Fabiola pone rumbo a su nuevo hogar. Después de dos décadas compartiendo vida con Bertín Osborne y medio año separados, empieza a decir adiós a la residencia que compartieron como familia, en las afueras de Madrid, durante los tiempos más felices.
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Osborne se ha establecido en Sevilla, pero ella ha optado por el centro de Madrid, aunque no hará la mudanza definitiva hasta que no esté todo preparado. Nos lo cuenta mientras supervisa los detalles del primer traslado al que será su refugio dentro de unas semanas. Una casa que se adapta a sus nuevas necesidades y a las de sus hijos, Kike, de catorce, y Carlos, de doce. “Es un piso, lo bueno es que es diáfano, todo muy espacioso y los baños están adaptados para que pueda entrar en la silla”. Y respondiendo a la pregunta de si Bertín le ayudó en la elección, añade: “Claro que sí, él participó también. El ok era mío, pero quería hacerlo partícipe porque es en esta casa donde van a vivir sus hijos”.
Fabiola nos dice que está bien, “encantada, ilusionada y muy cansada porque la mudanza es agotadora”, y que sus hijos “están en Sevilla, con su padre y disfrutando del campo. Kike ha empezado la terapia con caballos. En principio, se quedan hasta finales de agosto”. Nunca ha estado tanto tiempo separada de ellos. “¿Os veréis?”. «”sa es la parte peor. Improvisaré, igual bajo a verlos, pero no lo sé”.
Cuando le preguntamos si asistirá a la boda de Claudia, hija de Bertín, Fabiola nos dice: “Querer quiero, pero no creo que sea el momento. Habrá muchas ocasiones en las que podamos estar juntos como familia”.
Sobre volverse a enamorar, Fabiola nos dijo que está disfrutando de este momento y “de encontrarme otra vez”. “No tengo necesidad de buscar una pareja. Estoy planificando con ilusión retomar los estudios, mi trabajo… A lo mejor en ese trayecto conozco a alguien, pero tampoco lo estoy buscando”. Y en cuanto al futuro sentimental de Bertín, Fabiola añadió: “Si aparece una persona, estupendo, mejor para él porque estará bien. Solo espero que sea buena también para mis hijos, nada más. Si esa persona le da lo que necesita y él está feliz, chapó, mejor”.