En marzo de 2020, poco antes de que se declarara el estado de alarma, Macarena Gómez y Aldo Comas dejaron Barcelona y se instalaron con su hijo, Dante, en su finca en el Alto Ampurdán. La actriz y el empresario huyeron de la ciudad en busca de paz y seguridad. Pero en esa bucólica comarca catalana, que enamoró a artistas como Dalí, Miró y Picasso, también encontraron a las musas. La pareja pasó los meses más difíciles del confinamiento y la distancia social cultivando el huerto, alimentando a sus animales exóticos —emúes de Australia, alpacas de los Andes y gallos asiáticos—, cortando leña y manteniendo las malezas a raya, restaurando la masía —un viejo molino que da nombre a la propiedad— y compartiendo juegos con su niño.
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En ese proceso, Macarena y Aldo se han reinventado. La actriz, muy popular por su papel de Lola Trujillo en la serie La que se avecina y, más recientemente, por su participación en 30 monedas, a las órdenes de Álex de la Iglesia, ha decidido explorar el mundo de la producción cinematográfica. Y el multifacético Aldo —DJ, músico, instructor de vuelo...— empezó a pintar obras de gran tamaño con reminiscencias del arte pop, el grafiti y la cultura callejera del Nueva York de la década de 1980.
“La pandemia nos ha dado el empujón que necesitábamos para reinventarnos”, afirman
“La pandemia nos ha dado el empujón que necesitábamos para reinventarnos”, dicen casi al unísono. En su caso, la reinvención es metafórica y literal. Macarena sigue trabajando como actriz, pero está volcada en la lectura de guiones para empezar a producir. Y Aldo ha decidido que no volverá al mundo de la empresa y que se va a dedicar exclusivamente al arte. En septiembre del año pasado, con la ayuda de su amiga Fiona Ferrer, realizó su primera exposición, en la Gallery Red, de Palma de Mallorca, y vendió casi todas sus obras. Ahora está preparando su segunda gran muestra, en el hotel Sa Talaia, antigua casa de veraneo de la familia Matutes en Ibiza, que se inaugurará el 15 de julio. Fiona, su mecenas, se ha encargado de la curaduría.
—Aldo, ¿cómo se te ocurrió empezar a pintar?
—Ya de pequeño dibujaba y mi abuela ha pintado toda la vida, pero la primera vez que me puse a pintar sobre lienzo en serio fue durante el confinamiento. Empecé a hacerlo porque no sabía qué hacer durante los meses de encierro ni cómo canalizar la creatividad. Estábamos en unos momentos tan oscuros que necesitaba ponerle color a la vida. Cuando pinto, entro en una dimensión onírica, romántica y sin límites. Para mí, la pintura es la sublimación plástica de nuestros sueños más profundos.
“Empecé a pintar porque no sabía qué hacer durante los meses de encierro. En un momento tan oscuro, necesitaba ponerle color a la vida”, dice Aldo
—Entonces, la pandemia te dio el empujón…
ALDO.—Totalmente. No podíamos hacer nada, no podíamos salir, estaba todo cerrado. Entonces empecé a pintar y a vender mis pinturas. Luego apareció Fiona Ferrer en mi vida. Ella me presentó a la gente de Gallery Red, la galería en Mallorca que vende mi obra. Hice mi primera exposición en septiembre del año pasado y se vendió casi todo. En ese momento decidí no hacer otra cosa y dedicarme a esto para el resto de mi vida.
MACARENA.—Sin duda, la pandemia nos ha dado el empujón que necesitábamos para reinventarnos.
—Macarena, tú también has sufrido un cambio. Ahora empiezas a dedicarte a la producción…
—Sí, he aprovechado la coyuntura. Yo siempre quise dedicarme a la producción, llevaba años pensándolo, pero tenía poco tiempo y muchísimo desconocimiento al respecto. Con tanto tiempo libre, sin saber cuándo iba a volver a actuar, me puse a estudiar producción y a estudiar proyectos. Hice muchos cursos y muchas llamadas de teléfono a todos mis amigos productores. Les hacía preguntas de todo tipo. Estoy muy emocionada con esta nueva etapa de mi vida, pero yo sigo diciendo que soy actriz, una actriz que también se va a dedicar a la producción. Producir películas es lo siguiente a protagonizarlas.
