Hace más de treinta años que Ágatha Ruiz de la Prada conoció a Mila Ximénez. Durante todo este tiempo, no sólo pudieron forjar una estrecha amistad, sino que ambas llegaron a trabajar juntas y hasta compartir pasarela. Cabe recordar que la periodista diseñó los caftanes que Ágatha presentó en la Semana de la Moda de Madrid, a finales de enero de 2020. Fue un momento muy especial, que tuvo lugar cinco meses antes de que a Mila le diagnosticaran un cáncer de pulmón. Ahora, tras el trágico desenlace, la creadora se encuentra “tristísima”, como manifiesta a ¡HOLA!. “Algo que demuestra su inteligencia y su grandeza es que ha hecho lo que querríamos hacer todos, que es morirnos en nuestra cama. Es uno de los sueños de mi vida. Y Mila es tan lista que ella se ha ido en su cama”, nos añade, muy emocionada.
-¿Cómo te encuentras, Ágatha?
-Estoy tristísima. El miércoles de la semana pasada me llamaron a las siete de la tarde y me dijeron que esto se había acabado. Desde entonces, buscaba internet todo el día con el teléfono, aunque luego ya me tranquilicé… He estado súper pendiente y he rezado un montón por ella. Mila ha sido una mujer excepcional.
-En el mismo día de su fallecimiento, le has dedicado otro premio en Logroño (hace unos días hizo lo mismo en Málaga).
-Sí, unos premios de vino que se llaman Pura Cepa. Es que nunca una persona ha llevado mis trajes de una forma tan generosa. Cuando se ha podido poner puesto cien trajes, se los ha puesto: en la tele, en su vida normal, cuando acudía algún sitio… Además, es que se ponía todos, los baratos y los caros.
-¿Cuándo conociste a Mila?
-Cuando estaba con Manolo Santana.
-¿En su etapa marbellí?
-Sí, aunque yo nunca fui marbellí. La conocí en la noche madrileña, que tampoco es que yo la frecuentara demasiado, pero fue en Pachá o por ahí. Dentro de ese mundo de la tele, Mila era una mujer de grandísima categoría. Y la categoría se tiene o no se tiene, pero ella tenía muchísima. Una persona con muchísima clase, intelectualmente y de manera de ser. He tenido la enorme suerte de estar cerca de ella y de ser su amiga.
-¿Es lo que te quedas de Mila y lo que destacas de su carácter?
-Era una mujer muy mujer, con todos los problemas que tenemos las mujeres. Era una gran amiga y una señora muy solidaria. Conmigo se ha portado de película, porque me ha ayudado muchísimo… Y gratis. Además, ha sido la mejor modelo que he tenido en mi vida. Contra todo pronóstico, vendía más diseños que Naomi Campbell. Se ponía un traje y, a los diez minutos, estaba agotado.
-¿Guardas alguna anécdota especial?
-Durante una época, nos escribíamos todos, todos los días. Luego, hicimos la colección juntas, que fue una experiencia extraordinaria. Ella estaba entusiasmada, ilusionada… Mila tenía muchas ganas de vivir.
-¿Has podido hablar con su familia?
-Con su entorno más próximo. (De su fallecimiento) Me avisó Pablo Mallavia, que era su estilista y un gran amigo suyo. Durante todo este tiempo, he hablado con él todos los días.
-¿Te pudiste despedir de Mila?
-No. Hace unos días la escribí, pero no me contestó y eso que siempre lo hacía. Ahí noté que la cosa no iba bien. Mira que yo le recomendé un médico… Ella iba a ir, pero alguien le dijo que fuese a otro médico… Siempre te queda esa cosa… Ha sido una cabronada. Ha sido un año muy duro para mí, porque he perdido a muchos amigos… Y ella era una de las más… –se le entrecorta la voz–.
-¿De las más especiales?
-Sí, de las más especiales.