan duro que incluso pensó en abandonar y dejarlo todo para volver a Norteamérica, donde se sentía más cómodo y seguro.
Afortunadamente, no se resignó, siguió aprendiendo turco y mejorando cada día. Pero su gran ayuda llegó de la mano, precisamente, de sus compañeros de elenco en esa primera serie que protagonizó en Turquía. Ellos le arroparon, se quedaron junto a él tras las grabaciones para que impulsara su aprendizaje del idioma con mayor rapidez, se integrara culturalmente y se hiciera con el acento local de Estambul. Con el tiempo, Kerem consiguió dominar el turco como su lengua nativa y ya no hay duda de que se ha convertido en uno de los actores más admirados y deseados del panorama internacional.
Otras curiosidades sobre el chico de moda
El intérprete es un gran amante de los deportes y entre sus favoritos se encuentran el fútbol americano, el boxeo, el tenis y la natación. De hecho, era un buen nadador en el instituto y estuvo a punto de entrar a formar parte del equipo olímpico de natación, pero la música, otra de sus pasiones, se cruzó en su camino. Kerem toca el piano, la guitarra y compone, cuando vivía en Texas formó una banda con sus amigos llegando incluso a dar conciertos. Y aunque musicalmente no llegó a despegar, sí le hemos podido ver en un videoclip, Summer set, del grupo Chelsea, en 2009, en este caso, como actor, no como músico. No sabemos si hubiera triunfado como músico o si hubiera llegado a conseguir muchas medallas para Turquía nadando, lo que está claro es que su pasión por la interpretación pudo con el resto.
Su espectacular físico, cuidado con esmero en el gimnasio, lugar al que acude a diario a entrenar para estar en plena forma corporal y mental, le ha ayudado también a abrirse camino como modelo. Además de ser imagen de la marca de ropa Mavi, en 2019 fue embajador de H&M. También ha colaborado con firmas como Nike, Under Armour o Nescafé y continúa haciendo campañas y anuncios, principalmente para el público turco; al mismo tiempo que ha protagonizado portadas para prestigiosas revistas como GQ o Esquire.
Su fama como altavoz
Kerem es un hombre comprometido con la sociedad y utiliza su fama para dar voz a los temas que él considera necesarios. Hace años que aprovecha cualquier oportunidad pública para hablar de los derechos de las mujeres, para lo que se ha formado y ha colaborado con la ONU Mujeres. Sin ir más lejos, hace unos días pudimos verle en un programa de la televisión otomana denunciando el machismo que sufren las mujeres en Turquía, un país donde la desigualdad de sexos está a la orden del día, dejando clara su postura feminista: “Vivimos en un sistema patriarcal. Por eso se oyen frases como "Vamos a cuidar a las mujeres". No hay necesidad de cuidar a nuestras mujeres, la frase debería ser "No deberíamos ser un obstáculo para nuestras mujeres"”. Y añadió, “Quedarse callado sobre esto es estar de acuerdo con el sistema”. Unas declaraciones que fueron muy aplaudidas en todo el mundo. El protagonista de Love is in the air también está interesado por el medio ambiente y aprovecha siempre que puede para denunciar el problema del cambio climático, tratando de concienciar de ello con mensajes como: “Una tierra… eso es todo lo que tenemos”.