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Las imágenes de la boda de la heredera de los vinos Pingus en Valladolid, a la que asistieron Federico y Mary de Dinamarca

El Príncipe danés y su esposa acudieron al enlace de la hija de su gran amigo Peter Sisseck, empresario danés y creador de uno de los vinos españoles mejor valorados dentro y fuera de nuestras fronteras


Actualizado 13 de julio de 2021 - 19:10 CEST

El pasado fin de semana la Ribera del Duero tuvo el privilegio de acoger a unos ilustres invitados como son los herederos al trono Federico y Mary de Dinamarca, según adelantó la revista Semana. El matrimonio real acudió al enlace de la hija de su gran amigo Peter Sisseck, empresario danés y creador de uno de los vinos españoles mejor valorados, Pingus, que elabora en Dominio de Pingus, su bodega de Quintanilla de Onésimo, en Valladolid.

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La hija del empresario vinícola danés Peter Sisseck elegió para su gran día un sencillo vestido nupcial de manga larga y botonaura en la parte delantera y un velo de  encaje cubriendo su rostro. La novia llegó del brazo de su padre al altar de la iglesia del monasterio cirsterciense de  Santa María de Valbuena

La hija de este prestigioso enólogo e ingeniero agrónomo, Leonora Sisseck, y su prometido, Carlos del Río, se dieron el 'sí, quiero' en el Monasterio de Santa María de Valbuena, a escasos kilómetros de la capital vallisoletana. El novio es hijo de otro prestigioso bodeguero con el que el danés empezó a elaborar vinos en la Ribera del Duero, Carlos del Río González-Gordon, miembro de la familia dueña de González Byass y co-propietario de Hacienda Monasterio, ubicada entre los municipios de Pesquera de Duero y Valbuena de Duero. Peter Sisseck y el que es su suegro desde el pasado fin de semana son además socios de otra bodega en Jerez de la Frontera con la que tienen la intención de hacer "un gran vino blanco".

Leonora, que elegió para su gran día un sencillo vestido nupcial de manga larga y botonaura en la parte delantera, un velo de encaje cubriendo su rostro y un bouquet de rosas blancas, llegó del brazo de su padre al altar de la iglesia de este monasterio cirsterciense fundado en el siglo XII.

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Los recién casados agasajaron a sus invitados con una tarta nupcial de cuatro pisos en el convite que se celebró en una carpa al aire libre en la finca familiar ubicada en plena Ribera del Duero y rodeada de viñedos

Los novios, de acuerdo a las normas establecidas y siguiendo un protocolo de medidas anti-covid, solicitaron a todos los asistentes una prueba PCR realizada antes de su llegada y la celebración tuvo lugar en un entorno seguro, al aire libre en una carpa dispuesta en su finca rodeada de viñedos. Tras la celebración, los recién casados cortaron la tarta nupcial de varios pisos con la que agasajaron a todos sus invitados.

Los príncipes Federico y Mary no quisieron faltar a esta boda en España, aunque viajaron de incógnito y su presencia ha trascendido días después de la celebración. Los primeros invitados en llegar fueron agasajados con una fiesta preboda en la Hacienda Monasterio, en un entorno privilegiado como es esta finca de 167 hectareas, 108 de ellas rodeadas de viñedo, y ubicada en la conocida como 'Milla de Oro' por la gran calidad de sus uvas. La bodega, construida entre los años 1991 y 1992, fue diseñada por el arquitecto francés Philippe Mazières, que anteriormente ya había trabajado en bodegas tan prestigiosas como Château Margaux, Château d'Yquem Prieure-Léchiné.

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A la celebración acudieron los príncipes herederos Federico y Mary de Dinamarca, grandes amigos del padre de la novia, el danés Peter Sisseck, tal y como ha publicado la revista 'Semana'

No se trata del primer viaje de los príncipes Federico y Mary a Valladolid. Hace dos años, en septiembre de 2019, estuvieron en Peñafiel junto a su buen amigo Peter Sisseck en una visita inesperada y por sorpresa y se les vio degustando algunos platos de la gastronomía española en el asador Mauro de la localidad castellano-leonesa. Peter Sisseck lleva más de treinta años en la Ribera del Duero. Este empresario vinícola recabó en la Ribera en 1990 en una estancia que no iba a demorarse, en principio más de dos meses. Algo encontró en estos viñedos que dejó su trabajo en California para finalmente crear su propia bodega y triunfar con su vino.