El 23 de octubre de 1990, Fernando Fitz-James Stuart fue bautizado en la popular parroquia de San Román, en el corazón de Sevilla. Ese día, la prensa también bautizó al pequeño de otra manera: ‘El niño más grande de España’. Aquel simpático título hacía referencia a las numerosas veces que su abuela, Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, ostentó títulos con grandeza de España, la máxima dignidad en la jerarquía nobiliaria española.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Treinta y un años después, ‘el niño más grande de España’ ha crecido. Fernando Fitz-James y su mujer, Sofía Palazuelo, duques de Huéscar, se convirtieron en padres en septiembre de 2020 y el pasado sábado, tras meses de espera, pudieron bautizar a su hija, Rosario, que lleva uno de los nombres de su famosa bisabuela. Fue una ceremonia emotiva y marcada por el recuerdo de Cayetana de Alba. También fue un día histórico para la casa ducal, ya que, en un futuro, la pequeña será la XXI duquesa de Alba de Tormes y la cuarta mujer en la historia que ostente por derecho propio el título.
Los duques de Huéscar eligieron la parroquia de San Román para la liturgia, la misma donde Fernando recibió las aguas bautismales hace tres décadas. El templo, ubicado a pocos metros de la casa-palacio de Las Dueñas, era uno de los más queridos por doña Cayetana y, durante años, fue sede de la Hermandad de los Gitanos a la que pertenecía la duquesa. Luego, los duques de Huéscar presentaron a la niña ante la Virgen de las Angustias , de la que Cayetana era devota. La Virgen se encuentra en la iglesia del Valle, sede de la cofradía y donde descansan las cenizas de la bisabuela de Rosario.
Ha sido la primera aparición en público de los condes de Osorno tras su boda
Con el ánimo de sofocar el calor que azotó Sevilla este fin de semana, Fernando y Sofía retrasaron la celebración hasta las ocho de la tarde. Las abuelas de la pequeña, Matilde Solís y Sofía Barroso, fueron de las primeras en llegar. A las 20:00 horas, lo hicieron los duques de Huéscar, con su primogénita. La niña, con unos impresionantes ojos azules y muy espabilada, se mostró tranquila en todo momento.
Un faldón con historia
La primogénita de los duques de Huéscar, y primera nieta del duque de Alba, lució un faldón de cristianar beis con mucha historia, el mismo con el que fueron bautizados su padre, su abuelo y otros miembros de la familia. La duquesa de Híjar regaló este batón a su nieta Cayetana para bautizar a su hijo Carlos, y, luego, la aristócrata lo utilizó con todos sus hijos.
Sofía Palazuelo, a juego con la pequeña, lució un elegante diseño de la firma de Inés Domecq, The IQ Collection , con un gran volante en el bajo y las características solapas sobre los hombros a las que recurre la diseñadora jerezana. Inés, marquesa de Almenara, está casada con Javier Martínez de Irujo, primo de Fernando Fitz-James. Sofía completó su estilismo con unas sandalias de tacón en color coral, a juego con la piedra de sus pendientes, y un brazalete dorado.
Su marido, el duque de Huéscar, optó por un traje cruzado azul marino, similar al de su padre, el duque de Alba, que posó emocionado y orgulloso con su nieta. Carlos Alba dijo que su nieta se portó muy bien durante la ceremonia y que es una niña “buenísima”. “Ha sido un día muy emotivo, con muchos recuerdos y muy emocionante”, confesó el abuelo.
La ceremonia religiosa fue oficiada por Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp , que casó a los duques de Huéscar en 2019 y a los condes de Osorno hace dos semanas. El coro de la parroquia Santa María de las Flores, de la que Sánchez-Dalp es párroco, musicalizó la misa.
Eugenia, duquesa de Montoro, estaba radiante junto a su marido, Narcís Rebollo, y su hija, Cayetana Rivera. Sofía y Belén compartieron risas y confidencias
Los padrinos de la niña fueron Beltrán Palazuelo y Blanca Barrera-Cuadra . El padrino no solo es el tío de Rosario (es el hermano pequeño de la duquesa de Huéscar), sino que también tiene una gran amistad con su cuñado. Ambos estudiaron en el colegio Santa María de los Rosales de Madrid y fueron a la misma universidad. Además, Beltrán tuvo un papel relevante en la historia de amor de Fernando y Sofía, ya que fue quien presentó a la pareja.
