Tras una dura lucha contra el cáncer de pulmón que padecía desde hace un año, Mila Ximénez falleció el pasado miércoles 23 de junio, a los sesenta y nueve años. Una semana antes, la salud de la periodista sevillana había empeorado considerablemente y, tras su último ingreso hospitalario, decidió que quería descansar en su casa y no moverse más de allí, para estar junto a sus seres queridos. Mila estuvo arropada hasta el final por su hija, Alba, y por sus tres hermanos, Manolo, Concha y Encarna.
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Ese mismo miércoles se instaló la capilla ardiente en el tanatorio de la M-30. Hasta allí se desplazaron numerosos amigos y compañeros de televisión de Mila, para expresar sus condolencias a la familia y acompañarla en momentos tan difíciles.
Visiblemente emocionada, María Teresa Campos, llegó con su hija menor, Carmen. Tras señalar que estaba “muy triste”, subrayó el cariño mutuo que se tenían, al igual que sus hijas, en especial Terelu, de quien era “una gran amiga”.
Junto a sus compañeros de televisión, muchos amigos de Mila se acercaron a expresar sus condolencias a la familia, entre ellos, Eugenia Martínez de Irujo
Esta última se acercó más tarde con su hija, Alejandra Rubio. “Mila era auténtica, y eso es lo más grande. Me cuesta mucho hablar en pasado. Cuando se cabreaba era el AVE en alta velocidad, lo he vivido yo y padecido. Pero, cuando Mila te abrazaba, te abrazaba de verdad y era diferente, distinto. Por eso, el perdón iba implícito en su persona”, declaró días después en Viva la vida .
Junto a los rostros habituales de Mediaset, como Ana Rosa Quintana, Sonsoles Ónega, Joaquín Prat y sus compañeros de Sálvame (Paz Padilla, Carlota Corredera, Jorge Javier Vázquez, Kiko Hernández, Chelo García Cortés, Lydia Lozano, María Patiño, Gema López y Belén Esteban), también acudieron a darle el último adiós a la sevillana el padre Ángel, que ofició una misa esa misma tarde, y Eugenia Martínez de Irujo. “A Mila la quería muchísimo. La conocí cuando tenía quince o dieciséis años. Nos hemos visto pocas veces, pero las pocas que nos veíamos eran con mucho cariño. Tenía una gran inteligencia, coraje, era tan divertida… Me divertía mucho su manera de ser, ese genio tan grande que tenía…”, expresó la duquesa de Montoro.
Al día siguiente, antes de partir hacia el cementerio de la Almudena, donde Mila fue incinerada, su hija, Alba, “con un poco más de fuerza que ayer”, tomó la palabra para agradecer las muestras de apoyo y de cariño que la familia había recibido. “La pena es la misma, pero me siento acompañada”, declaró. Además, desveló cómo le gustaría que se recordara a su madre. Si en algo coinciden muchos de los amigos y compañeros de Mila al definirla es en que era única, y su hija también manifestó lo especial que era: “No habrá otra igual, para lo bueno y para lo malo”.
“No habrá otra igual, para lo bueno y para lo malo”, aseguró su hija, Alba Santana, que estuvo al lado de su madre hasta el último momento
Por la tarde, la hija de la presentadora y el extenista Manolo Santana intervino por teléfono en el programa donde trabajaba su madre. “Toda mi vida, allá donde he ido, la gente me paraba para decirme: “Cómo te quiere tu madre, cómo habla de ti tu madre, siempre te tiene en la boca…”, aseguró la joven, que, a continuación, añadió que piensa dedicar “el resto de mi vida a asegurarme de que siga estando orgullosa siempre de mí”. Alba, que vive en Ámsterdam junto a su marido y sus dos hijos, dijo también que su madre “fue mi profesora hasta el último momento y todos mis esfuerzos van a ser para continuar sus lecciones y pasárselas a mis hijos, que fueron su otro gran tesoro”.