El buque oceanográfico 'Ángeles Alvariño' continúa en la zona donde, en el día de ayer, fue hallado el cuerpo sin vida de Olivia, para tratar de encontrar a su hermana Anna, de tan sólo un año, y su padre, Tomás Gimeno. Esta embarcación llegó a finales de mayo a la isla de Tenerife para incorporarse al operativo de búsqueda. Operada por el Instituto Español de Oceanografía, cuenta con un sonar de barrido lateral, un aparato que usa la propagación del sonido bajo el agua para obtener imágenes digitales de la superficie del fondo marino. Las señales acústicas emitidas rebotan en el fondo creando una imagen del mismo. Sus aplicaciones más comunes incluyen la cartografía detallada de comunidades de los fondos marinos, localización de tuberías, viaductos o cables, la búsqueda de objetos o yacimientos arqueológicos sumergidos, entre otros.
También dispone de un robot submarino, el ROV Liropus 2000, capaz de recuperar objetos en el mar hasta los 2.000 metros de profundidad. Equipado con siete cámaras, puede recorrer el fondo marino, enviar imágenes en directo e incluso recoger muestras. Este robot no tripulado ha costado un millón y medio de euros.
Su labor está centrada en rastrear la zona donde la lancha de Tomás Gimeno fue encontrada a la deriva y vacía, a una milla náutica del Puertito de Güímar. Ahí hace una radiografía del fondo marino con un sonar de rastreo lateral para tratar de identificar algún objeto extraño y, si es posible, subirlo luego a la superficie con un robot submarino.
El buque partió desde el puerto de Vigo a la isla de Tenerife después de casi siete días de travesía desde el puerto de la ciudad gallega y tras hacer una escala de dos días en la bahía de Cádiz. La incorporación del ‘Ángeles Alvariño’ a la búsqueda de las niñas fue anunciada por la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, durante un acto celebrado en la isla, en el que confirmó que se habían entablado conversaciones con el Instituto Español de Oceanografía para poder contar con sus medios de rastreo.
En la investigación participan también efectivos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), sumando cada día a más de setenta personas de medios aéreos y marítimos, además de terrestres. Sobre la investigación pesa el secreto de sumario y ha incluido varios registros en la finca de Tomás Gimeno, situada en Igueste de Candelaria, su lancha y su coche, las últimas ocasiones contando con el apoyo de una unidad canina desplazada desde Madrid. El cuerpo fue hallado por el robot submarino de rastreo del buque oceanográfico a mediodía del jueves a unos 1.000 metros de profundidad, a unas tres millas de la costa tinerfeña. Se encontraba en el interior de una bolsa de deportes amarrada a un ancla. Junto a ellas, se halló igualmente otra bolsa de deportes también lastrada por el ancla, vacía. El cuerpo fue trasladado a tierra sobre las 18.00 horas y llevado al Anatómico Forense para el levantamiento.