Blanca Barrera-Cuadra, la madrina, es buena amiga de Sofía y fue testigo en la boda de los duques de Huéscar. La empresaria gastronómica escogió un colorido y favorecedor conjunto de dos piezas estampado con palmeras en verde y dorado.
A pesar de lo emotivo del servicio, las altas temperaturas de la capital hispalense jugaron una mala pasada a Fernando Martínez de Irujo, tío de Fernando, que tuvo que abandonar el templo tras sufrir un mareo fruto del excesivo calor.
Presentación ante la Virgen
Tras la ceremonia, los duques de Huéscar y su hija se dirigieron hasta la iglesia del Valle, sede de la Hermandad de Los Gitanos. Doña Cayetana restauró el templo y allí reposan sus cenizas. La aristócrata, fallecida en el 2014, era hermana de esta cofradía y camarera de honor de María Santísima de las Angustias, y recibió la medalla de oro de la corporación.
“Fue una ceremonia preciosa, muy íntima. Queríamos recibir a la futura duquesa de Alba en la Hermandad y fue un acto muy emotivo y bonito”, explica José María Flores Vargas, hermano mayor de la cofradía, a ¡HOLA! “También hicimos hermana a su madre, Sofía. Se cantó la Salve a la Virgen de las Angustias”, añade Flores. “Yo recordé a doña Cayetana, que fue una gran benefactora para nosotros, y recordé todo lo que ella aportó, empezando por ese magnífico santuario en el que se rinde culto al Señor de la Salud y a la Virgen de las Angustias”.
La pequeña Rosario, de nueve meses de vida, recibió la medalla de la Hermandad con su nombre grabado y la fecha del Bautismo, acreditando que ya pertenece a la cofradía. Algunos hermanos amenizaron el acto interpretando un par de sevillanas, que tanto le gustaban a la duquesa de Alba y que tan bien sabía bailar.
Bárbara Mirjan asistió en nombre de Cayetano Martínez de Irujo, que sigue convaleciente
A la salida del templo, la niña cogió la medalla que recibió su madre, como queriendo mostrarla al público. Sus padres confesaron que había sido un acto bonito y lleno de homenajes a Cayetana de Alba. “Rosario se ha portado muy bien, es una niña muy buena. No ha llorado nada, ni un sonido”, explicó Belén Corsini, tía de la pequeña y flamante condesa de Osorno. Al ser preguntada por si se animaría pronto a darle un primo a la niña, comentó: “Ya veremos. Me estáis presionando”.
La elegancia de las invitadas
El bautizo reunió a la familia Alba casi al completo, con casi todos los hijos y nietos de Cayetana presentes. Tampoco faltó Alfonso Diez, viudo de la duquesa. Este ha sido el primer acto de Belén Corsini como condesa de Osorno. La mujer de Carlos Fitz-James deslumbró por su estilo, con un vestido de corte midi en color rosa, cuello perkins y manga abullonada francesa.
El empresario y aristócrata José Antonio Ruiz-Berdejo, que fue novio de la heredera americana Pia Getty, asistió con su nueva pareja, Alessandra Gorla, una atractiva experta en ciberseguridad
Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro, apostó por un diseño colorido y retro de Jorge Vázquez. Junto a su marido, Narcís Rebollo, demostró ser la viva imagen de la felicidad. Su hija, Tana Rivera, optó por un diseño rojo anaranjado de corte midi con detalles geométricos bordados en azul de la colección de Inés Domecq.
Una de las ausencias más sonadas fue la de Cayetano Martínez de Irujo, que todavía se encuentra convaleciente de una operación. Bárbara Mirjan, novia del duque de Arjona, asistió en su nombre y deslumbró con un vestido tipo mantón de manila con flecos de Rocío Peralta.
La novia de Enrique Solís Tello, la modelo Alejandra Domínguez, también dio lección de estilo. La joven sevillana lució un traje sastre firmado por Antonio García.
Cena al aire libre y flamenco
Al anochecer, los convidados disfrutaron de una recepción en Las Dueñas, la casa en la que más le gustaba vivir a la duquesa de Alba. Los duques de Huéscar ofrecieron a sus invitados un cóctel en el patio y una cena en los jardines, servida por Blanca Barrera-Cuadra. La noche terminó como le habría gustado a la duquesa de Alba: con música flamenca.