“Ha sido difícil para mí verme en la UVI, entubado. Verme otra vez así fue un golpe duro. Afortunadamente, ya lo he superado”, asegura Cayetano Martínez de Irujo en conversación con ¡HOLA! A mediados de mayo, el duque de Arjona y conde de Salvatierra tuvo que ser ingresado en un hospital de Madrid para ser operado de urgencia de una obstrucción intestinal. En los últimos años, ha pasado por quirófano una decena de veces por sus problemas digestivos. Una de esa veces, casi pierde la vida.
“Esta vez no fue cuestión de vida o muerte. Pero fue muy duro, sobre todo psicológicamente”, explica el aristócrata, que a sus cincuenta y ocho años sigue compitiendo en la hípica. Esta última intervención y el largo y tedioso postoperatorio socavaron el ánimo de Cayetano, que tuvo que frenar muchos proyectos: su carrera como jinete, sus negocios agrícolas, la transformación de una de sus fincas andaluzas para el turismo de lujo y la creación de la fundación Cayetana de Alba para ayudar a los niños sevillanos en riesgo de exclusión social.
“Ha sido difícil verme en la UVI, entubado. Verme otra vez así fue un golpe duro, sobre todo psicológicamente. Pero ya me encuentro bien”
Ahora, dos meses después, Cayetano está recuperado y retomando sus compromisos profesionales. Además, está satisfecho porque el Tribunal Supremo acaba de confirmar una condena contra el programa Sálvame por un delito de vulneración de su honor. Deberán indemnizarle con la suma de cincuenta mil euros. Esta victoria legal ha sido un revulsivo para el duque.
—Cayetano, ¿cómo te encuentras?
—Ya me encuentro bien. Pero, como te decía, fue muy duro, sobre todo psicológicamente. He pasado por ocho operaciones por culpa del mismo problema y fue duro volver a pasar por todo de nuevo. No hay nada que pueda hacer para prevenirlo. Tengo el intestino muy frágil.
—¿Te imaginabas que iba a ser algo tan grave?
—Al principio pensé que me había sentado mal algo. Pero el dolor y las molestias se fueron agudizando. Al tercer día tuve que ir al hospital. Quiero agradecer al doctor Enrique Moreno, que me volvió a tratar. Él me volvió a ayudar a recuperar mi vida. Quiero recalcar mi admiración y respeto hacia él.
—¿Estás pensando en volver a montar?
—Llevo ya una semana y media haciendo gimnasia y ejercicios aeróbicos, y espero poder volver a competir en agosto. Iré viendo cómo evoluciono en las próximas semanas.
“El juicio contra Sálvame me desestabilizó mucho y fue una de las cosas más desagradables que he vivido. Dijeron barbaridades sobre mí”
—Tu hermana, Eugenia, fue a visitarte al hospital y se mostró muy preocupada por ti.
—He recuperado a Eugenia y eso ha sido lo mejor de todo esto. Es una de las personas que más quiero en mi vida. Fue la niña de mis ojos hasta que tuve mi propia familia. Sin duda, lo positivo de esta etapa tan dura ha sido recuperar a mi hermana.
—Tu hermano Carlos también fue a verte…
—Sí, la relación con Carlos es correcta y normal. Mi hermano Alfonso también me llamó. Y, por supuesto, mi hermano Fernando.
—Acabas de ganar un juicio contra Sálvame. ¿Qué significa esta victoria para ti?
—Yo creo que Sálvame es un programa que hace mucho daño a la sociedad. Hace que la gente no se mire a sí misma, sino que proyecte sus miserias, angustias y problemas en los demás o en personajes públicos como yo. De eso se nutre un programa de estas características, de manipular las cosas en torno a llevar a cabo este espejismo. Poca gente se subleva contra estos programas, y yo soy una de ellas. Para mí, este fallo es importante porque refleja que la justicia empieza a ser consciente y a mentalizarse sobre el hecho de que los personajes públicos también tenemos derecho a nuestro honor y los medios de comunicación no pueden decir cualquier barbaridad sobre nosotros. Lo que pasa en España no ocurre en ninguna otra parte del mundo.
“Respeto a la gente que va a ciertos programas y es capaz de cualquier cosa para salir en pantalla. Pero tienen que respetar a los que no queremos formar parte de eso”
—Tú nunca has querido participar en estos programas.
—Yo respeto que haya gente que vaya a esos programas y que sea capaz de cualquier cosa, hasta de insultar a su madre, para salir en pantalla y ganar dinero. Lo respeto, pero no lo comparto. Y ellos también tienen que respetar a los que no queremos formar parte de ese juego. Nunca he cobrado un céntimo y he rechazado fortunas para hablar de mi vida. No tengo ese punto débil, no me pueden comprar. A los que no queremos participar en ese teatro, se nos debe respetar.
—Han sido varios años de juicio, ¿verdad?
—Así es. Llevo años con esta cruzada, defendiendo mi libertad. Desde dos mil diez he puesto hasta dieciocho demandas por ataques a mi honor y la gran mayoría las gané. Hasta ahora las indemnizaciones eran ridículas y testimoniales. Hablé con hasta nueve ministros de Justicia sobre mi caso. Todos ellos me dieron la razón. De hecho, uno de ellos me dio las consignas que me sirvieron para ganar este juicio.
—Todo comenzó cuando en dos mil diecisiete se emitieron unas imágenes tuyas saliendo a cenar. ¿Qué tienes que decir al respecto?
—Salí a cenar con una amiga y la despedí con un abrazo y dos besos. Entonces, Sálvame empezó a decir todo tipo de barbaridades sobre mí y sobre la persona que me acompañaba. Incluso la acosaron y le ofrecieron dinero para ir a la televisión. Eso no se puede tolerar. Por eso digo que inicié una cruzada para defender mi libertad. Puedo salir a cenar con quien quiera, cuando quiera, y donde sea, y no por eso tengo que ser objeto de mentiras o insultos.
“Llevo ya una semana y media haciendo gimnasia y ejercicios. Espero poder volver a la competición hípica en agosto”
—¿Este proceso te pasó factura?
—Por supuesto. El juicio me desestabilizó mucho y fue una de las cosas más desagradables que he vivido. Se dijeron barbaridades y mentiras sobre mí.
—¿Ya no hay más instancias?
—Ya no hay más instancias. Deben pagarme cincuenta mil euros. Tendrían que pagarme más porque hicieron mucho dinero con esta historia, pero me parece una cifra justa y he solicitado su ejecución. Además, llevaré mi caso al Constitucional. Esto debe servir de ejemplo.