Siempre ha sido una mujer libre, luchadora y decidida a cumplir todos sus sueños, pero es ahora cuando Blanca Romero está disfrutando de la plenitud de la vida. Recién cumplidos los cuarenta y cinco años, la actriz asturiana se presenta como una nueva versión de sí misma, que va más allá de su cambio de imagen. “Nací con este pelo rizado y siempre lo tuve así. Me gusta”, nos explica Blanca, antes de hablarnos con ilusión de Bienvenidos a Edén. Se trata de la nueva serie de Netflix, en la que coincide con Amaia Salamanca, Berta Vázquez y la cantante Ana Mena, entre otros. Para celebrar su vuelta a la interpretación, ¡HOLA! se reúne con Blanca para hablar del gran momento en el que se encuentra. Pero también la actriz se sincera sobre la crisis que sufrió al estallar la pandemia, nos aclara su situación sentimental y hace un análisis de la maternidad, que ha afrontado en solitario para sacar adelante a Lucía, la modelo que adoptó Cayetano Rivera durante su matrimonio con la actriz, que ya tiene veintidós, y el pequeño Martín, que cumple nueve a finales de julio.
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—Blanca, ¿cómo definirías el momento en el que te encuentras actualmente?
—Estoy licenciada con todas las asignaturas con matrícula de honor. Preparada, lista para soñar y empezar la segunda parte de mi vida.
—¿Cómo te sientes? ¿Más libre o más asentada?
—Más asentada. En esta etapa, disfruto haciendo las cosas bien y teniéndolo todo al día.
—Pero ¿hay una nueva Blanca más allá de lo que apreciamos con tu nueva imagen?
—No, esta es la versión más niña y soñadora de mí. Únicamente, tengo las cosas claras y más fuerza de voluntad que nunca.
—Vuelves a la interpretación con un gran proyecto. Háblanos de tu nueva serie para Netflix.
—Sí, Edén. Disfruté mucho del rodaje, al que me acompañó mi hijo, como antaño hacía Lucía. Fue una experiencia muy interesante abrirle una mirilla a esa faceta desconocida para él de su mamá. Los niños son esponjas y me parece un privilegio para ellos poder aprender una profesión de esta manera.
—¿Crees que seguirá tus pasos? Por lo visto, se le da muy bien jugar al fútbol.
—Aunque es un gran delantero y ve el gol, Martín es muy pequeño aún para saber lo que quiere ser de mayor. Pero sí te puedo decir que le gustó mucho dirigirme en la serie. Además, coincidía con las indicaciones del director, así que tiene visión. Es un niño muy inteligente y se le dan bien los estudios, así que a saber lo que será.
—¿Qué otros proyectos tienes a la vista?
—Vamos a rodar la segunda temporada de Edén en septiembre.
—Netflix es una gran plataforma mundial. ¿Te planteas trabajar fuera, ahora que tus hijos son más mayores?
—Me encantaría irme a Estados Unidos, pero con ellos.
—¿Y retomar tu faceta de cantante?
—Bueno, voy a grabar con el Negri y el Paquete. Es un tema para un disco que está haciendo Asturias Flamenca con Francis Ligero. Hago colaboraciones espontáneas.
—También volviste desfilar en la última edición de la Semana de la Moda de Madrid. ¿Lo disfrutaste más que cuando lo hacías de joven?
—Sí, ya no hay nervios ni inseguridades. Disfruté mucho siendo libre, sin ninguna presión.
—¿Tienes ganas de volver a desfilar con tu hija Lucía?
—Claro que hay ganas. Siempre.
“Ser madre soltera es una carrera de fondo sin ‘nannies’ ni guardería. ¡Creo que desarrollé superpoderes!”, nos cuenta Blanca, que ha criado a sus dos hijos en Asturias
—¿Qué es lo que más admiras de ella?
—Lo independiente que es.
—¿Y eres muy protectora con Lucía?
—Soy muy respetuosa con el espacio del ser humano y a mis hijos los amo en libertad. Tengo confianza plena en ellos.
—Dices que el único que ha ganado el pulso de la vida y quien te ha domado es tu hijo Martín. ¿Por qué?
—Porque es muy maduro y protector con su hermana y conmigo.
