Durante mucho tiempo Mila Ximénez fue una de las grandes protagonistas de la pequeña pantalla. Gracias a su participación en algunos programas de éxito de Telecinco como Crónicas marcianas, Sálvame o Supervivientes consiguió 'colarse' en la casa de miles de espectadores que siguieron de cerca tanto su trayectoria como la evolución de su enfermedad. Sin embargo, antes de convertirse en colaboradora habitual de televisión, su vida era diferente aunque igualmente conocida. Su nombre comenzó a sonar entre el público hace prácticamente cuatro décadas, a comienzos de los años 80, gracias a su relación sentimental con el tenista Manolo Santana, con el que vivía en Marbella. Aquella era la época dorada de la ciudad andaluza y, por tanto, Mila Ximénez, que ha fallecido tras cumplir el pasado mes de mayo 69 años, vivió en primera persona ese esplendor de la Costa del Sol.
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Mila Ximénez de Cisneros se casó en 1983 con Manolo Santana, que era una de las figuras más destacadas del tenis mundial (ganó tres Roland Garros, Wimbledon y un Open de Estados Unidos). Durante aquellos años de matrimonio, el día a día de la periodista estaba rodeado de glamour y lujo. Su vida social era intensa y no paraba de hacer planes, organizar cenas en las que participaban artistas como Lolita Flores... Tal y como ella misma recordaba en Sálvame, durante aquellos años de máximo brillo de la ciudad malagueña, los problemas eran "algo superlejano" y no tenía que ocuparse de nada. La periodista formaba parte de la jet set marbellí, disfrutaba de todo tipo de lujos y facilidades y su felicidad era plena gracias a la maternidad puesto que en 1984 nacía su hija Alba, la primera para ella y la cuarta para el deportista. Además, profesionalmente también saboreó el éxito gracias a una sección del diario ABC llamada "Café con Mila Santana" en la que entrevistaba a diferentes personalidades relevantes.
Al rememorar aquellos años dorados, Mila reconocía que habían estado marcados por las luces pero también por las sombras. En 2019, en su blog, explicaba que tenía buenos recuerdos de esa etapa y que en ella fue feliz, pero que la memoria a su vez le arrastraba "por un tsunami del que nunca he podido superar sus secuelas". Tras conocerse su relación con Manolo Santana, la periodista fue portada de ¡HOLA! en varias ocasiones y protagonizó numerosos reportajes. Primero posando como una pareja feliz y enamorada, después compartiendo la alegría de su boda y las imágenes de su luna de miel y, posteriormente, con el nacimiento de su hija.
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"Siempre entendí que Manolo era mi futuro marido desde que le conocí, pero al ser un personaje público no era nada fácil llegar a esto (...) Hemos podido alcanzar la meta que deseábamos desde el principio: casarnos y estar juntos", decía Mila en febrero de 1983, cuando se convirtieron en marido y mujer. Nuestras páginas mostraron imágenes del gran día, que se celebró en los juzgados de la localidad madrileña de Villalba, donde Tessa de Baviera y Adolfo Suárez ejercieron como testigos. El banquete se hizo en Casa Lucio y la fiesta en la discoteca Mau-Mau, donde asistieron amigos como Rocío Jurado y Pedro Carrasco, Isabel Preyser y el marqués de Griñón o los marqueses de Cubas.
La llegada de su pequeña Alba fue la mayor alegría para el matrimonio, quien la presentó en ¡HOLA! estando aún en el hospital. Alli nos explicaron que habían elegido ese nombre por ser "corto y muy bonito" y que los hijos mayores del tenista estaban emocionados con el nuevo miembro de la familia. En mayo de 1984 Alba recibió las aguas bautismales en la parroquia marbellí de Nueva Andalucía, donde ejercieron como padrinos a su hermana Beatriz (fruto del primer matrimonio de Manolo Santana) y José Lata Liste. Posteriormente hicieron una fiesta flamenca con invitados como Philippe Junot, Alfonso de Hohenlohe.... Tan felices estaban Mila y Manolo con su pequeña, con la que posaron en nuestra revista varias veces, que pensaron en repetir experiencia. "Me estoy animando... quiero tener un niño pronto", nos confesaba ella.
Un punto de inflexión
A finales de 1986, tres años después de casarse por lo civil, Mila Ximénez y Manolo Santana pusieron punto y final a su historia de amor con un divorcio poco amistoso del que ella habló en ¡HOLA!. "Cuando me casé con Manolo idealizaba el matrimonio. Pensaba que la atracción, la dedicación y las ilusiones permanecerían inalterables, pero me he dado cuenta de que no es así...", decía la periodista, asegurando que estaba "resignada". Tiempo después, ya instalada en Madrid con Alba, nos confesaba que había sido difícil olvidar al padre de su hija pero que estaba iniciando una nueva ilusión y que para volver a ser feliz completamente necesitaría formar otra familia. Sin embargo, y aunque se enamoró de Rafael Aguilera o Mario Santana, ese deseo nunca se hizo realidad.
A raíz de ese momento comenzó para la periodista una complicada etapa en la que incluso tuvo que renunciar a la custodia de Alba por su precariedad económica. No en vano, en 1987 dejó de trabajar en Directamente Encarna, el programa que la periodista Encarna Sánchez, fallecida en 1996, presentaba en la cadena COPE. Durante su paso por la séptima edición de GH VIP 7 habló de aquella etapa marcada por la dificultad. Ella misma decía que tras la dolce vita marbellí llegó justo lo contrario, tocó fondo y tras separarse perdió "el timón de mi vida" y dejó de ser feliz durante una década. Estuvo viviendo en diferentes ciudades, durmiendo en las casas de algunos amigos o en el coche, y ante la falta de ofertas profesionales vendía accesorios de plata o de piel en la Puerta del Sol de Madrid.
Mila pensaba "que no iba a levantar cabeza", pero la situación se revirtió gracias al trabajo. Empezó a colaborar en Crónicas Marcianas y en medio de esta estabilidad profesional recibió otro nuevo revés al perder a sus padres con escasos meses de diferencia. Pero en 2003 recibió una llamada que cambió para siempre su vida. Al otro lado del teléfono estaba Raúl Prieto, quien le ofreció participar en Aquí hay tomate. Aquel programa marcó el inicio de una nueva etapa dorada que se ha extendido hasta el último momento gracias Sálvame, donde formó una segunda familia que se ha mantenido a su lado de manera incondicional. Además, el espacio presentado por Jorge Javier Vázquez le abrió la puerta a otros formatos como Supervivientes y Gran Hermano, donde el público pudo conocerla más y sentirla más cerca.