A las numerosas reacciones que ha provocado el durísimo testimonio de Britney Spears, de 39 años, ante el juez, en la que fue su primera comparecencia en la lucha por liberarse de la tutela que su padre ejerce sobre ella desde hace 13 años, se ha sumado ahora la de su exmarido, Kevin Federline. Su opinión es sin duda relevante pues no solo comparte con la artista la tutela de sus dos hijos (Sean, de 15 años, y Jayden, de 14), sino que fue un año después de su separación (en 2007), cuando el padre de Britney tomó las riendas de sus asuntos. Ha sido a través de su abogado, Mark Vincent Kaplan, como Federline ha expresado su apoyo a su exmujer, un soporte que sin embargo incluye algunas condiciones. El exbailarín ha manifestado que le gustaría que la artista fuera libre para hacer su vida, pero que le preocupa que lo haga sin tener antes “una evaluación por parte de expertos”. Una inquietud que nace de las decisiones que se han tomado acerca de su salud en estos últimos años y que ella misma explicó ante el juez.
Sus padres, sus hijos, sus hermanos, su novio, sus ex... Quién es quién en la vida de Britney Spears
Britney Spears: cronología de una polémica tutela paterna
En su declaración, Britney contó que la habían obligado a tomar litio (medicamento destinado a tratar el trastorno bipolar) por negarse a ensayar para su espectáculo en Las Vegas, que fue cancelado en 2019. Kaplan, en sus declaraciones a Page Six, comentó que si un médico le había recetado esta medicación habría sido con el correspondiente control y por un motivo concreto. “Si la tutela va a finalizar y, lo que es más, si va a terminar sin una evaluación previa, estoy seguro de que Kevin al menos querrá saber cuáles fueron las circunstancias en las que se le prescribió este medicamento, y probablemente querrá conversar sobre ello, si es que la finalización de la tutela se le concede” apuntó el abogado.
Pese a esta preocupación, Federline considera que la felicidad y el buen estado de su exmujer es fundamental dado que comparten la custodia de sus hijos. “Fue angustioso verla así. Kevin no tiene información acerca de lo que ocurre en su vida bajo la tutela de su padre, pero obviamente si Britney está en una buena etapa, fuerte y sana, es lo mejor. Él quiere que sea feliz y esté bien” concluyó Kaplan. Kevin Federline vivió en primera persona el complicado episodio personal que atravesó Britney durante aquellos años, que derivó en la decisión del juez de nombrar a su padre tutor legal. Estuvieron casados desde 2004 a 2007, el mismo año en el que la artista protagonizó un controvertido episodio público ante los focos (se enfrentó a los fotógrafos con un paraguas) y se rapó el pelo. Acababa entonces de abandonar un centro de rehabilitación en el que estuvo apenas 24 horas y tocó fondo. Le retiraron la custodia de sus hijos y su comportamiento, no solo en su vida diaria sino en el ámbito profesional, la llevaron de nuevo a rehabilitación, por lo que el juez en 2008 decidió dejar sus asuntos en manos de su padre James. En alguna ocasión Kevin definió su matrimonio como “asfixiante” pues estaban continuamente en el punto de mira, una situación que llegó a agobiarle.
El testimonio más duro y sincero
El paso de los años ha llevado a la artista a luchar por su ansiada libertad, sincerándose por primera vez sobre esa vida imperfecta que ha llevado en los últimos 13 años y que nunca se había atrevido a contar. “No estoy contenta. No puedo dormir. Estoy enfadada y deprimida. Lloro todos los días" dijo. La tutela desde el principio no tiene sentido. Le pago dinero a la gente y ellos me controlan. Trabajé desde los 17 años y esta tutela es abusiva. No siento que pueda vivir una vida plena” aseguró. “No estoy aquí para ser esclava de nadie”. Lo más impactante quizá de su media hora de testimonio fue la afirmación de que quiere volver a casarse con Sam Asghari y tener más hijos, pero no puede ir al médico para prescindir del método anticonceptivo que utiliza porque no se lo permiten.
Desde que pronunció estas palabras, su madre Lynne, su hermana Jamie, su expareja Justin Timberlake e incluso antiguos “rivales” como Christina Aguilera se han solidarizado con ella. El grito de todos es unánime: una mujer debería poder ser dueña de su vida y su cuerpo. El caso de Spears ha generado un intenso debate en la opinión pública que se ha unido en bloque junto a la artista. Ella se está tomando ahora un respiro con su pareja en Hawaii, tras asegurar que va a dar prioridad a su salud mental y física en este viaje.