Con el estreno, cada semana, de un nuevo capítulo de Luis Miguel, la serie, la legión de admiradores del llamado “Sol de México” se divierte haciendo conjeturas sobre cuánto habrá de verdad y cuánto de ficción en la producción de Netflix.
Pero algo que podemos decir que se ajusta fielmente a la realidad es la pasión que el cantante sentía por los diseños de Gianni Versace. Diego Boneta, el actor que da vida al artista, aparece en algunos episodios vistiendo una icónica camisa de seda del malogrado creador italiano. Se trata de una de las prendas más famosas que utilizó Luis Miguel en los años noventa. De estampado barroco, con la inconfundible Medusa marca de la casa y colores vibrantes, el artista estrenó esta lujosa pieza en el Festival de Acapulco de 1993, donde protagonizó una actuación que sirvió de arranque a una de sus giras más ambiciosas, el Tour Aries.
Luis Miguel recorrió distintas ciudades de México, Latinoamérica y Estados Unidos, con tres shows inolvidables, el mencionado en Acapulco, y los que protagonizó en Viña del Mar y Buenos Aires. Con esta gira de conciertos enloquecía a los fans no solo con las nuevas canciones del álbum Aries (entre las que se incluían, Hasta que me olvides, Qué nivel de mujer o Suave), también con el estilo de vestir que adoptó en la que quizá sea su etapa más rebelde y exitosa.
Luis Miguel quería romper barreras no solo con su música, también con su nuevo estilo, divertido y hasta un tanto extravagante
Después volvería a los clásicos trajes negros de corte impecable que Luis Miguel ha convertido en seña de identidad en sus recitales, pero en ese momento el astro mexicano quería romper barreras no solo con su música, también con su nuevo estilo, divertido y hasta un tanto extravagante. Y creó tendencia usando no solo las llamativas camisas de seda diseñadas por Gianni, también otros accesorios de la casa, como los cinturones.
Pero la fascinación de Luis Miguel por el genio calabrés llegó más allá. En el año 2001, el artista decidió realizar la presentación mundial de Mis romances, su décimo cuarto álbum de estudio, en Casa Casuarina. La mansión que Gianni Versace poseía en Miami y a cuyas puertas había sido asesinado en julio del 97, fue el escenario escogido para dar a conocer el cuarto álbum de boleros de su carrera.
“Llevo veinte años cantando al amor y aún no lo he encontrando”, confesó Luis Miguel en la rueda de prensa que ofreció en la casa del malogrado Gianni Versace en Miami
En ese templo al hedonismo, barroco y suntuoso, repleto de esculturas, vidrieras y mosaicos, el divo mexicano convocó a más de trescientos periodistas a una rueda de prensa que tuvo lugar en el jardín de la casa, presidido por la magnífica piscina y la medusa que simboliza la firma Versace.
Aquella noche, el artista no sólo habló del amor a través de los boleros que había rescatado en su nuevo trabajo -Tú me acostumbraste, Perfidia, Toda una vida, Volver, La última noche o Amor, amor, amor-, también abrió su corazón, tras haber vivido un momento, digamos, delicado.
No hacía mucho que Luis Miguel había terminado su affaire con Mariah Carey, un episodio que terminó con una crisis nerviosa y una estancia en el hospital para la cantante estadounidense. Aunque era un tema tabú, el cantante admitió que sobre esa relación no tenía nada que decir, “esa relación terminó”, sentenció. Sin embargo, confesó que en ese momento estaba “más soltero que nunca”, que había sentido el amor y había vivido muchas experiencias, “pero llevo veinte años cantando al amor y aún no lo he encontrando”. De eso han pasado otros veinte años y seguimos sin saber si Luis Miguel, por fin, lo ha encontrado.