En estos tiempos tan revueltos, donde la apariencia, lo físico, lo material, en definitiva donde el mundo exterior le gana la partida al mundo interior, vengo a reivindicar de forma insistente y tajante la atención que merece la salud mental.
La salud mental en términos generales se podría definir como el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural que garantiza su participación laboral, intelectual, relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida.
Es decir, que hay una relación entre la persona (mundo interior) y el entorno socio- cultural (mundo exterior). En este binomio lo más esencial e importante es que exista la persona (mundo interior), y para que exista mundo interior tenemos que conocernos, sabernos, querernos y cuidarnos.
Este trabajo viene tejiéndose desde que somos bebés. Hay muchos factores que influyen en cómo nos construimos, los más sólidos son la educación y la cultura donde crecemos, las creencias y costumbres que nos inculcan. De alguna manera empezamos a estar programados para reaccionar de determinada manera sin cuestionar nada…
El ser humano es la especie más dependiente desde que nace. Necesitamos cuidados y atenciones para poder sobrevivir. Después de eso pasamos a querer ser independientes de forma radical creyendo que somos invencibles y que nuestras ideas y habilidades son inquebrantables, sin aceptar que para progresar necesitamos la interdependencia. Nos necesitamos los unos a los otros desde la libertad y la tolerancia.
“Nos necesitamos los unos a los otros desde la libertad y la tolerancia”
En estas últimas semanas veo a padres y madres cometer actos tan crueles como imperdonables, veo personas intolerantes a admitir que el amor tiene una sola finalidad sin importar el género, la sexualidad o la raza.
El otro día mi hija me preguntó “¿Qué es el mundo interior, mamá?” Intenté explicárselo de forma sencilla, le dije más o menos “es tu ‘yo’ más auténtico, es ese lugar con grandes cimientos que debes construir, donde siempre puedas volver cuando te pierdas entre los miedos e inseguridades. Yo puedo ayudarte a tener herramientas, pero sólo tú puedes escucharte. Hay una vocecita dentro de ti que se llama conciencia que debe estar lo más despierta posible para que puedas oírla. Tu cabecita debe estar peinada por fuera y por dentro”.
Ella me miró con cara de no entenderlo del todo, pero me dijo: “Yo quiero ser de las personas buenas”.
Señores, el mundo interior es el eje que debe entrar en nuestra personalidad como un guante.
Para poder construir una sólida vida interior y una saludable vida mental se necesita mucha educación desde pequeños y muchas herramientas emocionales. Salud mental. Inteligencia emocional.
Cuanto más alejados este nuestro mundo interior del exterior, más desintegrados estaremos, y cuando más se acerque esa adaptación más integrados viviremos.
“Debemos vivir donde seamos cada vez más nosotros mismos desde una buena salud mental, física y espiritual”
Debemos vivir donde seamos cada vez más nosotros mismos desde una buena salud mental, física y espiritual. Porque yo cuanto más me descalzo, mejor me va y cuanto más me desnudo, menos frío tengo.
Solo tenemos razones para querernos, no cambien eso. No quieran ser lo que no son. Habría que plantearse seriamente qué está fallando para que el mundo esté tan desintegrado. Desde aquí alzo mi S.O.S para que la atención a la salud mental se instale en nuestras vidas como los filtros de Instagram.
Estaremos todos mucho más bellos.
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Salud y rock