Tamara Falcó ha pasado unos días alejada de Íñigo Onieva, quien ha viajado a Ibiza para asistir a la reapertura del restaurante Tatel, perteneciente a Abel Matute,s Jr., y Rafael Nadal. Su novio trabaja para ellos en Mabel Hospitality, siendo director y dedicándose a la expansión de sus proyectos gastronómicos. Mientras tanto, Tamara ha estrechado lazos con Carolina Molas, la madre de Íñigo.
Si la semana pasada comprobábamos su complicidad en la hípica, ambas se han ido de compras por Madrid y han terminado adquiriendo ropa en tiendas de moda masculina—probablemente, para Íñigo—. Es una prueba de lo enamorados que están la marquesa de Griñón y su novio, pese a las últimas especulaciones. Igualmente, Tamara sigue pendiente de sus hermanos, Aldara y Duarte, los dos hijos pequeños del añorado Carlos Falcó.