“Mi sueño es crear películas que luego pueda protagonizar”, explica Macarena. “No siempre has de esperar “la llamada”. A veces, hay que hacerse la llamada a una misma”
—Como actriz, ¿sientes que no se hacen las películas que te gustaría interpretar o ver?
—A lo largo de los años, inconscientemente, he ido produciendo muchos cortos. Cuando participas en cortometrajes, la mayoría no son remunerados, incluso yo ayudaba económicamente a esos proyectos, así que ya estaba produciendo. Tengo muchos conocidos que me dan sus guiones y me encanta leerlos. Leo muchos proyectos que se van a quedar en un cajón y quiero ayudar a cumplir sus sueños. No quiero que el talento se quede dormido en un cajón. He creado la productora para producir historias que me hagan vibrar. No hay que tener miedo a lanzarse a soñar, crear y construir los proyectos desde sus inicios. Mi sueño también es crear películas que luego pueda protagonizar. No siempre has de esperar ‘la llamada’. A veces, hay que hacerse la llamada a una misma.
—Aldo, ¿tú te has formado en arte o sigues tu intuición?
—Tengo un maestro que me da consejos: Domingo Zapata. Lo conocí hace tiempo y me ha apoyado mucho. Él me ayuda con las dudas técnicas. Siempre que tengo alguna pregunta, lo llamo. Pero he aprendido con la intuición y el corazón. Según dicen los que entienden, soy un pintor que no trabaja con la técnica. Mi técnica consiste en volver a la infancia, trabajar con los colores, las formas… Para mí, el arte es volver a la infancia. Estoy reviviendo mi niñez. Es un proceso instintivo, de aprendizaje en solitario, manchándome las manos, probando materiales. Hasta que no coges un pincel y te pones a pintar, no entiendes lo que cuesta realizar una pintura como las de Goya.
—¿Cuáles son tus referencias artísticas?
—¿Pintores? Desde Jean-Michel Basquiat hasta David Hockney, pasando por Damien Hirst y Jeff Koons, pero también los clásicos, como El Greco, Goya, Picasso, Cézanne, Matisse… Consumo de todo, porque ahora, en la posmodernidad, hay que ver de todo para poder crear ideas originales.
—Tu obra tiene mucho de arte pop, de Keith Haring…
—¡Me encanta Keith Haring! Todo lo que se hizo en Nueva York en esa época está muy ligado a lo que estoy haciendo yo ahora: callejero, visceral, beatnik, punk… Intento seguir ese espíritu instintivo y sin técnica que se creó en la Factory de Andy Warhol.
“Todo el mundo me pregunta: “¿Cómo es vivir en el campo criando animales?”. Yo digo que es como interpretar un personaje. Ahora hago de granjera”, explica la actriz
—¿Qué te dijo Macarena cuando le anunciaste que ibas a ser artista?
—¿Qué me dijo? Que responda Maca.
—¿Maca?
—No me sorprendió. Me dijo: “Me voy a dedicar a pintar”. Y yo le respondí: “Ah, muy bien. Seguro que lo harás maravillosamente”. Aldo es una persona muy creativa. Eso lo heredó de su abuela.
“No quiero volver al mundo de la empresa. Quiero dedicarme al arte, que es la transacción más pura que existe”, confiesa Aldo
—Aldo, tu abuela pintaba…
—Mi abuela Pilar Colón pintó toda su viva. Sigue viva. Algunas de mi obras le rinden homenaje porque ella pintó, pero nunca expuso y nunca vendió. Yo cogí cuadros pintados por ella y los intervine. De alguna manera, he puesto sus cuadros en el mercado. Es un homenaje a ella, la persona que me culturizó.
