Chris Hemsworth lleva una década convertido en el dios Thor de las películas de Marvel. Aunque, a pesar de la enorme popularidad de su personaje, el superhéroe del poderoso martillo no ha conseguido conquistar a su audiencia favorita: sus hijos. India, de nueve años, y los mellizos Tristan y Sasha, de siete, son más mayores y comienzan a comprender a qué se dedican sus padres. “Ahora cuando hemos estado trabajando, los niños han pasado mucho tiempo con Chris y también han venido a mi rodaje. Saben a qué nos dedicamos y les parece muy entretenido. Ya reconocen a actores si salen en distintas películas y tampoco les da miedo ninguna, porque han visto que todo es mentira. Cuando venían a verme, mira que veían cortes y sangre, pero nada les impresiona, ¡les parece divertido!”, nos cuenta Elsa durante nuestra entrevista con motivo de la presentación de las nuevas propuestas para este verano de Gioseppo, firma de la que es embajadora desde hace cinco años.
Pero cómo se suele decir “en casa del herrero cuchara de palo porque precisamente Thor no es el superhéroe favorito de los niños. A uno de los mellizos le encanta estar en los rodajes y admirar a su padre, pero cuando le preguntan por su superhéroe preferido siempre dice que Superman o Wonder Woman (ambos de los cómics de DC). Les encantan a los tres. ¡Creo que a Chris no le ven como a un superhéroe”, dice riendo Elsa. El propio actor, de treinta y siete años, hace unas semanas compartía su ‘frustración’ con una foto junto a su hijo en el set de rodaje. “De la mano de mi hombrecito y haciéndole la vieja pregunta ¿qué quieres ser de mayor?. ‘Papá, quiero ser Superman’. Suerte que tengo otros dos hijos”, asegura el australiano con su habitual sentido del humor.
La familia se trasladó a Sidney mientras Elsa rodaba Interceptor y Chris la nueva del superhéroe: Thor: Love and Thunder. Un cambio radical, del paradisíaco enclave de la costa este donde viven… a la ciudad. Y no ha sido fácil “sobre todos para mis hijos. Yo decía: “No se van a poner los zapatos ni un día” (ríe). Han cambiado ir vestidos de calle y sin zapatos por el uniforme y un colegio más estricto y muchísimo más grande. Para los niños ha sido más shock adaptarse a la ciudad, al tráfico… Por lo menos, casi todos los días intentábamos ir en bici al cole. Al final, se adaptaron y les encantó, ha sido una experiencia... ¡Pero estaban deseando volver aquí a ser unos salvajes descalzos!” nos Elsa riendo.
Ahora, de nuevo en su hogar de Byron Bay, el plan es “disfrutar de mis hijos. Ha sido un proyecto detrás de otro y no he podido estar tanto con los peques como me gusta así que de momento me tomo un tiempo para hacer mi papel de madre otra vez, me encanta, lo disfruto un montón y tengo la suerte de poder hacerlo” comenta la actriz, que volverá también a su gran pasión, los caballos, donde le ha salido una dura competidora, India. “Ella tiene obviamente un caballo pequeño, un pony pero da casi miedo verla como salta ya. Yo también he empezado a participar en pequeñas competiciones de salto y quiero que vayamos las dos juntas. Es una competidora porque además tiene ganas de ganar a toda costa”, ríe.
He empezado a participar en pequeñas competiciones de salto y quiero que vayamos las dos juntas -dice Elsa de su hija-. Chris también está compitiendo conmigo en los caballos”
“A uno de los mellizos le gusta el surf y está dedicado con su padre, al otro le gusta menos. Pero a los dos les gusta montar a caballo, han ido a algunas competiciones con su hermana, aunque no tienen obsesión. Yo quería que ellos supiesen montar, podernos ir todos juntos, para mí es importante practicar un deporte familiar. Chris también está compitiendo conmigo en los caballos”, concluye Elsa, ahora morena: “fue una cosa de guion porque las mujeres soldados no tienen tanto tiempo de hacerse las mechas todos los días, así que era mejor un pelo más natural (ríe); pero de momento lo dejo así, voy a ver las exigencias del próximo proyecto no vaya a ser que cambie ahora y tenga que volver al castaño de nuevo”.