—¿Qué has aprendido de tus dos hijos?
—De Martín aprendí a desarrollar la paciencia hasta el infinito y más allá (ríe). También a ser más selectiva con la gente. Y de Lucía, a valorarme más.
—¿Cómo te cuidas para estar tan estupenda?
—Hago una cura metabólica cada dos años. Son cuarenta y dos días de detox. Por lo demás, nada, comer y disfrutar de la vida.
—Siempre afirmabas que eres poco de cremas y tratamientos, ¿sigues pensando lo mismo?
—No. Ahora cuido mucho mi piel, con rutina de mañana y noche. Es que ya tengo otra edad.
—¿Qué piensas cuando te ves a un espejo y te encuentras alguna arruga?
—Las arrugas me gustan. Lo que no me gusta es la piel que sobra.
“Lo que más admiro de mi hija Lucía es lo independiente que es. De ella he aprendido a valorarme más”, nos cuenta Blanca, antes de destacar de su hijo: “Martín es protector con nosotras”
—Háblanos de cómo has pasado la pandemia.
—Pues tuve un ataque de ansiedad el día quince de marzo, cuando se declaró el estado de alarma. Fue la primera vez, nunca antes me había pasado. Sentía claustrofobia de no poder ser libre. Pero, luego, el confinamiento ya lo llevamos bien los tres juntos en casa. Fue divertido.
—¿Habéis pasado el coronavirus?
—No. Afortunadamente, ninguno.
—¿Has aprovechado estos meses para hacer algo que no habías hecho anteriormente?
—Sí, tik toks. Esa fue mi válvula de escape para poner un toque de comedia a la situación.
—¿Te planteas reinstalarte en Madrid ahora que Martín es más mayor?
—Ya tiene una edad perfecta para poder ser un buen compañero de viaje y aprender. Por eso, volví a rodar y a trabajar. Estoy de vuelta.
—¿Y de amor? ¿Cómo definirías tu situación actual en ese sentido?
—Aún me demanda mucho Martín y no tengo tiempo para conocer a nadie. Ser madre soltera es una carrera de fondo sin nannies ni guardería. Así, las veinticuatro horas, durante los siete días de la semana… Aún no sé cómo lo hice para llegar hasta aquí.
—¿Hace cuánto que no tienes pareja?
—No sé… Muchos años… Perdí la cuenta.
“Tuve un ataque de ansiedad cuando se declaró el estado de alarma. Sentía claustrofobia de no poder ser libre. Luego, el confinamiento, con mis hijos en casa, fue divertido”
—¿Eres más exigente o es que sientes que no necesitas a nadie?
—Si encontrase a la persona adecuada, todo sería más fácil, seguro y más dulce. Pero no me permito un riesgo de error con niños de por medio. Y, por supuesto, soy más exigente, claro.
—Pero tendrás tus amigos, ¿verdad?
—Hombre, una vez al año no hace daño (ríe). Y qué ciertos son los dichos.
—Como acabas de cumplir los cuarenta y cinco, recordemos algunos episodios de tu vida. ¿Cómo recuerdas tu infancia? ¿Tuviste libertad, teniendo a un padre torero —Rafael Romero, apodado Romerito—?
—Siempre me dieron libertad para hacer lo que sentí y quise hacer. Tuve una infancia muy feliz, rodeada de Naturaleza.
—A los catorce años, empezaste a trabajar de modelo. A los diecisiete, te fuiste a Japón y de ahí a Inglaterra, Francia, Alemania… Eres decidida…
—Impulsiva.
—¿Cómo recuerdas esos años en la moda?
—Maravillosos. Es un regalo viajar por el mundo entero haciendo lo que te gusta.
—A los veintiuno, te quedaste embarazada, cuando estabas en tu mejor momento en la moda. ¿Cómo te tomaste la noticia?
—Lucía fue una hija deseada, así que feliz.
—¿Cómo viviste tu segunda maternidad? ¿Por qué decidiste afrontarla de nuevo en soledad?
—Porque la vida me lo impuso así.
—¿Cuál es el trabajo del que te sientes más orgullosa?
—El de ser madre soltera. ¡Creo que desarrollé superpoderes!