—¿Entonces has dejado de lado todos tus otros proyectos?
—Yo quiero ser artista y he decidido que no quiero volver al mundo de la empresa. Quiero dedicarme al arte, que es la transacción más pura que existe. También estoy escribiendo ideas de guion para Maca.
M.—¡Claro! Eso es maravilloso. Aldo tiene muchas ideas y yo, que soy más pragmática, busco al guionista más adecuado para desarrollar el guion. Desde mi productora, chupo mucho de las ideas de Aldo.
A.—Yo soy el caos y ella es el orden. Por eso nos potenciamos, como la Naturaleza. En la Naturaleza reina el caos, pero, en el fondo, hay mucho orden.
—Aldo, tienes muchos amigos famosos. ¿Alguno ya tiene una obra tuya?
—Nacho Guerreros, compañero de Maca en La que se avecina, fue el primero en comprar una obra mía. Najwa Nimri también fue de las primeras. Hay obras mías en Patagonia, Nueva York, Mónaco…
“Hasta que no coges un pincel y te pones a pintar, no entiendes lo que cuesta realizar una pintura como las de Goya”, dice Aldo, que tiene su taller en la finca
—Lleváis ya más de un año en el Ampurdán, ¿cómo os organizáis?
A.—Yo tengo el estudio aquí y soy el que pasa más tiempo en el campo. Me ocupo de los animales y me paso el día pintando. Y Maca está a caballo entre ‘El Molino’, Madrid y Barcelona.
M.—Todo lo que tenga que ver con producción lo puedo hacer online, y cuando tengo que rodar, voy a la ciudad. Vivo arriba de un tren (risas).
—Macarena, ¿qué proyectos tienes ahora como actriz?
—Soy muy maniática y nunca hablo de los proyectos que todavía no he firmado. Tengo dos series para dos plataformas distintas, pero no puedo decir mucho más. Estoy contenta, tengo trabajo.
—¿Qué es lo que más te gusta de Aldo?
—Su creatividad. Es una persona muy creativa y muy inteligente.
“Lo que más me gusta de Macarena es su camaleonismo. La puedo llevar a tocar la guitarra con los “hippies” y luego a un palacio y ella siempre está feliz”, reconoce Aldo
—Y a ti Aldo, ¿qué es lo que más te gusta de Maca?
—Es la mejor actriz del mundo. Lo que más me gusta de ella es su camaleonismo. La puedo llevar con los hippies a tocar la guitarra en la calle y luego a un palacio y ella siempre está feliz. Nada la cohíbe. No importa si hacemos un viaje de mochileros o un viaje de lujo, ella siempre está ilusionada. Además de eso, aguanta todas mis locuras, que no es poco.
M.—Aldo también tiene una capacidad de adaptación maravillosa. Eso es muy importante.
A.—Al final, de eso trata la cultura, de estar preparado para cualquier cosa.
—¿Cuántos años lleváis juntos?
A.—Llevamos doce años juntos y casados desde dos mil trece.
—Eso equivale a toda una vida…
A.—Claro, es como la vida de los perros: un año nuestro equivale a siete de un ser humano ‘normal’ (risas).
M.—Y el último año, en el campo, cuenta todavía más. Nosotros vivíamos en Barcelona y pasamos de la gran ciudad al campo. Todo el mundo me pregunta: “¿Cómo es eso de vivir en el campo criando animales?”, Y yo les digo: “Estoy encantada”. Hemos aprendido a darle el biberón a las vacas y las ovejas. Esto es como interpretar un personaje. Ahora hago de granjera. Este campo se ha convertido en un lugar que me hace sentir libre.
—Katharine Hepburn, Mia Farrow, Nicole Kidman… Muchas grandes actrices han terminado viviendo en una granja.
A.—Maca, ¿ves? Siempre estás marcando estilo.