El próximo sábado 10 de julio, Retuerta del Bullaque, un pueblo de la provincia de Ciudad Real de 978 habitantes ubicado en el corazón de los Montes de Toledo, se convertirá en el epicentro del poder social y empresarial español. ¿La razón? La boda de Felipe Cortina, hijo de Alfonso Cortina, quien fuera presidente de Repsol y vicepresidente en Europa de Banco Rothschild, y Myriam Lapique, con la arquitecta de interiores Amelia Millán, nieta de los condes de Vistaflorida. La familia del novio es una de las mejores conectadas de España. Por ello se espera la asistencia de financieros, empresarios y aristócratas. En la quiniela están naturalmente Alberto Cortina, tío paterno de Felipe, y su esposa, Elena Cué, así como Cari Lapique, la reina de la elegancia y tía materna del novio, quien irá acompañada de sus hijas y su marido. Otros posibles asistentes serán las parejas formadas por Marta Ortega y Carlos Torretta o Álvaro Falcó e Isabelle Junot, amigos de él. Entre las ilustres amigas de la madre y madrina están Marisa de Borbón, Nuria González de Tapias e Isabel Preysler, quien podría dar la sorpresa junto a Mario Vargas Llosa.
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El enlace se celebrará en la iglesia de San Bartolomé de Retuerta del Bullaque, una parroquia de ladrillo y mampostería de reminiscencia árabe que data del siglo XVI o XVII. Tras la ceremonia, el chef Iván Cerdeño servirá una cena en la finca Vallegarcía que la familia posee en este término municipal, muy cercano al Parque Nacional de Cabañeros. Un lugar especial para los Cortina Lapique ya que a lo largo de los últimos años Alfonso Cortina, padre del novio, fallecido hace un año a consecuencia del coronavirus, proyectó allí su sueño de transformar las áridas tierras de este enclave de La Mancha en un fértil campo de las mejores vides.
Todo comenzó en 1997. El entonces presidente de la petrolera Repsol llevaba tiempo pensando qué hacer en la extensa propiedad que había adquirido en 1993: ¿explotarlos para producir aceite o vino? Como buen amante del vino, se decantó por lo segundo y encargó a Richard Smart, uno de los mayores expertos en la materia, que llevara a cabo la plantación del viñedo en treinta de las 1.500 hectáreas de la finca. Así fue cómo, en 2001, recogieron la primera cosecha de uvas francesas tan exclusivas como la viognier. “Es la primera vez en la historia que se trabaja el viñedo en este lugar”, reveló el empresario a Expansión en 2017 ya que, en efecto, a no había tradición vinícola en esa zona hasta su llegada.
Uno de los que apoyó a Alfonso para que cultivara la uva viognier fue Carlos Falcó, marqués de Griñón , uno de los mayores empresarios del sector en España que consiguió una gesta parecida en su finca de Malpica de Tajo (Toledo) unos años antes. El aristócrata modernizó el cultivo de sus vides implementando el riego por goteo y trayendo las mejores cepas del mundo como la francesa cabernet sauvignon. Se convirtió en un pionero y, en 2003, Dominio de Valdepusa, su explotación, fue la primera denominación de origen nacional y europea concedida a una sola finca. Ambos eran muy amigos. En febrero de 2020 quedaron para comer y se contagiaron de coronavirus. Murieron con días de diferencia.
Poco a poco, los vinos de Alfonso Cortina lograron el aplauso de los críticos más exigentes, como Robert Parker. Una opinión que dio fuerza a Alfonso Cortina para construir su propia bodega, Pago de Villagarcía. En septiembre de 2006, el rey Juan Carlos fue el responsable de inaugurar las instalaciones. Veinte años después de aquella gesta, estos caldos figuran entre los mejores del mundo y las bodegas se han convertido en un exitoso negocio. Al frente del negocio ahora están sus hijos, Carlos y Felipe. Por descontado, el enlace de Felipe Cortina y Amelia Millán estará regado con su propio vino.
Además de las vides, la finca alberga una residencia privada en forma de palacete moderno rodeado de unos preciosos jardines salpicados de varias piscinas. Una de ellas está presidida por una escultura de Pablo Palazuelo. Porque, además de la gastronomía, los Cortina Lapiqueson una de las familias más comprometidas con la cultura de nuestro país: cuentan con una de las colecciones de arte contemporáneo más completas. Entre sus obras destacan piezas de Antoni Tàpies, Miquel Barceló, Manolo Millares, Jorge de Oteiza, Eduardo Chillida, Antonio Saura o Pablo Palazuelo, cuya escultura preside la piscina. Unas excepcionales piezas que el próximo sábado serán testigos de la poderosa convocatoria de invitados a la boda de Felipe Cortina y Amelia Millán.
Ruta por las fincas vip de Ciudad
A pesar de no contar con más de mil habitantes, Retuerta del Bullaque cuenta en su término municipal con las fincas de los financieros y aristócratas más relevantes del país. Alberto Cortina, tío de Felipe, tiene su finca, ‘Las Cuevas’, muy cerca de allí —concretamente, a poco más de diez kilómetros, en la localidad de Navas de Estena, dentro del Parque Nacional de Cabañeros—. En el año 2000, el empresario celebró allí su boda con Elena Cué. Otro de los ilustres vecinos del lugar es Pedro de Borbón-Dos Sicilias. La finca ‘La Toledana’, los predios del hoy duque de Calabria, se ubica también en Retuerta del Bullaque, el pueblo de Ciudad Real que el próximo 10 de julio, gracias a la boda de Felipe Cortina y Amelia Millán, se convertirá en el epicentro de la élite española.