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Como cada edición de Supervivientes, los concursantes se enfrentan a la mesa de las tentaciones, una prueba en la que a cambio de comida, recuerdos y fotos o hablar con sus familiares deben aceptar una serie de castigos y penalizaciones. La primera en enfrentarse a la posible recompensa, pan con chocolate, y poder tener una llamada telefónica con su hermana, era Melyssa Pinto, quien se quedaba más de una hora pensando en si cortarse el pelo 30 centímetros o no. Mientras ella lloraba desconsoladamente sin saber qué hacer, Alejandro Albalá debía decidir si tomarse un pollo entero con patatas fritas a cambio de no nominar hasta el final del concurso. Tras varios minutos pensativo, la expareja de Isa Pantoja se lo jugaba a suertes y explicaba que le daba igual, que prefería comer porque tenía mucha hambre. "Nominando estás decidiendo el destino de los concursantes. Pero yo creo que el destino ya está escrito", relataba la influencer al ver a su compañero. "Hemos venido a jugar. Así de claro. Aquí jugamos", concluía el exnovio de Sofía Suescun.
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Melyssa explica lo que hubiera pasado con Tom si hubieran estado tanto tiempo como en Honduras
La siguiente en enfrentase al reto era Olga Moreno, que aunque en un principio tomaba la decisión de no cortarse el pelo a cambio de la comida que le ofrecían, tras pensarlo bien y ver las recompensas de sus compañeros, negociaba con la organización de Supervivientes. Finalmente a cambio de chocolate y pan aceptaba dejarse la melena por los hombros, es decir, se quitaba unos 20 centímetros de su cabello. "Madre mía, qué locura", decía la mujer de Antonio David Flores entre lágrimas. "Te queda genial, pero ahora no llores y acepta tu decisión", contestaba su hermana. A Tom Brusse le ofrecían una hamburguesa y poder llamar a Sandra Pica en directo, quien hace unas semanas viajaba a Honduras para dejarle en directo. ¿Qué tenía que hacer a cambio? Llevar durante una semana un taparrabos con forma de hoja de Adán. Tras la aceptación del empresario, Gianmarco se negaba a raparse la cabeza a cambio de poder comerse tres pizzas y Lara Sajen aceptaba, sin pensarlo dos veces, llevar una cadena con una pesa (como la que llevaban antiguamente los presidiarios) a cambio de un bote de dulce de leche.
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Con una una hamburguesa frente a ella, Lola también se quedaba con su penalización: no podrá hablar, ni ver, ni andar durante un día entero, un castigo que algunos de sus compañeros ya sufrieron durante su estancia en la isla. Pero el momento más emotivo llegaba de nuevo con la decisión de Melyssa. El programa le ofrecía cortarse 20 centímetros y otros 20 centímetros a su madre en directo para que pudiera comer chocolate y hablar con su hermana. "Yo me lo corto por ella con mucho amor. Claro que sí. Te quiero mucho, hija. tranquila mi vida que el pelo crece y nos crecerá juntas", relataba Nela, madre de la concursante. En plató todo el mundo valoraba la valentía de la portuguesa y se vivía uno de los grandes momentazos de toda la edición con Jorge Javier Vázquez como peluquero.
