En la última etapa de su vida, los grandes amores de Mila Ximénez han sido sus seres queridos y sus amigos, quienes han estado a su lado de manera incondicional durante los meses en los que ha estado recibiendo tratamiento contra el cáncer. Pero lo cierto es que a lo largo de su vida, la colaboradora de Sálvame estuvo varias veces enamorada. La relación que la lanzó a la fama fue la que mantuvo con el tenista Manolo Santana, al que conoció gracias a una amiga en común que los presentó en 1979 en la Ciudad Deportiva del Real Madrid. En 1981 sus caminos se separaron temporalmente pero, tras una pausa, en 1983 dieron un paso más al convertirse en marido y mujer. Su enlace, que se celebró por lo civil en los juzgados de la localidad madrileña de Villalba, congregó a numerosos rostros conocidos como la princesa Tessa de Baviera y Adolfo Suárez (ambos ejercieron de padrinos), Isabel Preysler y Carlos Falcó, Ángel Nieto, Rocío Jurado... Mila y Manolo eran una de las parejas más destacadas del momento y su felicidad se completó dos años después con el nacimiento de Alba, su única hija.
Durante los años que duró su matrimonio, Mila y el tenista tenían una vida plena en la que estaban convencidos de haber encontrado el uno en el otro a la pareja perfecta. "Manolo y yo somos distintos en casi todo, por eso nos compenetramos. Él es tranquilo y yo puro nervio; él tiene paciencia y yo lo quiero, lo quiero ya. Pienso que es mejor que sea todo así porque si los dos fuéramos tranquilos seríamos una pareja aburrida, y si fuéramos impulsivos ambos sería tremendo", decía ella en las páginas de ¡HOLA! sobre las claves de su feliz matrimonio. Sin embargo, a punto de despedir 1986 ponían punto y final a su relación. Al hacerse pública esta inesperada decisión (poco antes estrenaron nueva casa en Marbella y confesaron su deseo de ampliar la familia), Santana reconocía que en los últimos tiempos se identificaba más con el papel de padre que con el de marido, mientras que la periodista andaluza explicaba que ella había ido al matrimonio "sin las taras de un fracaso conyugal anterior, cosa que no le ocurría a Manolo". Cabe recordar a este respecto que él había estado antes casado con Fernanda Dopeso.
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Al concluir esta mediática relación comenzó una nueva etapa para ambos en la que Mila durante un tiempo se dedicó a sí misma y a su pequeña Alba. En mayo de 1989 explicaba en las páginas de ¡HOLA! que le había resultado difícil olvidar a su exmarido y que aunque en esos años separada había tenido algunas ilusiones, entre las que estuvo José Sacristán o Antonio Arribas -el que fuera pareja de Carmen Ordoñez-, era en ese momento cuando por fin podía decir que el amor volvía a llamar a su puerta. Sin embargo, prefirió no compartir la identidad de este hombre al que definía como "un ser precioso". Sí se mostró públicamente tiempo después junto a Rafael Aguilera, un millonario marroquí con el que estuvo entre 1997 y 1999. Pero el romance no tuvo un final feliz a pesar de que incluso pensaron en boda. Sus caminos se bifurcaron, aunque el cariño se mantuvo intacto tal y como ella demostró cuando en 2018 falleció su ex. "Jamás amé tanto a alguien y jamás me obstiné tanto en la torpeza de no demostrárselo. Solo me quedará despedirme en el andén que imaginaré en mis sueños. Alguien dijo que nadie muere del todo mientras se le recuerde. Seguirás conmigo hasta que el recuerdo me abandone", decía.
En agosto de 2020, Mila se mostraba feliz de la mano de un chico llamado Mario Santana que tenía veinte años menos que ella y aspiraba a trabajar en una compañía aérea. La pareja, que se conoció por unos amigos comunes, posó en ¡HOLA! muy acaramelada durante unas vacaciones en Tenerife. En el reportaje la periodista definía a su pareja como "la persona más tierna, más cálida y más humana que he conocido nunca". Aquella historia de amor, marcada por la distancia, ya que ella vivía en Madrid y él en Canarias, no avanzó según lo esperado. Tampoco fuctificó su affaire con el polémico abogado Emilio Rodríguez Menéndez, una breve etapa que ella prefirió enterrar en el olvido.
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En los últimos años, Mila prefirió mantener perfil discreto en lo que tenía que ver con lo sentimental. Aunque sí que ha querido desvelar algunos detalles de esos romances que marcaron para siempre su vida. En su paso por Gran Hermano VIP, por ejemplo, admitió que Rafael Aguilera había sido el amor de su vida, a pesar de que cuando él falleció ya no estaban juntos. Su prioridad en esta etapa final han sido, en vez de las relaciones románticas, su hija y sus nietos, Alexander y Victoria, de 14 y 9 años, fruto del matrimonio de Alba Santana con el empresario Aviv Miron.