El pasado sábado 26 de junio, la oscuridad de las nubes que cubrían el cielo de Gijón contrastaba con la luminosa lluvia de flashes de los fotógrafos que cubrían la boda del financiero Pedro Bravo y la consultora Carlota Pérez-Pla. Hubo un verdadero desfile de rostros conocidos entre los cerca de doscientos invitados al enlace. Los novios no son famosos, pero sí lo son sus íntimos amigos. Entre ellos, Marta Ortega, una de las asistentes que causó mayor expectación. Su presencia revolucionó la tranquila vida social de la ciudad asturiana. La heredera de Inditex fue acompañada por su marido, Carlos Torretta, y volvió a dar una clase de estilo al lucir un slip dress color marrón chocolate de Pierpaolo Piccioli para Valentino.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La ceremonia religiosa tuvo lugar, a las 13:00 horas, en la iglesia de San Julián de Somió. La novia llegó al templo en un Cadillac antiguo junto a su padre, el empresario Carlos Pérez-Pla Westendorp. Carlota lucía un vestido de crepé de seda realizado por Claudia Llagostera y llevaba en el pelo un pasador-joya que pertenecía a su familia. Es sobrina segunda del político y diplomático Carlos Westendorp, ministro de Asuntos Exteriores con Felipe González. Por su parte, el novio llegó al altar del brazo de su madre y madrina, Nieves Varela, rostro conocido de la burguesía gijonesa, quien lució un vestido de Marcos Luengo, el modisto de la aristocracia. Tras la ceremonia, los invitados se desplazaron a la cercana finca ‘Villa María’. Allí fueron recibidos por una banda de gaiteros y un menú servido por Casa Gerardo, restaurante con estrella Michelin del chef Marcos Morán.
En la lista de asistentes se encontraban los próximos protagonistas de las bodas más esperadas de la jet set española. Felipe Cortina , hijo de Alfonso Cortina y Myriam Lapique, acudió sin su prometida, la arquitecta Amelia Millán, con la que se casará el próximo 10 de julio, en Ciudad Real, mientras que su hermano, Carlos, quien también contraerá matrimonio, el próximo 4 de septiembre, en Jerez de la Frontera (Cádiz), lo hizo junto a su novia, la abogada Carla Vega-Penichet. Por su parte, Álvaro Falcó e Isabelle Junot disfrutaron del enlace de sus buenos amigos mientras ya piensan en la organización del suyo propio, que tendrá lugar el próximo año.
La ceremonia y el posterior banquete se celebraron en Gijón. Los novios forman parte del círculo de amistades más próximo de la hija de Amancio Ortega y su marido, Carlos Torretta
La celebración del matrimonio entre Pedro Bravo y Carlota Pérez-Pla supuso la presentación en sociedad de la novia de Alonso Aznar, hijo del expresidente del Gobierno José María Aznar y Ana Botella. Se trata de la activista medioambiental mexicana Renata Collado, un romance del que ¡HOLA! informó en exclusiva. A su vez, el empresario Ramón Hermosilla, hijo de la ‘socialité’ Silvia Gómez-Cuétara, una de las mujeres más elegantes de España, se dejó ver en público por primera vez con su nueva pareja, la chef mexicana Karla Covarrubias.
También estaban Alejandra de Rojas y su marido, el músico Beltrán Cavero; Inés Sastre y su hijo, Diego, de catorce años; la interiorista Mercedes Valdenebro y Alfonso Cebrián; el empresario Luis Yanguas y Maud von Schreeb; Diego del Alcázar, hijo del marqués de La Romana; el financiero Francis Btesh y la psicóloga Verónica Corsini y el director de cine ganador de un Goya Santiago Zannou, pareja de Rocío Pérez-Pla, hermana de la novia. La exclusiva lista de asistentes la cerraba Simoneta Gómez-Acebo, quien llamó la atención por su estilo hippie chic: combinó unas sneakers con unas esmeraldas que pertenecieron a su antepasada la Reina Isabel II. El viernes 25 de junio, un día antes del enlace, todos disfrutaron de un torneo de golf organizado por el padre de la novia y una cena en el Club de Regatas. A pesar de las nubes, el primer fin de semana del verano, Gijón se convirtió en una ciudad iluminada por los flashes de las estrellas.