Los duques de Cambridge han estado de gira por diferentes pueblos y ciudades de Escocia, aunque ninguna tan especial como la de Saint Andrews (Fife), donde se enamoraron hace veinte años. “Aquí... conocí a Catherine. Escocia es muy importante para mí y siempre tendrá un lugar especial en mi corazón”, decía Guillermo horas antes de llegar al campus de la universidad, bajo la lluvia, sonrientes y con una emoción enorme al cruzar los muros. Del primer encuentro y las primeras citas como amigos, mientras vivían en la residencia de estudiantes, a compartir piso. De sus años de relación secreta a celebrar diez de matrimonio con tres hijos.
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Los condes de Strathearn —su título escocés— se reunieron con alumnos y profesorado; deambularon por los pasillos de San Salvador (Sally’s), donde vivieron, y visitaron las aulas donde estudiaron. Y también dibujaron corazones sobre el césped y plantaron un árbol en el bosque universitario. Todo frente a las cámaras, aunque encontraron su momento para una cita romántica y una escapada al fish and chips en el que solían almorzar durante su etapa universitaria.
Además de abrazar recuerdos, ese mismo día 26, los condes de Strathearn también renovaron su rivalidad deportiva con una carrera de land yatching (vehículos de arena con vela y ruedas) en West Sands, la playa de St. Andrews.
Los duques se apuntaron a la navegación terrestre y compitieron seriamente por ser el mejor con Fife Young Carers. “¡Te estoy pillando!”, gritaba Kate. “¡Vamos, abuelo!”, le decía, sin dejar de reír cuando su marido se quedó atascado en la arena.
Durante los cuatro días que compartieron de gira, surcaron los mares en las islas Orcadas, hablaron con empresarios, pescadores y familias, visitaron hospitales, centros del medio ambiente, la salud mental y personas sin hogar... Y también estuvieron al frente de momentos muy especiales en Holyroodhouse, la residencia de la Reina en Escocia.
Kate invitó al palacio a una niña con leucemia. Para que la reunión fuera perfecta, la pequeña Mila llevaba tiara, mientras que la duquesa, accediendo a su petición, iba vestida de rosa. Y, también prepararon chapatis con un grupo de mujeres sij a las que Guillermo confesó que el curry de Kate está demasiado picante.
Asimismo, y en reconocimiento al trabajo de los sanitarios durante la pandemia, los duques también asistieron a una sesión de autocine —vieron la película Cruella— en el Land Rover del duque de Edimburgo. Otro momento especial que la duquesa animó a disfrutar con “palomitas de maíz” y “acurrucados bajo las mantas”.