Tras intensos días de homenajes, lágrimas, recuerdos y emociones a flor de piel, Raffaella Carrà ha sido despedida en la iglesia de Santa María in Aracoeli, ubicada en la Piazza del Campidoglio de Roma. La artista, considerada una auténtica diva tanto en su Italia natal como en España, donde desarrolló buena parte de su carrera musical, será incinerada después de esta misa cumpliendo así con el deseo que expresó antes de su fallecimiento. No en vano, ella misma cerró todos los detalles de su último adiós tal y como explicaba su expareja y gran amigo Sergio Japino, quien fue el encargado de comunicar la muerte de la cantante a los 78 años tras una enfermedad que prefirió llevar en secreto. Tanto él como los dos sobrinos de la cantante y otros familiares y amigos cercanos, que están devastados ante esta pérdida, han estado presentes en esta misa en la que les han acompañado autoridades como la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, o el ministro de Cultura. Tampoco han faltado diferentes personalidades como Joaquín Cortés, Carmen Russo o Enzo Paolo Turchi, entre otros.
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Los seres queridos de Raffaella han sido recibidos en la escalinata exterior del templo por autoridades y por fans que, con flores, pancartas y muñecas de la artista, no han dejado de aplaudir mientras sacaban el féretro del coche fúnebre gris y lo subían a hombros hasta la iglesia, llena de ramos en los que predominan las flores amarillas (su color favorito). En el altar, además, coronas en forma de corazones y la misma foto de la artista rodeada de ocho bebés que presidía durante las horas previas la capilla ardiente. En los primeros minutos de la ceremonia, el sacerdote que ha oficiado la homilía ha reconocido que era un día triste pero ha recordado la alegría que caracterizaba a la cantante. Otro de los sacerdotes que ha participado ha explicado que habló con Sergio durante los últimos meses de vida de Carrà para interesarse por ella y la ha definido como "una mujer extraordinaria que ha sabido conquistar el corazón de millones de personas" gracias a su talento y humanidad.
Antes de finalizar la misa, la alcaldesa de Roma también ha tomado la palabra para rendir tributo a una de las ciudadanas más ilustres. La ha definido como "una gran mujer y un icono", ha hecho referencia a su profesionalidad, su carisma, su empatía y su buen humor y, por último, le ha dado las gracias. Ya cuando sacaban el féretro de la iglesia tras acabar el funeral, ha habido un gran aplauso para la diva italiana de todos los allí presentes, que se han puesto en pie para despedirla antes de su cremación, que se espera que sea íntima. En ese momento algunos no han podido contener las lágrimas y se han abrazado. También mucha emoción, marcada por vítores y gritos con el nombre de Raffaella, se ha vivido a las puertas del templo cuando han metido nuevamente el ataúd en el coche fúnebre. De manera espontánea los fans se han puesto a cantar algunos de los temas que encumbraron a Raffaella Maria Roberta Pelloni, como se llamaba en realidad.
El inmenso cariño de los fans
Aunque el aforo de la iglesia es limitado, todos los que admiraban a Raffa (así la llamaban en Italia) han tenido la oportunidad de estar de alguna manera presentes en la despedida ya que el funeral ha sido retransmitido en directo en la televisión. Además, tanto el miércoles como el jueves pudieron despedirla en la capilla ardiente, que se abrió para todo el público en la sede del Ayuntamiento de Roma, donde la recordaron con flores, con fotos y, por supuesto, con música. Y es que, aunque Raffaella Carrà ya no esté, su legado artístico es eterno e imborrable. Canciones tan icónicas como Rumore, Hay que venir al sur, Qué dolor o Fiesta seguirán pasando de generación en generación como han hecho hasta ahora y alegrando a todo aquel que las escucha.
Antes de abrirse la capilla ardiente en la Sala Protomoteca, la artista dio su último recorrido por Roma, ciudad que la vio nacer, crecer y convertirse en esa artista simpática y enérgica que ha conquistado millones de corazones a lo largo y ancho del mapa. El cortejo fúnebre salió de su casa, ubicada en Via Nemea, pero antes de llegar a la sede del Ayuntamiento hizo paradas en algunos lugares que han marcado su carrera como el Auditorium RAI del Foro Italico, la RAI de Via Teulada, Teatro delle Vittori o la Rai de Viale Mazzini 14. En todo el recorrido sus seres queridos sintieron el cariño del público al que tanto quería Raffaella. Y aunque los fans han sido una pieza fundamental de estos días de despedida, se espera que también haya la próxima semana otra completamente privada para sus familiares y amigos íntimos.