Tras su inolvidable boda en los jardines del Palacio de Liria , celebrada el pasado 22 de mayo, Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini tuvieron que aplazar su luna de miel. El fin de semana siguiente a su enlace asistieron, ya como condes de Osorno, al bautizo de su sobrina, Rosario, primogénita de los duques de Huéscar, en Sevilla.
Tras cumplir con este compromiso familiar ineludible, los recién casados pudieron poner por fin rumbo a su viaje de novios en el continente africano. Como adelantó ¡HOLA! en exclusiva, la pareja de aristócratas tenía varias opciones a la hora de elegir su destino: Isla Mauricio, Tanzania o Tailandia. Entre los regalos de la exclusiva lista de bodas que los contrayentes habían creado para sus invitados, se podían encontrar estancias en hoteles de lujo ubicados en estos paradisíacos lugares.
Todo apunta a que Belén y Carlos podrían haber escogido Tanzania e Isla Mauricio, aunque también se ha especulado que el joven matrimonio podría haber pasado unos días de su luna de miel en Malindi, al sur de Kenia, donde Cayetano Martínez de Irujo, tío de Carlos, posee una casa al borde del mar, con playa privada.
Al margen de cuál habrá sido su destino final, los condes de Osorno ya han regresado de su viaje y lo primero que hicieron nada más volver a Madrid fue irse de boda. El pasado sábado 26 de junio, una de las mejores amigas de Belén, Marina Urdiales, se casó con Jaime Marín, y al enlace no faltaron el hijo menor del duque de Alba y su mujer. También asistieron muchos de los jóvenes invitados a la boda de Liria, entre ellos, el matrimonio formado por Paloma Asín y Gonzaga Pérez (con los que Belén y Carlos compartieron mesa), Rocío Arranz, Patricia Perea, María Vicandi y Carlota Muñoz-Vargas.
Marina _que en el pasado fue, junto a Cayetana Vela, una de las blogger de Miss and Chic, y Jaime celebraron su boda en Las Tenadas, una finca exclusiva con jardines ingleses y árboles centenarios, situada en la carretera de Burgos, a treinta kilómetros de Madrid.
Belén Corsini, una de las mujeres más admiradas por su estilo, lució para la boda de su amiga Marina un veraniego vestido de color negro con estampado floral, sin mangas y con un microvolante alrededor del escote. Como anécdota, se trata del mismo diseño que la condesa de Osorno llevó el día que se celebró su petición de mano, una creación de Andrea Mateache, que también la vistió el día del bautizo de la pequeña Rosario.